Los huevos al plato son una receta muy típica en España, pero que también se ve en muchas partes del mundo con diferentes nombres. En países anglosajones, se conocen como baked eggs y es que la mayor parte de las veces se terminan en el horno, pero éste no es totalmente necesario para el proceso y con una tapa será más que suficiente para conseguir unos huevos al plato fabulosos.

En Oriente Medio es muy popular el shakshuka, una especie de pisto israelí bastante condimentado que se termina con huevos de la misma manera que se hace en la opción de hoy con una base de calabacín y maíz, ligeramente dulzona, que encuentra el queso a medio camino resultando ser una combinación fabulosa. Por supuesto, el calabacín se podría sustituir, igual que el maíz, por otro vegetal. Podría quedar de maravilla una combinación de champiñones con maíz, o de berenjena con calabacín, o de coliflor y maíz. El proceso sería exactamente el mismo y sólo habría que preocuparse de dejar los vegetales utilizados en su punto óptimo de cocción. 

Como se ve, los huevos al plato son una técnica de cocción más que una receta en sí, porque las posibilidades con ellos son múltiples en función de nuestros gustos y lo que sí que está claro es que nos permitirán consumir verduras casi sin darnos cuenta; algo ideal para aquellos a los que les cuesta más. También se podría agregar algún ingrediente cárnico o de pescado para rematar como unos trocitos de panceta dorada, un poco de jamón o unas huevas de salmón.

Aunque su forma más tradicional sea al horno, como los huevos al horno con espárragos y verduras, elegir hacerlos simplemente en la sartén es una opción más económica en los tiempos que corren ya que el horno utiliza bastante energía y además así se puede controlar mejor la cocción tanto de la clara como de la yema para que en el conjunto quede todo tierno y cremoso. Es clave en este plato que la yema se rompa mezclándose con todo el conjunto. 

Huevos al plato con calabacín y maíz

Huevos al plato con calabacín Clara Villalón

Ingredientes

  • Cebolla, 1 ud
  • Mantequilla, 20 g
  • Aceite de oliva virgen extra, 2 cucharaditas
  • Calabacín, 1/2 ud
  • Maíz, 1 lata pequeña
  • Pimienta negra molida, abundante
  • Sal, c/s
  • Nata para montar, 80 ml
  • Queso parmesano, 20 g
  • Huevos camperos, 3 ud

Paso 1

Preparar el sofrito de cebolla y calabacín

Paso 2

Añadir el maíz y luego la nata y el queso

Paso 3

Condimentar y terminar con los huevos

Paso 4

Tapar y dejar cocinar

Paso 1

Pelar la cebolla, partirla por la mitad y picarla finamente. Derretir la mantequilla en la sartén y añadir la cebolla con la sal. Pochar a fuego suave, removiendo de vez en cuando, hasta que empiece a estar dorada y muy tierna. Tiene que estar muy transparente.

Paso 2

Lavar el calabacín, cortarlo en rodajas de un poco más de medio centímetro y después en dados. Añadir el calabacín a la cebolla bien pochada y cocinar a fuego medio removiendo hasta que todo tome color y el calabacín esté muy tierno.

Paso 3

Escurrir el maíz del agua de la lata y añadirlo al sofrito. Remover bien todo, subir el fuego ligeramente y dejar que evapore para que no quede nada de agua en la sartén.

Paso 4

Añadir entonces la nata y también rallar el queso por encima, bajar el fuego al mínimo y dejar cocinar tres o cuatro minutos mezclando bien. Condimentar con sal y una cantidad generosa de pimienta negra.

Paso 5

Cuando ya tenga una consistencia densa, hacer unos huecos en la propia sartén, cascar los huevos en una superficie al margen y añadirlos en esos huecos. Dejar a fuego suave / medio y tapar, tardarán en cocinarse bien unos tres minutos. Para asegurarnos de que la yema no se pasa, un buen truco es añadir primero la clara, esperar unos minutos y añadir en el último momento las yemas por encima de las claras. También otra opción es darle con el soplete un poco a la zona de la clara únicamente. Añadir un poco de sal encima de los huevos antes de servir, siempre con un trozo de pan cerca.