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Reconozcámoslo, cuando se trata de preparar la cocina del día a día, el principal problema al que uno se enfrenta es, aparte de la falta de tiempo, la falta de ideas para hacer cosas distintas con los ingredientes de siempre. Y si hablamos de guarniciones, la estrella en muchos sitios suele ser la patata, un ingrediente muy versátil, pero que en la mayoría de las ocasiones lo único que hacemos es cocerlo o freírlo.
De las patatas fritas nos gusta su acabado crujiente, pero cada vez nos gustan menos las calorías que nos aportan los fritos; de las patatas cocidas nos gusta su textura mantecosa, pero a muchos les resultan algo insípidas. Para todos, las patatas asadas, a las que últimamente nos ha dado por llamar malamente «patatas fritas sin aceite», son una opción mucho más saludable, sencilla y deliciosa que aúna lo mejor de las fritas y las cocidas.
A la hora de asar patatas, quizá la moda sea hacerlas en bastones emulando a las fritas, pero la opción de asarlas enteras o de recurrir a las famosas patatas Hasselback es otra posibilidad que no hay que dejar solo para esas comidas de fiesta en las que nos queremos lucir en la cocina. Estas patatas se elaboran cortando las patatas enteras en láminas de unos tres milímetros, pero sin llegar a separarlas, lo que permite sazonar la patata por dentro, normalmente con sal, pimienta, mantequilla fundida y especias al gusto, y asándolas en el horno hasta que estén tiernas por dentro y crujientes por fuera.
También es posible introducir, entre cada lámina de patata, otros ingredientes como jamón, beicon, queso o, como en la receta de hoy, en la que hemos aprovechado restos de vegetales para dar un extra de sabor a nuestras patatas. El calabacín, la berenjena, el tomate y la cebolla que hemos usado son también ingredientes que se utilizan para preparar el famoso ratatouille y el resultado es como tener este plato cocinado dentro de una patata.
Podrían prepararse en el horno si tuviésemos que preparar muchas raciones, pero si no tenemos esa necesidad, una freidora de aire caliente es el electrodoméstico perfecto para este menester. Es fácil de manejar y de limpiar y podemos usarla en verano sin riesgo de que con el calor del horno nos entren ganas de huir de la cocina.
Después, podemos servirlas como guarnición para carnes, pescados o algo tan sencillo como una humilde ensalada de lechuga y tomate con verduras encurtidas y un huevo mollet que también hemos hecho en la freidora de aire, por lo que hemos preparado todo en menú sin necesidad de encender los fogones.
Patatas Hasselback con ratatouille
(*) Bastará con un trozo más o menos grande en función del número de patatas que vayamos a preparar. La idea es poder aprovechar esos trozos de hortalizas que quedan dando vueltas por la nevera para preparar algo original, pero no pasa nada si no tenemos alguna de las hortalizas y queremos usar otras como pimiento, calabaza, puerro...
Paso 1
Lo primero que habrá que hacer es lavar muy bien las patatas para retirar cualquier resto de tierra, pues las vamos a cocinar y a consumir con piel. Para esta tarea es útil frotarlas con un estropajo de alambre que tendremos solo para estas cosas, así la piel quedará finísima.
(Cuando la piel el muy fina, con el estropajo prácticamente podremos pelar las patatas a la vez que las lavamos).
Paso 2
Cortamos las patatas en láminas de unos tres milímetros de espesor, pero sin llegar a separarlas del todo, de manera que tengamos una especie de «libro con hojas de patata» tal como puede verse en la foto superior.
Paso 3
Cortamos las hortalizas en láminas de un tamaño similar a las láminas de las patatas, que no tiene que ser algo exacto, pues no pasa nada si sobresalen un poco, puesto que al cocinarse encogerán. Encendemos la freidora de aire a 180 ºC para que vaya calentándose.
Paso 4
Salarlo todo al gusto, introducir las hortalizas entre las láminas de patata y envolver cada patata en un trozo de papel de aluminio.
Paso 5
Introducimos los paquetes en la freidora de aire y programamos 30 minutos a 180 ºC.
Paso 6
Pasados los 30 minutos, sacamos los paquetitos, los abrimos, ponemos todas las patatas sobre uno de los trozos de papel de aluminio, las regamos con un hilo de aceite de oliva virgen extra y las metemos de nuevo en la freidora programando 10 minutos a 200 ºC. Podemos añadir unos cinco minutos más dependiendo de la freidora, pues como pasa con los hornos, cada aparato de estos es un mundo y, dependiendo del modelo, hacen falta unos minutitos más para que los alimentos se doren a nuestro gusto.
Paso 7
Servimos las patatas inmediatamente con un poco de pimienta recién molida y espolvoreando por encima un poco de za'atar o alguna otra mezcla de especias de nuestro gusto.