Viajar en Interraíl es una experiencia única en todos los sentidos. Para muchos jóvenes es su primer gran viaje sin padres y para otros es la oportunidad perfecta de conocer Europa de forma económica. Puede que no dé para convertirse en un experto, pero mochila al hombro te puedes empapar de la cultura local e incluso descubrir la rica gastronomía europea.
Amplía tus horizontes gastronómicos durante el Interraíl
Puede que no lo creas, pero hay vida más allá de la dieta mediterránea. La amplia historia del viejo continente junto con la diversidad de culturas hacen que tengamos platos memorables y únicos en todas las regiones. Así que si vas a viajar en Interraíl aprovecha para ampliar tus horizontes.
Empezando por Portugal, no puedes dejar de probar las famosísimas Franceshinas. Un sándwich sólo apto para valientes que tiene todo tipo de carnes (desde salchichas y embutido hasta filetes ternera) y se sirve con una salsa que pone a prueba los estómagos más robustos. Tampoco te olvides de los famosos pasteles de Belem.
En tu paso por Francia tienes que comer sí o sí una auténtica Fondue de queso. Tampoco te puedes perder las famosas Quiche Lorraine. Y de postre unos crepes.
Aunque a primera vista puede parecer que la capital europea no tiene mucho que ofrecer en lo gastronómico, Bruselas y Bélgica tienen de qué presumir. Olvídate de los mejillones y ve directo a por sus famosas patatas fritas (mejor con salsa andaluza). Si pasas por Lieja no puedes dejar de probar las Boulet à la liégeoise, que son unas albóndigas gigantes son una salsa riquísima. ¡Ah! y no te olvides de comerte un gofre.
En Alemania lo típico son la cerveza y las salchichas, tanto con Chucrut como con Currywurst. Yo me quedo con los Pretzels, los grandes y esponjosos, no esos aperitivos pequeños que nos venden bolsas.
Por mucho que creas que ya lo has probado todo, la gastronomía italiana aún te puede sorprender. Por muy buenas pizzas, pastas o lasañas que hayas comido en España las locales no tienen nada que ver.
Si paras en Austria o Viena, su capital, tienes que probar sí o sí la tarta Linzer. Es una de las recetas de repostería más antiguas que se conservan y se elabora con frambuesas, canela, almendras y limón entre otros.
En el caso de que llegues tan al norte como para cruzar la frontera de Dinamarca no puedes dejar de probar el Smørrebrød. Un sándwich abierto con más de dos siglos de historia. Se trata de un pan negro sobre el que se colocan todo tipo de ingredientes: desde salmón hasta huevos revueltos. ¡Qué tiemblen las tostas de aguacate!
5 consejos para comer en el Interraíl y no morir en el intento
Salirse del típico bocadillo o evitar las franquicias fast food no tiene por qué ser sinónimo de comer caro si sigues estos consejos.
1. Evita las trampas para turistas
Si quieres ahorrarte dinero y disgustos evita comer en los restaurantes de las zonas turísticas. No es que sean trampas, pero casi. Lo mejor es comer en lugares donde vayan los locales.
2. Echa un vistazo a tu teléfono
Ahora que muchas compañías de telefonía ofrecen roaming gratuito puedes buscar lugares buenos, bonitos y baratos para comer en aplicaciones como Tripadvisor, Foursquare o Yelp. Además, su sistema de valoraciones te ayudará a evitar sorpresas a la hora de comer.
3. Llévate cantimplora
Puede parecer una tontería, pero si en vez de comprar botellas de agua rellenas una cantimplora puedes ahorrar bastante dinero.
4. Cocina tu mismo
Comer y cenar día tras día en bares y restaurantes es bastante cómodo, al fin y al cabo sólo tienes que sentarte a la mesa, pero puedes ahorrar bastante dinero si te preparas tú mismo la comida. Puede ser algo tan simple como un picnic hasta una receta más elaborada que hayas aprendido en Cocinillas. Además, muchos hostales abren sus cocinas a los viajeros.
5. Ten un plan B
Aunque tengas pensado comer en restaurantes durante el viaje no es mala idea llevar algo de embutido al vacío y una navaja suiza en la mochila. Un plan B infalible con el que puedes improvisar una comida en cualquier momento y lugar.
Estas son sólo algunas ideas que te servirán para comer en el Interraíl, pero lo cierto es que la gastronomía europea es de lo más diversa. Mantén la mente abierta y lo más seguro es que acabes disfrutando de todo tipo de manjares.