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Las abuelas, que casi siempre han sido las más sabias, lo han tenido claro toda la vida. Si se quiere cocinar algo rápido, lo mejor son los huevos. Un simple huevo frito con pan o una humilde tortilla francesa hechos con todo el cariño del mundo pueden ser tan reconfortantes como un abrazo.

Y pocos alimentos hay más redondos, en todos los sentidos, que el huevo. Una fuente de proteínas de alto valor biológico -las de mejor calidad ya que contienen todos los aminoácidos esenciales que necesita nuestro cuerpo, pero no es capaz de producirlos-, grasas saludables, vitaminas y minerales esenciales para mantener la salud. Es, a su vez, un alimento poco calórico que solo aporta unas 85 kcal por unidad de tamaño mediano.

Según la Fundación Española de la Nutrición, en los huevos destaca el aporte de vitaminas A, D y algunas del grupo B (B12, riboflavina, niacina y folatos). Entre el apartado de los minerales, los huevos aportan fósforo, yodo y selenio.

La clara del huevo concentra las proteínas, en tanto que la yema contiene una mayor fracción de grasa y pigmentos carotenoides que, aparte de darle su característico color amarillo o anaranjado, le otorgan propiedades antioxidantes.

El uso de los huevos en la cocina

Aunque fuesen el comodín de las abuelas para no dejarnos con hambre, el huevo es un ingrediente ampliamente utilizado en cocina que se emplea en todo tipo de preparaciones.  Su capacidad para emulsionar, espesar, aglutinar, espumar y dar textura hace que sea indispensable tanto en la cocina salada como en la repostería.

  • Aglutinante. El huevo funciona como "pegamento" natural con capacidad de unir distintos ingredientes gracias que sus proteínas, al cocinarse, se coagulan formando una estructura sólida. Por eso lo usamos para dar cohesión a la masa de las albóndigas o para que el pan rallado se pegue al filete en los rebozados.
  • Espesante. Cuando se calienta el huevo tiene la capacidad de espesar líquidos creando texturas cremosas o, incluso, sólidas. Esto lo vemos en recetas como las natillas, el flan, la crema pastelera o la salsa carbonara.
  • Emulsionante. La yema de huevo contiene lecitina, una molécula que ayuda a mezclar líquidos que normalmente no se combinan, como el agua y el aceite. Por eso es tan fácil emulsionar salsas como la mayonesa o la holandesa.
  • Gasificante. Las claras de huevo, cuando se baten, atrapan una gran cantidad de aire. Esta cualidad se utiliza para conseguir texturas ligeras, casi etéreas, como de nube, en merengues y mousses y para hornear bizcochos muy esponjosos, pues con el calor, el aire atrapado en las claras batidas se expande haciendo que suba la masa en el horno.
  • Abrillantador. Puede aportar brillo cuando se usa como barniz en masas de pan, hojaldre o empanada.

Una cena para compartir o para disfrutar en solitario

Con los huevos como protagonistas, hay una receta sencillísima que preparo muchas veces cuando me apetece cenar viendo alguna serie y lo que me pide el cuerpo es algo que sea fácil de comer y, si es posible, que no necesite cubiertos. También son muy resultones cuando algunas amigas se quedan a cenar de manera improvisada, pues estos muffins de huevo son perfectos para preparar un picoteo en un momento.

Son tan agradecidos que pueden hacerse en 5 minutos en el microondas, unos 10 minutos en la freidora de aire o en algo más de tiempo si tenemos que hacer mucha cantidad y nos compensará hacerlos en el horno.

Desde el punto de vista nutricional, se trata de una receta principalmente proteica, pues el ingrediente mayoritario es el huevo. Con las cantidades que se indican en la receta salen unos seis muffins de tamaño grande y una ración de dos unidades aporta unas 180 kcal, unos 12 gramos de proteínas, unos 10 gramos de grasas y unos 6 gramos de carbohidratos. Para completar una cena ligera pueden acompañarse con una ensalada o, si se busca una cena para comer con las manos, unos chips crujientes de vegetales son perfectos.

Ingredientes para hacer muffins de huevo

  • Huevos, 6 ud
  • Calabacín, 200 g (uno pequeño)
  • Pimiento rojo, 100 g (puede sustituirse por pimiento del piquillo asado)
  • Cebolla, 50 g
  • Queso rallado bajo en grasa, 50 g
  • Aceite de oliva virgen extra, 1 cucharada
  • Sal, al gusto
  • Pimienta negra molida, al gusto
  • Cebollino fresco picado (opcional)

Paso 1

Precalentamos el horno a 180 °C y preparamos un molde para muffins, engrasándolo ligeramente con aceite de oliva o colocando cápsulas de papel o silicona.

Paso 2

Lavamos el calabacín y el pimiento rojo, los secamos muy bien y los picamos junto con la cebolla en dados pequeños.

Paso 3

Ponemos las hortalizas en un bol apto para microondas, las mezclamos con el aceite y las cocinamos a potencia máxima hasta que estén tiernas. El tiempo necesario dependerá de la potencia real de cada microondas, para uno de 900 W, serán necesarios unos seis minutos abriendo para remover en mitad de la cocción.

Paso 4

Mientras se hacen las verduras, batimos los huevos en un bol grande y añadimos sal, pimienta negra y el cebollino fresco picado.

Paso 5

Incorporamos las verduras salteadas al bol con los huevos y mezclamos bien. Incorporamos también el queso rallado.

Paso 6

Repartimos la mezcla en los moldes de muffins, llenando cada cavidad hasta aproximadamente tres cuartas partes de su capacidad para evitar desbordes durante la cocción.

Paso 7

Horneamos los muffins durante unos 20 minutos hasta que estén dorados y firmes al tacto. Insertamos un palillo en el centro para comprobar que están cocidos; si sale limpio, están listos.

Paso 8

Dejamos enfriar los muffins durante 5 minutos antes de desmoldarlos. Los podemos servir calientes o a temperatura ambiente.

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