Por desgracia el cáncer es una enfermedad tan brutal que a lo largo de los años no han parado de aparecer todo tipo de causas, curas y demás. Algunos de ellos, los que están fundamentados en estudios científicos, intentan acabar con la enfermedad mientras que otros usan la desesperación de las personas para crear bulos y falsas esperanzas con los que aprovecharse.
No debería ser así, pero visto lo visto cada vez que aparece una nueva cura para el cáncer o haya alguna causa que lo provoque hay que acercarse a ella con el mayor escepticismo del mundo.
En los últimos meses se ha hablado mucho sobre si da cáncer tostar el pan, por ejemplo, o si es un mito. Veamos qué dice la ciencia.
Más allá de las tostadas
Aunque a primera vista puede parecer que el pan tostado es el nuevo Judas lo cierto es que lo que realmente preocupa a los médicos es la acrilamida.
Este compuesto químico, que aparece de forma natural en la comida cuando se somete a altas temperaturas durante un largo periodo de tiempo, está catalogado por la Food Standards Agency (FSA) británica como un posible cancerígeno.
De momento no se ha confirmado que afecte a los humanos, pero sí se ha comprobado que causa la enfermedad en animales y, además, tiene la capacidad de interactuar con el ADN. De ahí que se hable de ella como una sustancia potencialmente cancerígena.
¿Dónde está presente la acrilamida?
Como he dicho antes, la acrilamida es un químico que aparece de forma natural en la comida cuando se cocina. por lo que no es ningún añadido que aparezca por culpa de los métodos de producción modernos. Esta sustancia siempre ha estado presente en nuestros platos y siempre lo estará.
En cuanto a los alimentos en los que está presente, la acrilamida aparece en alimentos ricos en carbohidratos que han sido fritos, asados, horneados o tostados a altas temperaturas (más de 120ºC) durante un largo periodo de tiempo.
Hablamos de pan tostado, patatas, fritos, vegetales de raíz, pasteles, galletas, cereales, café… que han pasado tanto tiempo a altas temperaturas que se han quemado. De ahí que muchos digan que da cáncer tostar.
Entonces, ¿se acabaron las tostadas?
¡Espera! No te levantes todavía a tirar la tostadora a la basura. Todavía no sólo no se ha probado que la acrilamida sea cancerígena para los humanos (de momento sólo se sabe con certeza en animales) sino que además las cantidades a ingerir para que pueda causar cáncer son enormes.
El UK Cancer Resarch todavía cree que es muy pronto para afirmar que da cáncer tostar. Además la European Food Safety Authority (EFSA) ha puntuado la cantidad media de acrilamida que consumimos a diario con 425 puntos de riesgo. Puede parecer alto, pero la EFSA no considera que un alimento es un peligro para la salud pública hasta que no supera los 10 000 puntos de riesgo.
Dicho esto, aunque todavía no estemos seguros de que comerse una tostada carbonizada cause cáncer, es recomendable seguir tanto las recomendaciones de la campaña “Go for gold” de la FSA o el propio UK Cancer Resarch:
- Dora la comida y evita quemarla. Cuanto más tuestes más acrilamida se genera.
- Si comes alimentos congelados o pre-cocinados sigue las instrucciones de la bolsa para calentarlos.
- Come de forma variada y equilibrada. No todo tiene que salir de una freidora, puedes cocinar al vapor por ejemplo.
- No guardes las patatas en la nevera. El frío puede hacer que generen más azúcares que a altas temperaturas generan más acrilamida.
Dicho esto, de nada sirve que dejes de comer cosas tostadas o fritas si te sigues metiendo un paquete de tabaco entre pecho y espalda cada día, bebes alcohol de forma regular o tienes sobrepeso por no llevar un estilo de vida saludable. Estos tres hábitos generan más riesgo de padecer cáncer que una tostada churruscada.