Juana Reinoso, montó su propio negocio hace 12 años, pero para llegar hasta ahí su trayectoria le había llevado por empresas del mundo de la energética, “yo no soy hostelera, pero me apetecía algo personal con mi sello”. aunque en diga que en la cocina no se defiende - “no me gusta cocinar nada, pero me gusta comer”- apostó por el emprendimiento en forma de restaurante, que hace las veces de servicio de catering. Es así como nace: Juanyta ME MATA!.
A pesar de la falta de experiencia, no tuvo medio a lanzarse a un terreno desconocido. Diseñó todas las cartas, y se metió en el obrador para probar y perfilar toda la propuesta y posibles maridajes. Cuenta haber disfrutado, porque “me encantan los procesos que existen en un sistema de trabajo” y como ocurre con tantas situaciones, salir airoso es cuestión de sentido común.
“Te das cuenta que al final la hostelería puede parecerse a lo que haces en casa pero a gran escala, cuando recibes a tus invitados. En cuanto a la gestión, tener una formación es básico. Yo estudié empresariales y tengo un NDA, es la base para llevar adelante una empresa, da igual el sector que sea. Con la pandemia mucha gente se ha dado cuenta de que eso era lo que les estaba llevando a muchos a la ruina”, comparte.
Con todo esto, Juana parecía tener los deberes hechos. Su bagaje personal le ayudaría a profesionalizar su papel dentro de la hostelería, lo que sí tenía claro es que “no quiero socios, quiero algo en el que esté yo sola. Ya he trabajado por cuenta propia con socios y quería apostar por mi proyecto personal”. Ahora llegaba el momento de ponerlo en marcha: “establecer horarios; buscar personal; establecer un sistema de trabajo; meterte de lleno en el sector y buscar a los mejores proveedores” cuenta Juanita, que primero comenzó operando como un restaurante “y después expandí mis servicios al de catering”.
¿Qué se cocina en Juanita?
La cafetería-restaurante está abierta desde las 9 de la mañana, con una carta de cocina mediterránea donde casi todos los platos están diseñados para compartir, existe otra carta de tapas para momentos más relajados y ligeros y por otra parte la del catering, para eventos a medida, con menús que adaptan la temática del encuentro.
“Hemos apostado por productos de primera calidad”, indica Juanita, que encarga la repostería a una empresa francesa; el pescado se lo compra a Pescaderías Coruñesas y la carne a Discarlux. “Prefiero renunciar un poco a mi rentabilidad, pero creo que mantener una buena calidad es básico. Es precisamente lo que nos ha salvado, cuando ha habido momentos más complicados, sobre todo con el personal”. Por una parte, la materia primera, por otra la mano de obra, toda casera. “Todo lo hacemos aquí, el jefe de cocina es filipino y el segundo también, son buenos, llevan años trabajando y han captado la filosofía de Juanyta perfectamente”.
Antes de la pandemia, al tener el obrador en el mismo espacio, “hacía un turno de de noche para preparar lo correspondiente al catering, para no mezclarlo con el restaurante”. Entonces contaba con 30 empleados, ahora opta por contratar a personal extra cuando se trata de cubrir eventos, “gente joven, comprometida, que se identifica mucho con el concepto de Juanita”.
Sus clientes: desde el Hospital de La Princesa hasta la Audiencia Nacional
La ubicación de Juanyta ME MATA! tampoco se eligió en vano. Se encuentra en las inmediaciones del madrileño barrio de Salamanca, a una manzana del Hospital de la Princesa, “el trampolín para continuar y meterme de lleno en los eventos de empresa”. Con ellos comenzó a trabajar ofreciendo su servicio de cátering para eventos, y esa ha sido su fórmula de éxito.
“No hago bodas, bautizos y comuniones porque ya hay empresas estupendísimas,y gente fenomenal con la que es muy fácil trabajar. Me gustan los encuentros pequeños y grandes, pero con empresas de por medio. La forma de funcionar es más sistematizada: tienes una reunión con la persona interesada, estableces una pauta y se lleva a cabo. Con otros formatos, como pasa con las bodas, ya lo tienes todo cerrado y aparecen la cuñada, la prima y la hermana para cambiarlo todo. El que está en una empresa tiene 20.000 historias que atender y no va a estar pensando en el cruasán que va a poner” expone Juanita, que a veces cierra semanas con dos eventos por día. “Hay días que no tenemos ninguno, pero todos tenemos algo que hacer, si no es una entrega, es un servicio”.
La historia de Juanyta con la Audiencia Nacional comenzó como comienzan muchas otras: fue fruto del boca a boca, “es lo que mejor funciona”. “Me contactaron directamente desde el Consejo de Europa y llegué a un acuerdo con ellos. A través de una fiscal que trabaja en la audiencia, me enteré de que su secretaria había asistido a un encuentro en el que se servía nuestro catering y le encantó” comparte la empresaria quien siempre acude a sus eventos para asegurarse de que todo salga bien. “Me contactaron, conectamos y a partir de ahí hemos hecho muchas cosas con ellos y la Audiencia, sobre todo temas de posesión y después en pequeños encuentros o celebraciones, como puede ser un cóctel de Navidad”.
Son clientes como cualquier otros, cuenta Juanita sobre estos en particular, que suelen recurrir a un “formato tipo ‘vino español’, un cóctel de pie, con un presupuesto ajustado. Son gente súper sencilla, no quieren una cosa nada fuera de lo normal. Nada de estridencias ni de derroche. Ese fue nuestro punto de partida: Juana por favor, presupuesto ajustado”.
Son de 50 a 200 personas, que “no son difíciles de complacer”, pero les gusta que les soprendan con “presentaciones y bocaditos no muy al uso, como los chupa chups de foie con higos que están riquísimos o unos minitenedores de foie, con mango y unas perlitas de avellana que están que te mueres, como las esferas de gorzonzolla, manzana reineta y pistacho. Tiene que haber ibéricos y queso, pero esos otros bocados rompen con su menú habitual y les encanta”.
Durante sus años de vida el catering de Juanita ha llegado a lugares algo más insospechados, como talleres mecánicos o discotecas. “Hemos llevado nuestro catering hasta una cena de solteros enanos”. Entretenida y feliz con su trabajo, acude a cada evento para asegurarse de que todo salga a pedir de boca, pero también confiesa ‘dormir con un ojo abierto’: “Siempre he tenido pesadillas con que la gente llegue y no tenga a nadie, o confundirme de fecha”, por eso, minuciosamente, “compruebo siempre todo”.