El cóctel bar más bonito de Venecia está en este hotel
El recién estrenado hotel Nolinski en una de las ciudades más bonitas del globo, atesora también el que posiblemente sea el bar de cócteles más especial de La Serenissima.
25 marzo, 2024 06:00Venecia tiene algo de magnético. Pocas ciudades en el mundo se le parecen. Porque, ¿cómo iban a emular ese laberinto de canales, callejuelas en las que muchas veces apenas caben dos personas y palazzos? Nada más salir del aeropuerto y si es tu primera vez, verás que tiene algo que la hace especial, incluso melancólica.
Decían que iba a hundirse y desaparecer. Pero pasa el tiempo y Venecia sigue siendo esa reina italiana, con la que todos quieren coquetear. Cuando llegas desde el aeropuerto a la ciudad, solo puedes hacerlo a través del mar y no puedes sino sentirte -si has hecho el trayecto en un aqua taxi- un poco una estrella de Hollywood llegando a su famoso festival de cine. Y ese momento en el que se empieza a dibujar la silueta del campanile de la Piazza San Marco, es sobrecogedor. Nada se compara a 'la Serenissima'.
Y buceando entre sus calles y sus mil y un reclamos, hemos encontrado uno que posiblemente sea de los bares más bonitos de la ciudad, insertado en uno de los nuevos cinco estrellas de la ciudad italiana. No mira hacia los canales, ni falta que le hace, porque este coqueto espacio, con el permiso de la cultura coctelera veneciana, es para soñar despierto.
El efecto wow de un cóctel bar biblioteca
Para conocerlo, habrá que poner rumbo a una calle no poco conocida, la Calle Larga XXII Marzo, plagada de boutiques de firmas de lujo. Es allí, entre toda esta pompa y boato, donde se eleva el nuevo objeto de deseo veneciano. Y lo hace en un hotel cinco estrellas, el Nolinski Venecia. Si bien muchos de estos se encuentran dentro de palacios, este lo hace en un edificio más bien moderno, del siglo XX, lo que fuese la antigua Bolsa de Valores de Venecia.
Y allí, en la tercera planta, en la misma que se encuentra el lobby, está el Library Bar, nuestro destino y una de las joyas de la corona de este delicioso hotel. Bar librería, sí porque se encuentra repleto, de suelo a techo con cuatro mil ejemplares de libros. Pero hay más allá arriba, concretamente en el techo, al que se nos va rápidamente la vista, con un magnífico fresco pintado por el artista Simon Buret.
Abierto desde la hora del desayuno, hasta últimas horas de la noche, es un bar que invita al huésped a sentarse allí, pero también al que viene de fuera y quiere pasar un tiempo en un espacio cuando menos evocador y sexy. El hotel, levantado por los decoradores Le Coadic & Scotto, tiene un estilo ecléctico, a mitad camino entre el Art Nouveau, el clásico veneciano o el modernismo.
Y lo que tuvieron claro desde el principio, es que querrían hacer de este bar, uno sumamente especial, por eso dieron carta blanca al artista, para que plasmara allí lo que considerase. "Aquí los erizos de mar son estrellas", así concibió el artista este fresco, que es como un cielo y una oda al mar, con diferentes motivos marineros y casi surrealistas, como los peces que son pájaros.
Bajo de este primer efecto sorpresa, sus mesas redondas, rodeadas de sillones ataviados de terciopelo, un piano de cola que preside uno de los espacios y una barra que hace de altar del otro extremo del bar. ¿No es esto todo lo que esperaríamos de un bar a la altura para llamarlo el más bonito de Venecia?
Hay más. La propuesta de coctelería que corre a cargo del mixólogo Jérémy Bacquet, que iba para deportista de élite y siguió su carrera como barman, coronándose como el mejor aprendiz de barman de Francia en 2016. Es el director creativo de los bares del grupo Evok y para Nolinski, ha creado una carta que refleja la personalidad de un hotel único.
La historia de Venecia siempre ha estado ligada a la de uno de los tragos más famosos de la historia, el Bellini, que se creó no muy lejos de allí, en el Harry's Bar. En el Library Bar, se desmarcan de esta tradición para traernos una nueva, una que hablar de la maestría de este genio de las cocteleras.
