Tenía que decirlo, no me gustó StreetXO. A pesar de las enormes ganas que tenía de visitarlo, de la rabia que me dio dejar de vivir en Madrid semanas antes de la inauguración y de la envidia que sentía cada vez que un conocido subía fotos de lo que estaba comiendo allí, mi experiencia el día que decidí hacer un viaje relámpago a la capital para catar lo que prometían ser algunos de los manjares más suculentos que hubiese probado en la vida acabó resumiéndose en una sola palabra: DECEPCIÓN.
Os cuento esto porque tengo la sensación de que parece como si estuviera mal visto decir que no te gusta algo que todos dicen admirar, e insisto en lo de dicen porque no sé yo hasta qué punto creerme tanta admiración. Muchas veces me pregunto si no serán más bien ganas de no entrar en polémicas y, ojo, con esto no quiero decir que David Muñoz no sea buen cocinero o no merezca el reconocimiento que tiene.
De hecho no hay que confundir las cosas, DiverXO es un restaurante con tres estrellas Michelín y StreetXO es otro negocio que nada tiene que ver con el primero salvo el hecho de que tienen el mismo dueño y es el mismo chef el que diseña los platos, pero evidentemente, dado que David Muñoz no es Dios y por tanto no tiene el don de la ubicuidad, son otros los cocineros que los elaboran. Y en ningún momento esperaba que StreetXO fuera un tres estrellas “low cost” como he leído por ahí, pero aún así, la visita fue un chasco.
No me gustó StreetXO y os cuento por qué
Como os comentaba, StreetXO despertó interés en mí desde el momento de su primera apertura hasta el punto de que como no sabía cuándo tendría ocasión de conocerlo, en cuanto vi que la receta de alguno de los platos estaba en la red gracias al propio David no me lo pensé dos veces para ponerme manos a la obra y prepararla.
Esto no es novedad, pues ya os enseñé mi versión del Sándwich Club, uno de los platos más emblemáticos de la carta de StreetXO que, pese a tener que improvisar algunas modificaciones por falta de ingredientes, es una de las cosas más ricas que he cocinado en mi vida.
Después de eso, mi razonamiento fue, si a mí que soy una cocinillas aficionada me ha salido algo tan rico, la versión original del restaurante debe ser algo para morir de felicidad gastronómica, así que, lejos de quitárseme las ganas ahora que ya había catado algo del StreetXO, estas se multiplicaron.
La visita a StreetXO
Por fin llegó el ansiado día, StreetXO acababa de dejar el primer local en Callao para trasladarse al Gourmet Experience del Corte Inglés de la calle Serrano, un local más grande, con sillas en la barra y terraza con sillas, mesas y buenas vistas.
Llegamos temprano, antes de que abrieran nos tomamos una cerveza en otro de los locales que comparten la última planta del edificio mientras estábamos pendientes de la puerta para ponernos los primeros cuando la gente empezase a hacer la cola, que ese día no fue especialmente larga.
Nos toca entrar, la música suena a tope y un camarero que parece ser el encargado nos pregunta a gritos si nos vamos a sentar en la barra o preferimos la terraza. Lo de que nos hable a gritos no lo tomamos como un signo de poca educación, sino que dado lo ensordecedor de la música, no le queda más remedio que hablar así si pretende que alguien se entere de lo que dice. En la sala de StreetXO es imposible mantener una conversación con el que tienes al lado, así que viendo eso, aunque estábamos en noviembre, el día estaba fresco pero soleado, así que decidimos comer en la terraza.
Primera sorpresa: las bebidas
Nos acompañan a nuestra mesa en la terraza, nos preguntan qué vamos a beber. Teniendo en cuenta que la carta de StreetXO está inspirada en la cocina callejera del sureste asiático se me antoja acompañarla con una cerveza también asiática, así que pregunto cuáles tienen, la verdad es que me hubiese servido cualquiera, un Asahi, una Sapporo, una Singha… Me contestan que no, que de cerveza solo hay Mahou fresquita. Me siento boba, cómo no he caído antes, David Muñoz es imagen de Mahou y eso debe ser parte del contrato. Total, me quedo sin cerveza asiática y me pido una Coca-Cola Zero.
Segunda sorpresa: la carta
Una de las maravillas de StreetXO cuando estaba en el local de Callao eran sus precios que, sin ser populares, eran asequibles dentro de lo que cabe. Pero con el cambio al nuevo local algunos se han disparado. En el caso del Sándwich Club, que en Callao costaba 8 euros, con el cambio a Serrano, sube hasta los 11 euros y el Dumpling pekinés, el otro plato que quería probar sí o sí, había subido desde los 10, 5 hasta los 12, 5 euros. Bueno, es igual, yo ya estoy sentada en la mesa y no me voy a ir sin hacer lo que he venido a hacer, que es disfrutar de una experiencia gastronómica increíble degustando estos platos. Ilusa.
Tercera sorpresa: La comida
El sándwich llegó rapidísimo. Según el camarero debíamos darle la vuelta al huevo para que se rompiese la yema y cayese en forma de salsa sobre el resto. No sé si se puede apreciar en la foto, pero el huevo estaba tan cocinado que la yema era un bloque sólido. Mal empezamos. Aunque a la vista parecía que el pan lo habían pasado por la plancha, curiosamente al tacto apenas estaba caliente. El misterio se resolvió dando el primer mordisco y descubriendo que el relleno estaba completamente frío, casi congelado. Desagradable. Decepcionante.
Los Dumplings no estaban malos, pero teniendo en cuenta que es un sitio en el que muchos platos se piden para compartir, estaría bien que se vendiesen por unidad -aunque fuese con un mínimo-, en la ración vienen 3 y a nosotros nos hubiese venido genial que hubiese un cuarto para no tener que hacer un ejercicio de ingeniería para compartir el tercero. Creo que ahora sí se pueden pedir piezas extra por un precio de 4,50 euros.
Un mal día lo tiene cualquiera… o no
Para mí ese día la experiencia gastronómica fue un desastre -menos mal que la compañía hizo que mereciera mucho la pena el viaje- y así se lo hice saber a todos mis conocidos admiradores de ese local. Algunos me han dado la razón en que con el cambio a Serrano StreetXO perdió bastantes de las cosas buenas que tenía.
Aún así, siempre he defendido las segundas oportunidades y, en este caso, puede ser que solo se tratase de un mal día. Quién sabe, igual ese día faltaba alguna persona clave porque se hubiese puesto enferma y el resto estaban desbordados. Igual no habían sacado los sándwiches de la nevera con el tiempo suficiente y al terminar de montarlos estaban fríos de más. O igual es simplemente que mis expectativas eran demasiado altas y al final resulta que no me gusta StreetXO. Y no es ningún drama.