Dice el gran Custodio López Zamarra que ningún vino cuesta más de 50 € por muy bueno que sea. “Si algunos superan los miles de euros es porque hay alguien que puede pagarlos y momentos en la vida que no tienen precio”, sentencia el que fuera sumiller del restaurante Zalacaín de Madrid durante más de 40 años. Sin embargo, los vinos más caros de nuestro país superan con creces esa cifra.
Se trata de vinos procedentes de bodegas de baja producción pero de muy alta calidad. Muchos de ellos cuentan con destacados premios y muy buenas puntuaciones en guías y comités de cata que aumentan su prestigio. Y otros nacen como obras de arte en cuya elaboración, diseño y concepto participan destacados artistas. Te contamos por qué son tan especiales los vinos más exclusivos de España.
AurumRed, 17 000 €
Este vino de Las Pedroñeras (Cuenca) es el más caro que se fabrica en España, pero también uno de los más prohibitivos del mundo. Este año el precio de su edición oro oscila entre los 17 000 a los 25 000 €, pero si nos vamos a la edición más especial, una creación que aúna arte y vino, el precio asciende a los 340 000 euros. Así, sin redoble de tambores.
Alberto Rodríguez Serrano presume de ser el único artista, junto con el pintor del techo de la Capilla Sixtina, que ha expuesto en la Accademia di Belle Arti di Firenze. Él ha sido el encargado de imprimir su creatividad en esta exclusiva botella de AurumRed y darle una nueva concepción artística al vino. Su obra contiene 16 litros de la edición oro en una gran botella de unidades limitadas, y es el primero de varios proyectos de la bodega en los que arte y vino se integrarán en una misma creación.
Todo tipo de manifestaciones artísticas para acoger un producto también único por varias razones. En primer lugar, los matices del tempranillo de Las Pedroñeras cambian dependiendo de la dirección que tome el giro del vaso antes de beber. O al menos así lo asegura la bodega. Si volcamos el líquido en el sentido de las agujas del reloj, percibiremos aromas a pan de higos, brevas y especias, y en boca lo notaremos más alcohólico y más maduro. En el sentido opuesto, obtendremos más finura y elegancia, y aromas a frutas pequeñas, cacao y cassis.
Otra singularidad es el meticuloso control del proceso de producción de este vino, desde la vid a la bodega. El viticultor Hilario García no deja que nadie tenga contacto con sus plantas y sigue una novedosa teoría basada en los estudios de un japonés llamado Masaru Hemoto, que demuestra que las botellas tienen mejor sabor cuando reposan en vertical en vez de en horizontal. Cultivar en diferentes lunas o hablarle a la uva son otros de los factores que, según el experto, “después harán hablar al vino”.
Obra de arte para unos, capricho de ricos para otros, lo cierto es que sólo se producen 300 botellas al año de AurumRed edición oro, y la mitad de ellas permanecen en la bodega durante años.
Vitral de Otazu, 1 450 €
La principal razón del precio de Vitral de Otazu también tiene que ver con el arte. Bodega Otazu y el artista venezolano Carlos Cruz-Diez (Caracas, 1923), uno de los máximos representantes del arte cinético a nivel mundial, se han unido para crear un proyecto único, quizás el más ambicioso de la bodega hasta la fecha. Juntos proponen una nueva experiencia que fusiona el vino con el arte contemporáneo. La pieza final de este proyecto, un hito incluso para una familia que vive por y para el arte, verá la luz en 2042.
“Vitral es el mejor vino de la bodega”, dice Guillermo Penso, director general de Otazu. Elaborado con las uvas Cabernet Sauvignon y Merlot de dos parcelas singulares reconocidas bajo la denominación de origen de Pago Otazu, estas botellas irán acompañadas, durante las próximas tres décadas, de una obra que cambiará cada año y que el artista enmarca en sus investigaciones sobre el color.
