Muchos de por aquí coincidirán en lo reparador que es pasar unos días en San Sebastián. De nutrir se encarga la idílica postal que enmarca la playa de la Concha, abrazada por los montes Urgull e Igueldo, su ambiente, su cocina y sus gentes. Si esos días suceden en verano y con su Semana Grande como telón de fondo, dicen que se puede llegar a tocar el cielo.
No hay visita a la ciudad donostiarra sin paseo por lo viejo, el epicentro de la gastronomía y el 'poteo' que rinde culto a la cocina vasca, a sus gildas, su txuleta, a ese estimulante txakolí, a los zuritos y tantos otros iconos de la despensa euskalduna.
Bocados y tragos que se pueden descubrir, si no te has levantado con ganas de explorar, de la mano de Discover San Sebastián, una plataforma que puso en marcha Eskerne Falcon uniendo su pasión por la gastronomía y devoción por la ciudad donde nació. Una combinación triunfante, pues entre otros reconocimientos cosechados, su ruta ha sido catalogada como la 10ª Mejor Experiencia Gastronómica en el mundo en TripAdvisor.
Con su ayuda, rescatamos son algunas de las direcciones imprescindibles para rendir culto a esta suculenta y amena ‘religión’ que satisface cualquier apetito.
Restaurante MuxuMartin ( Portu Kalea, 17)
A pesdar de no ser de los más veteranos, se ha convertido en un lugar de referencia por su manera de convertido las recetas tradicionales, con técnicas de alta cocina, en pintxos y raciones singulares. Gran parte del mérito se la lleva quien defiende esta propuesta desde la cocina, el segoviano Diego Postigo, que rescata recetas tradicionales y las formula con técnicas de alta cocina.
Y de esa escuela, estos platos: unas pochas con jamón y berza para ponerles un piso, al igual que a su croqueta de jamón con velo de papada. No se queda corto tampoco el carpaccio de presa ibérica con jengibre, soja y queso idiazábal, con aires de vanguardia y el producto por bandera, como ocurre con la vieira con salsa de curry verde y zumo de lima.
Esta casa, ha sido certificada con una barandilla, una distinción (se pueden conceder hasta tres barandillas) que otorga el Instituo del Pintxo de San Sebastián, que trabaja para proteger y promover el pintxo donostiarra y evalúa al establecimiento bajo los criterios de gestión, sostenibilidad, seguridad alimentaria, bodega, servicio, gastronomía y características del local.
Bar Narrika (Narrika Kalea, 16)
Un clásico que resiste entre otros tantos al que se le conoce por su pintxo de foie, considerado como el mejor de San Sebastián. Y no tenemos pruebas, pero tampoco dudas, porque esta rebanada tostada de pan coronada por ese trozo generoso de foie que ha pasado por la plancha previamente es un bocado celestial que por sí mismo justifica la parada.
Si quieres aprovechar lo que dura el zurito y la visita, puedes continuar con su pintxo de setas, o probar los riñones, por los que también se les conoce.
Bar Tamboril (Arrandegi Kalea, 2)
Este veterano salta a la vista con su característico neón al adentrarte en una de las callejuelas que van a desembocar a la plaza. Dentro te espera su icónico pintxo de champis: una brocheta de tres champiñones, sobre una rebanada de pan y bañado en salsa.
Al igual que en Ganbara, el otro clásico que dirige la misma familia al frente de Tamboril, los pintxos se abren paso por su barra a montones. Las gambas que se comen como pipas y su ensaladilla son también indispensables.
Casa Urola (Fermin Calbeton Kalea, 20)
Algo más sofisticada es la propuesta de Pablo Loureiro, al frente de esta casa con solera desde 2012, y quien en 2019 recibió el premio Euskadi de Gastronomía al 'mejor restaurador' por la Academia Vasca de Gastronomía.
Además de su barra, donde se puede probar una gran variedad de pintxos fríos y caliente, entre los que no hay que perseder su tartaleta de hongos con queso idiazábal, cuentan con un salón donde seguir degustando su cocina tradicional 'renovada', donde la parrilla es su seña de identidad.
Ganbara (San Jerónimo, 21)
Pocas presentaciones hacen falta para este templo del pintxo. Tras cruzar su puerta, llega el momento de hacerse con unn hueco que quede libre en su barra. En ella mandan sus pintxos y el lustroso producto con el que se elaboran.
La huerta de temporada más fresca y de mejor calidad, conservas y otros productos que tras pasar por cocina acaban para siempre en la memoria de uno, como el cruasán que llena el local de aroma a mantequilla y se rellena de jamón. Y si hablamos de temporada no hay que dejar de probar su espárrago blanco en tempura. Iconos que permenacen en la casa, llueva o haga sol, son su ensaladilla y sus croquetas, elaboran una con ají de gallina que alegra el alma a cualquiera.