La capital británica, que en los últimos tiempos anda azuzada por las noticas en torno a la Royal Family, es siempre un crisol de tendencias, de lo que allí llega antes para más tarde, extrapolarse al resto de Europa. Y sí, todavía quedan cosas por descubrir en Londres.
Concretamente en una zona, Marylebone Village, que como su propio nombre indica, a pesar de ser un barrio a apenas unos minutos andando de Oxford Street, es como si se tratase de un pueblo urbano, uno de casitas bajas de aire georgiano, que esconde muchos reclamos todavía por descubrir.
No en vano, es el barrio que acoge la casa del detective más famoso de todos los tiempos, Sherlock Holmes el pizpireto y genial personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle, en el 221B de Baker Street. Pero también es un lugar donde florecen cultura, shopping y mucha gastronomía. Y precisamente en torno a esta misma, hemos descubierto un lugar que es de obligada visita en la ciudad y que además, es la quesería en la que la mismísima Helena Bonham Carter hacer la compra.
El sueño de Patricia Michelson, un paraíso quesero
Se trata de La Fromagerie, un paraíso para los amantes del queso y una de las mejores queserías de todo Londres. Y todo fue idea de Patricia Michelson, su creadora. "Hace unos diez años, no veías espacios así en el Reino Unido. Empecé con el negocio hace ya 33 años y desde entonces hemos visto cómo ha crecido el interés por el queso, por cómo son, de dónde vienen, cómo se elaboran...", cuenta a Cocinillas.
Todo empezó, como no podía ser de otra forma, con un queso. Patricia estaba esquiando en Meribel y allí conoció el queso que ahora es la joya de la corona de este espacio, el Beaufort Chalet d'Alpage. Se volvió con una rueda de este queso bajo el brazo y lo vendió en su propio jardín. Su interés crecía y llegó a tener un puesto en Camden Market y así, hasta abrir su primera tienda.
El negocio comenzó con una creencia "hacer el queso sofisticado y celebrarlo." Y su pasión no cesó aquí. Pronto se hizo con más espacios en la ciudad, llegando a tener ya tres tiendas y dos libros publicados. El primero fue 'The Cheese Room', al que siguió, en 2010, 'CHEESE: The world's best artisan cheeses' con prólogo de Jamie Oliver, que supone un viaje global por la tradición, el terruño y las grandes referencias queseras alrededor del mundo.
La de Marylebone es su segunda tienda y abrió sus puertas en 2002. "Quería crear una atmósfera en el espacio que no fuese como de tienda, sino como un mercado al que pudieras venir, explorar... Que cuando vinieras, fuera para encontrar algo especial", explica.
Su cava de quesos es todo un portento. Allí, en ese cuartito frío al que llaman 'The Cheeseroom', se atesoran e incluso se afinan, dependiendo de la época, entre unas 200 y 300 referencias de queso de buena parte de Europa -Reino Unido, Francia, Escandinavia, España o Italia- y alguna incluso de Estados Unidos. "Somos defensores de que el queso también tiene terroir, igual que lo hace el vino, que son expresiones de donde se elaboran".
Pasta blanda, curados, azules... Solo hace falta echar un vistazo para caer rendido a los pies de este lugar tan especial. La recomendación sería llevarse una cuña del queso con el todo empezó, el Beaufort Chalet d'Alpage, de leche de vaca elaborado en las montañas y ya que estamos en el Reino Unido, apostar por quesos británicos como Britgwell Ash, de cabra y recubierto de ceniza, el Cheddar Isle of Mulle, un Stilton o una variante de este queso azul, el Stichelton, elaborado por Joe Schneider utilizando leche de la finca y cantidades muy pequeñas de masa madre y cuajo.
Mucho más que una quesería
Si la cava de quesos es el centro de todo, alrededor del queso han desarrollado toda una línea de productos que se pueden comprar y disfrutar allí mismo. Bajo la marca La Fromagerie venden toda clase de acompañamientos para disfrutarlo, desde biscuits (galletitas) de avena, espelta o centeno a mermeladas caseras y de temporada. Sin olvidarse de unas cuantas referencias de vino y champagne o licores como el limoncello o el vin d'Orange e incluso su propio aceite de oliva producido en Puglia.
En la propia tienda de Marylebone se pueden también comprar también productos de charcutería, frutas y verduras e incluso comida preparada. ¿El plan perfecto? Tomar un tabla de diferentes quesos y apuntarse a una de las cenas que dan todos los lunes, las 'Supper Monday' en las que su chef de cabecera, Alessandro Grano, prepara una serie de cenas de degustación de temporada que celebran los productos agrícolas de las diferentes estaciones del año.
Moxon Street, una calle foodie
Si La Fromagerie es un destino en sí misma, la calle en la que se ubica, Moxon Street, se ha posicionado como una calle foodie, con más propuestas para los aficionados a los productos gourmet y la buena mesa. Justo frente a la quesería, está Rococo, una marca británica de chocolate gourmet que nació en King's Road en 1983.
Llama la atención por sus cuidados envases, con un diseño propio y si importante es el embalaje, también lo es el contenido. Compran chocolate de distintas procedencias como África, Asia o Sudamérica, para crear su propio blend en el Reino Unido, aunque hay algunos que por su calidad, no llegan a mezclar como el cacao criollo de Colombia. Y los venden en diferentes formatos, desde bombones a nibbles -pequeños bocados-, pasando por sus thins -finas capas-, trufas o tabletas, de chocolate con ingredientes como los pétalos de violeta, cardamomo o geranio, entre otros más conocidos.
Queso, chocolate y carne, que se compra en The Ginger Pig, una de las carnicerías más reputadas de Londres, célebre por su inigualable selección de carne de alto bienestar y crianza lenta. En su tienda de Moxon Street se pueden comprar encurtidos, pasteles, patés, terrinas y su best seller, las salchichas de gran tamaño y diferentes sabores como la que incorpora pimienta, la chipolata o las de manzana y sidra.