“Aquí no hay mensaje que descifrar, sino una situación a experimentar. Es un descubrimiento, un complejo de descarga perceptual y sensorial que pondrá en juego las sensaciones primarias”. Con estas palabras define Cruz-Diez sus ‘Cromointerferencias’, una edición limitada a 1.800 botellas de la añada 2013 que se fundamenta además en la historia y esencia del terruño de Otazu con una perspectiva vanguardista.
Otazu es la bodega situada más al norte de España para la producción de vino tinto. Se encuentra ubicada a ocho kilómetros de Pamplona y está enmarcada entre la Sierra del Perdón y la Sierra de Sarbil, con el río Arga como delimitador natural. Todos sus vinos están elaborados exclusivamente con uvas procedentes de las 110 hectáreas de viñedo propio que rodean a la finca, y que garantiza la selección y personalidad de cada uno de sus vinos.
En cuanto a Vitral, una vendimia manual en pequeñas cajas y una crianza de 27 meses en barricas nuevas de roble francés dan como resultado un vino de capa muy alta, una nariz elegante dominada por la fruta negra concentrada y las notas balsámicas con una madera especialmente bien integrada, y una boca estructurada en la que destaca la frescura y el equilibrio.
El precio de esta edición limitada es de 1 450 euros, 5 450 euros si optamos por la imponente caja de tres botellas que forma parte del juego artístico propuesto por Carlos Cruz-Diez. Una verdadera pieza de coleccionista.
Trío de ases
Más conocidos y sin obras de arte que los enmarquen, son estos tres vinos que desde hace años lideran la lista de los más caros de España:
Teso La Monja, 1 272 €
Han pasado unos años desde que los hermanos riojanos Eguren pasaran a la historia tras vender su primera bodega de Toro, Numanthia Termes, al grupo Louis Vuitton-Moët Hennessy, la compañía francesa fabricante de bienes de lujo más grande del mundo. Pero ahora siguen dando que hablar gracias a un pequeño viñedo prefiloxérico de 1,8 hectáreas cultivado según los principios de la biodinámica, que el enólogo Marcos Eguren ha decidido vinificar por separado para dar lugar a la joya enológica que es Teso La Monja.
La escasísima producción (tan sólo 898 botellas) de la añada 2008 realza el precio de este vino de pago proveniente de un terruño inusitado, así como la vendimia manual, el trabajo artesano en viñedo y en bodega y un llamativo embotellado en edición numerada que ha contado para su creación con un equipo de diseñadores de Estados Unidos.
La Faraona, 933 €
Un barril al año. Esta es la escasísima producción que hace que La Faraona sea uno de los vinos más caros de España.
Se trata de una de las marcas de la bodega Descendientes de J. Palacios (más conocida por Terrases o Pétalos del Bierzo) y está elaborado por Álvaro Palacios y su sobrino Ricardo Pérez Palacios, poseedores de las 15 hectáreas de viñedo que se encuentran repartidas en varias parcelas a diferentes escalas de altitud en el Bierzo, de las cuales un terreno privilegiado de apenas 0,55 hectáreas da lugar a este vino de extraordinaria finura y complejidad, que en su añada 2014 recibió los anhelados 100 puntos de Wine Advocate, la publicación del gurú Robert Parker. El primer vino de la D.O. Bierzo en alcanzar esa calificación.
Pingus, 800 €
Todos relacionamos la marca Pingus con lujo y exclusividad. Y es que aunque el Pingus PSI 2010, el hermano pequeño de la bodega del ingeniero agrónomo danés Peter Sisseck en la Ribera del Duero, se pueda adquirir en cualquier vinoteca por menos de 30 €, el precio medio del Pingus ‘Pingus’ ronda los 800-1 000 € por botella, y por algunas añadas se están pagando más de 10 000 €. Hay muchas razones para alcanzar esta cifra, y todas tienen que ver con el viñedo y la elaboración, pero quizás también sume atractivo el hecho de que la mayor parte de las botellas de la añada de 1995 (con 98 puntos Parker) se perdieron en las profundidades marinas cercanas a las Azores al hundirse el barco que las transportaba en su viaje a Estados Unidos.