Cuando comienzan a bajar las temperaturas la idea de encontrar tomates de calidad y cargados de sabor se incrementa. Gracias a los invernaderos solares de las provincias de Almería y Granada es posible adquirir tomates frescos y naturales con el característico y delicioso sabor dulce de los tomates madurados por el sol en cualquier momento, incluso durante invierno.
Los invernaderos solares favorecen el crecimiento natural de las plantas y frutos en su interior, generando unas condiciones óptimas para el cultivo, mediante la luz solar, la ventilación natural y una temperatura más estable. El plástico exterior supone una capa de protección, permitiendo que en toda Europa se puedan consumir buenos tomates todo el año.
Te vamos a enseñar en qué tienes que fijarte a la hora de elegir un buen tomate para que tengas la certeza de que lo que te vas a comer en realidad sabe a tomate.
¿Qué aspectos determinan el sabor de un tomate?
Aunque es cierto que en la percepción de los sabores influyen factores de carácter subjetivo, como el estado de ánimo o los recuerdos que nos producen los alimentos, objetivamente hablando, el sabor tanto de un tomate, como el de cualquier otra hortaliza, depende, fundamentalmente, de la variedad cultivada, del modo de cultivo (riego, fertilización y clima), del momento en el que se cosecha, y de su conservación postcosecha. “El momento de recolección es fundamental y en los invernaderos solares, debido a la protección que ofrecen a las plantas, se espera a que cada variedad alcance su grado óptimo de madurez (contenido en azúcares naturales, acidez y otros…) para su recogida y envío a los mercados”, explican desde el programa europeo Cutesolar: cultivando el sabor de Europa en invernaderos solares.
Otro aspecto que puede influir en el sabor de los tomates, aunque en menor medida que los anteriores, es cómo los conservemos al llegar a casa. Lo ideal es consumir los tomates a una temperatura entre los 20 y 25 ºC, por lo que es aconsejable tenerlos fuera de la nevera, y si por lo que sea tenemos que guardarlos refrigerados, debemos sacarlos un rato antes de consumirlos para que se atemperen.
Los tomates que se cultivan en los invernaderos solares
En el sur de Europa, solo en las provincias de Almería y Granada, se cultivan más de 12.000 hectáreas en las que en la campaña del año 2020 se recolectaron casi 1.200.000 toneladas de tomates y más de la mitad se exportaron a Europa.
Este volumen de producción se reparte entre los tomates asurcados, los tomates lisos en rama o sueltos y los tomates cherry, todos ellos con un gran valor gastronómico.
Tomates RAF cultivados en invernaderos solares, los mejores del invierno
Los tomates asurcados, entre los que destacan los de tipo RAF, cuyo nombre proviene de las siglas de “resistente al fusarium” por presentar resistencia a la enfermedad que produce este hongo, presentan un intenso y equilibrado sabor. Esta tipología de tomate se reconoce por su aspecto irregular con profundos surcos y cuello verde oscuro.
La variedad llegó a España en los años 60 y muy pronto se extendió por la vega de Almería y la comarca de Níjar. La alta salinidad de las aguas de riego en estas zonas son un factor esencial para potenciar el sabor de los frutos. Hoy en día, estos tomates tan afamados provienen en su totalidad de los invernaderos solares. Desde diciembre y hasta mayo, son los mejores meses para su consumo, aunque su temporada se prolonga hasta el mes de junio.
Estos tomates de invernaderos solares son muy aromáticos, con predominio del sabor dulce con ligeros toques ácidos. su consumo se recomienda al natural, cortado, con una pizca de sal y aceite de oliva virgen extra. A pesar de llevar más de 50 años realizándose, el cultivo en invernaderos solares sigue siendo una técnica bastante desconocida para los consumidores que, por falta de información, dan por válidas falsas creencias que solo son bulos.
Otras variedades de tomates que se cultivan en invernaderos solares
De los invernaderos también salen otros tomates riquísimos que podemos disfrutar en nuestras cocinas como son los tomates en rama, los tomates pera, los tomates negros o las variedades cherry.
Los tomates en rama se distinguen por venir en racimos de varias piezas. El hecho de seguir unidos al raquis de la planta después de su recolección hace que se mantengan frescos más tiempo. Tienen la piel lisa y color rojo intenso forma es regular, esférica y la carne firme, por lo que son perfectos para ser usados en ensaladas y en platos en crudo.
Los tomates cherry clásicos son de color rojo intenso, con la piel lisa y muy fina. Su sabor es dulce y su pequeño tamaño los hace especialmente indicados para la elaboración de aperitivos. Hoy en día son referente gourmet en los mejores puntos de distribución tanto en rama como sueltos y en diferentes colores y formas.
¿En qué nos tenemos que fijar a la hora de comprar tomates en invierno?
Para asegurarnos de que los tomates que nos estamos llevando a casa han sido cultivados en los invernaderos solares y, por tanto, gozan de todo el sabor y la calidad que necesitamos, es imprescindible mirar la etiqueta que viene en la caja de transporte. Afortunadamente son cada vez más los sitios que la exhiben junto al producto y, si no es así, podemos pedírsela al vendedor que tendría que enseñárnosla sin problema.
En dicha etiqueta, debe figurar el nombre del producto, la categoría de este, el calibre (que indica el tamaño de las piezas), el lugar de procedencia, el código de trazabilidad (que sirve para identificar al productor), el número de registro sanitario junto al nombre, dirección y teléfono del almacén de distribución que ha gestionado el producto. Para que los tomates sean realmente sabrosos, debemos asegurarnos de que proceden de los invernaderos solares de Almería y Granada. El origen del tomate no solo nos indicará que el producto es de calidad y goza de un gran sabor, sino que, además, ha sido cultivado de forma sostenible y respetuosa con el medio ambiente y con los trabajadores.