Más de 3.000 publicaciones, 206 mil seguidores y un feed gastronómico en su cuenta de Instagram perfecto desde el punto de vista del color y la composición. Fue la mejor Instagram Foodie de España en 2015. Por si no la conoces, estamos hablando de Laura López (su apellido real), o Laura Ponts (@lauraponts), tal y como se le conoce en esa famosa red social.
Detrás de todas estas cifras que avalan su profesionalidad como fotógrafa de productos gastronómicos, se esconde una joven a la que siempre le ha llamado la atención el mundo culinario. Estudió cocina, le encanta el dulce y la comida japonesa y, ahora mismo, se decanta por la fotografía antes que por ponerse al frente de los fogones. Como ella misma lo define, lo que le gusta es hacer “arte con los alimentos”. Y lo hace con sus propias manos y la ayuda de un teléfono móvil.
Hoy en día son muchos los términos que identifican a las personas que, como ella, mueven masas en las redes sociales en el mundo culinario. Food stylist, foodie, gastro-influencer… A ella estos términos no le acaban de encajar, así que lo dejaremos en que una auténtica artista de la fotografía gastronómica, especialmente hábil en hacer que estas imágenes funcionen en Instagram en forma de likes y comentarios de otros usuarios.
Laura Ponts, food stylist en Instagram
Pero que nadie se piense que estas fotografías se toman en un abrir y cerrar de ojos, ya que todas ellas llevan una gran planificación previa. “Como mínimo, invierto alrededor de una hora en preparar la imagen, y este tiempo se incrementa hasta las dos horas si tengo que cocinar o hacer algún sofrito para el plato que muestro”, nos explica Laura.
Y es que las imágenes que vemos en el perfil de Instagram de Laura Ponts no son casuales ni hechas sin una intención. “Busco ser diferente, que la gente vea que me encanta la gastronomía desde siempre, y no solo como la moda que ahora hay en Instagram de subir fotos de comida”, nos cuenta esta food stylist. Y claro que lo consigue. Laura nos cuenta que una de sus diferencias radica en que huye de hacer fotos en restaurantes. ¿El motivo? Que allí no tiene la libertad de crear su propio montaje, con tiempo y atrezzo, que le permita generar los bodegones que ella busca para su feed de Instagram. Es por esto que las imágenes que realiza son casi todas en su casa, aprovechando siempre la luz del mediodía, que es la que le parece más oportuna para conseguir un resultado perfecto.
El camino no es fácil, y menos a estas alturas en las que se espera tanto de ella y lleva ya publicadas más de 3.000 fotografías. Seguir siendo original y alcanzar el nivel de exigencia de sus seguidores no tarea sencilla. “Tengo que comerme un poco la cabeza cada día. Y pensar: ¿Qué hago mañana? ¡En estos momentos no sé qué voy a publicar mañana!”, nos decía en el momento de nuestra conversación. Pero su publicación fue, una vez más, una obra de arte:
Lo que mejor le funciona en sus imágenes foodie de Instagram
El color y la viveza de sus imágenes son, sin duda, uno de sus rasgos más característicos. Para ello, elige en muchas ocasiones productos de temporada, sabiendo de antemano cuáles de ellos gustan más y encajan mejor por sus características visuales. “En esta temporada otoñal, las calabazas, las naranjas o los frutos tropicales como las frambuesas, son productos que funcionan muy bien”, dice Laura. Y al preguntarle si alguna de sus imágenes, aunque visualmente perfecta, no es apta para el consumo, lo niega rápidamente. “Todo lo que enseño se puede comer. Intento que todo sea de verdad, que todo pegue, encaje y combine a la perfección, no solo visualmente, sino también a la hora de degustarlo”.
La evolución de su estilo desde que hace cuatro años abriera su cuenta de Instagram hasta el día de hoy, ha sido evidente, y ella misma lo tiene claro. “Los colores siempre han estado en mis imágenes, pero no tenía ese estilo tan cargado, que es lo que la gente me pide. Una foto simple no da likes. Pero los bodegones que compongo, con esa mezcla de flores, complementos y producto, todo tan cargado, sí consigue una gran aceptación”, nos cuenta.
Sin duda, la red social Instagram ha sido su ventana para darse a conocer en el mundo entero. “Me ha abierto muchas puertas, he conocido a mucha gente maravillosa, he hecho amigos. Me ha permitido darme a conocer y lograr que mi hobby sea ya parte de mi trabajo”, nos explica la foodie del momento.
Con los pies en la tierra
Sin embargo, Laura Ponts no lo ha dejado todo por el mundo de la fotografía gastronómica. Aunque colabora con dos restaurantes y realiza acciones puntuales para diversas marcas, e incluso ha publicado un libro (Arte Foodie), su día a día está marcado por su vida de siempre. Trabaja en el negocio familiar, una tienda de ultramarinos en la que pasa mañanas y tardes siempre que no tiene otros compromisos ni viajes de trabajo. Entre el turno de la mañana y el de la tarde aprovecha para hacer su fotografía del día. Es la parte mala de esta situación, que apenas tiene tiempo para ella misma. Pero prefiere ser prudente y no perder sus raíces ni su vida habitual.
Si algo tiene claro es que aunque el tiempo sea escaso, debe esforzarse en mantener su cuenta de Instagram activa, original y muy cuidada cada día. Ella sabe que es su herramienta más potente para que las empresas se fijen en ella, y no puede permitirse descuidarla. Publica una imagen diaria y se exige un constante esfuerzo y dedicación, porque afirma que esto es lo que le ha llevado a convertirse en alguien de referencia en el mundo del estilismo gastronómico.
La receta del éxito en Instagram
Esta es una cuestión que a muchos les gustaría conocer. ¿Cuál es la receta del éxito en Instagram? Laura Ponts le añadiría los siguientes ingredientes: pasión y amor por la gastronomía, muchas ganas de trabajar y una gran constancia. Sin embargo, lo cierto es que también hay que tener un punto de magia, que a Laura le sobra, para lograr enganchar a los usuarios con las imágenes de la manera que solo ella sabe hacerlo. Su estilo tan marcado funciona, el color y la composición son los protagonistas de sus fotografías y, por supuesto, todo ello unido a sus receta particular, con pasión, amor, ganas y esfuerzo, la ha convertido en una de las food stylists más importantes del panorama gastronómico.