Cuando los pasajeros que viajan hasta Mendoza, Argentina, aterrizan en su aeropuerto, ven mucho más que aviones. También si se fijan podrán ver que sobrevuelan un manto - a veces verde, otras de tonos dorados- de hojas y racimos que pertenecen a los viñedos con el que se elabora un vino único llamado Destino. Es el único vino que se embotella tras haber sido cultivado en las inmediaciones de un aeropuerto.
De momento, porque la nueva terminal internacional en el aeropuerto Amerigo Vespucci, de Florencia, contará con un viñedo de 7,68 hectáreas y 38 hileras en su tejado. Estará ubicado en el techo de la nueva terminal, según el proyecto que han presentado hace unas semanas, diseñado por Rafael Viñoly Architects. Será un reconocido viticultor de la región quien cultive y coseche los viñedos de este vino cuyo proceso de elaboración y envejecimiento -en bodegas bajo los viñedos- se llevará todo a cabo en el aeropuerto. Para el resultado, habrá que esperar todavía un par de años.
El que sí se puede catar es el Malbec que nace de las uvas que crecen alrededor del aeropuerto de Mendoza. La implantación de su viñedo, a pocos metros de la pista, se remonta hasta los años 99 y 2000. Ubicado a pocos metros de la pista del Aeropuerto Internacional El Plumillero, su colorido viñedo ocupa casi 3 hectáreas, en su origen ocupaba más, pero parte de ellas fueron reemplazadas por un aparcamiento para pasajeros.
Cuando las uvas Malbec están listas, el Aeropuerto Internacional El Plumerillo de Mendoza se convierte en el escenario de la Fiesta de la Cosecha, que da comienzo a la tradicional Fiesta de la Vendimia, donde la Cooperativa Fecovita, encargada de la cosecha, llega a alcanzar una producción de 25.000 litros de estas uvas que predominan en suelo argentino.
“Destino ya tiene su historia: una herencia que consolida su identidad y la nobleza que talla su nombre. Quien tiene un nombre, tiene un destino, y cómo se parece al viento el destino de este Malbec que conocerá otros cielos y hará inolvidables los momentos que acompañe” reza la etiqueta de este vino que desprende aromas florales que recuerdan a las rosas rojas, rosa mosqueta y violetas y otros frutales donde se percibe cereza madura. En boca, ofrece elegancia y notas a frutas maduras, un trago prolongado del que han disfrutado ya afortunados como el Papa Francisco.
Más allá de la oportunidad a fotografiarse con este inusual paisaje atendiendo a una estrategia de marketing, se trata de una iniciativa para poner en valor esta región vitivinícola, una de referencia mundial, que bien sirve de ejemplo a otras regiones en las que el vino cobra protagonismo propio. Ocurre lo mismo con el Aeropuerto Internacional de Burdeos, donde en la entrada principal hay un pequeño viñedo que da la bienvenida a los viajeros.