Todos los cócteles rinden homenaje a la ciudad. Desde el Burano, que se prepara con vermut del professore rojo infusionado en granos de café, con un toque amargo, hasta el cóctel Lido, que lleva ginebra Anae, zumo de lima y sirope de orgeat (una especie de horchata), pasando por el que toma el nombre de otra de sus islas, Murano, que une el vodka Grey Goose, con licor de violeta, cognac Remy Martin y Marrasquino.
Hay también espacio para los grandes clásicos de la coctelería, con nombres como el Singapore Sling, la Paloma o el célebre Negroni sbagliato, trago que nació en Milán. Junto a ellos, una serie de mocktails y una envidiable lista de destilados de todas partes del mundo, que pueden acompañarse con una pequeña carta de bocados que incluye tramezzinos y focaccias.
Quédate a cenar
Después de un par de cócteles -o más- lo mejor es llenar el estómago antes de volver a recorrer las calles venecianas sin peligro de caer a uno de sus canales. La planta baja de Nolinski tiene otro tesoro, el restaurante al que han llamado Il Café, un espacio con zona interior y terraza, en el que disfrutar de la cocina de Philip Chronopoulos, chef de cabecera del grupo.
Y se come y se cena francamente bien. Empezando por sus cichetti, que son pequeños bocados como los crostini con berenjena y mozarela o una pizzeta de tomate, burrata y albahaca y siguiendo con los antipasti. De este apartado destacan platos como una ensalada de alcachofas con parmesano, el carpaccio de res con salsa verde o la pata de pulpo a la parrilla con nduja.
Atención merece el capítulo de los primeros y segundos platos, para los que preparan unos linguini con langosta dignos de peregrinaje y otras creaciones como las polpette (albóndigas) con salsa de tomate y ricotta o la tradicional milanesa con caponata.
¿Hueco para el postre? El tiramisú es la estrella absoluta, pero todos hacen ojitos a la tarta de limón, a los profiteroles con avellanas y a los helados caseros, perfectos para poner el punto final a un festín memorable.
Próximamente abrirán también el segundo y quizás más especial restaurante del hotel, el Palais Royal, una réplica del que la marca tiene en París con dos estrellas Michelin. Y lo harán en el espacio en el que hoy se sirven los desayunos, una espectacular rotonda de más de siete metros de altura, que nos da una perspectiva del poderío del edificio anterior.
Y si puedes, a dormir
Disfrutar este hotel como está mandado, se hace pasando una noche entre sus muros. Se trata de la primera apertura fuera de Francia del grupo hotelero Evok Collection. Creadores de hoteles como Brach, Sinner o el mismo Nolinski en París, han empezado su expansión en Italia con esta propiedad. En septiembre lo harán con Brach en Madrid y un poco más adelante, en Roma, con otro hotel Nolinski que vendrá a reforzar la oferta hotelera de la ciudad eterna.
Nolinski Venecia atesora 43 habitaciones de diferentes tipologías, todas ellas únicas y fascinantes. Siguen las máximas del grupo, de hacer sentir al huésped en casa, por ello en cada una hay objetos de decoración, marcos de fotos en las mesillas, piezas artísticas, libros para leer y todo lo necesario para crear un espacio hogareño y lujoso, pero a la vez sumamente confortable.
A la mañana siguiente hay premio. Porque merece muchísimo la pena despertar allí y bajar al restaurante a tomar el petit déjeuner como lo llaman. Trabajan con un menú en el que literalmente, hay de todo. De hecho, es incluso difícil decidirse por unas cosas u otras.
A la mesa traen una selección de bollería casera y la elección puede seguir por tomar el típico tramezzino, un sándwich italiano de mortadela y queso, unos espléndidos huevos benedict o piezas dulces como cannoli rellenos de pasta de pistacho, entre muchas otras cosas.
¿Una última recomendación? Pide subir al último piso. Allí se esconde una piscina interior, tipo jacuzzi con burbujas, con una de las vistas 360 más impresionantes sobre toda la ciudad de Venecia.