Otra vez es de noche en Husøy, la pequeña isla pesquera de Senja, en la costa noroeste de Noruega, más allá del Círculo Polar Ártico. Durante el mes de febrero, el tiempo de luz solar en la localidad apenas alcanza las ocho horas. El frío, por el contrario, está siempre presente.
Un paisaje imponente y bello, aunque desapacible, que sólo se atreven a encarar las cerca de 300 personas que habitan la zona. "Vivimos en mitad de la nada", afirma Rita Karlsen, directora general de la empresa Brødrene Karlsen AS, uno de los pocos negocios que existen en Husøy junto a un modesto supermercado.
Esta corporación de productos marinos lleva allí desde 1932, cuando fue fundada por los hermanos Hilbert y Aksel Karlsen. La vida de la isla depende de ella: de los 300 habitantes, alrededor de 170 trabajan en la compañía. Casi todo lo demás son ancianos, niños o profesores del único colegio que hay a varios kilómetros de distancia.
En los meses que dura la temporada del bacalao Skrei, de enero a abril, la población de habitantes de la recóndita Husøy aumenta simbólicamente. En este tiempo, trabajadores de diferentes países acuden a participar en la pesca del 'pata negra' noruego, como se conoce a este pescado tan codiciado, con una carne mucho más firme y jugosa que el resto de bacalaos.
Jaime, nacido en Murcia, es uno de los seis españoles que este año se han animado a formar parte del equipo de Brødrene Karlsen AS. No es su primera vez. La temporada pasada también estuvo aquí, de noviembre de 2022 a mayo de 2023. ¿Los motivos? El amor, el dinero, aprender otro idioma y salir de su zona de confort.
"Ahora estoy cerca de mi novia", sonríe Jaime, mirándola. María, su pareja, es de Santander y lleva ya 5 años viajando a la fábrica. Como decimos, razones no les faltan, pues en un mes fuerte pueden llegar a reunir 5.000€. "En una temporada buena, puedes llevarte 30.000€, más o menos", asegura el murciano.
Pero no hay momento para el descanso: el objetivo principal es juntar la mayor cantidad de dinero en el menor tiempo posible. "De los seis meses de temporada, trabajamos prácticamente 24/7. Entramos a las siete y media de la mañana a trabajar y el día más temprano podemos salir a las nueve de la noche, pero hay días que salimos a las once o doce". "Ayer, por ejemplo, nos fuimos a las dos de la mañana y a las siete y media ya estábamos aquí otra vez", relata.
Los días libres los marca el clima. "Si hay mucha tormenta, viento u oleaje, los barcos no suelen salir y ahí nos dan un poquito de descanso", explica Jaime, que en España se dedica al deporte y gestiona un gimnasio en su ciudad. Normalmente, esos días festivos los aprovechan para descansar, no hay ganas ni energía para viajar a conocer la región. "A principio de temporada sí tenemos tardes libres, entonces vamos al gimnasio, hacemos rutas, cogemos el coche, lo típico".
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María y Jaime no están solos, les acompañan también otros cinco españoles, cuatro de ellos amigos suyos. Uno es Alberto, de Callosa del Segura (Alicante). "Todo empezó como una broma, cuando me lo planteó María pensé que no iba en serio", nos dice. Un chiste que va ya por el segundo año y que, en su caso, se alargará hasta el próximo 15 de mayo.
Alberto comparte piso con la pareja, aunque los trabajadores de Brødrene Karlsen AS tienen la opción de vivir en unos alojamientos económicos que proporciona la empresa con salones y cocinas compartidas. "Ellos pagan 100€ al mes y nosotros 400€ por tener nuestra propia casa", detalla. "Yo lo prefiero así, después de tantas horas trabajando necesito llegar a casa y ver tranquilamente el fútbol".
En España, Alberto trabaja en la empresa de construcción de su padre, pero se ha tomado una pausa para ahorrar dinero gracias al Skrei. Él, que llegó en enero, espera regresar a Alicante con 15.000€. "Lo bueno es que como te pasas todo el día trabajando no puedes gastarte lo que ganas. Sólo hay un supermercado en toda la ciudad, como no te compres 100 cervezas de golpe....", bromea.
Junto a Alberto está también Jose, de 24 años, que viene desde Santander con su hermana, amiga de María. "Esto funciona mucho por el boca a boca", reconoce. Es su primer año en Husøy, pero ya había trabajado antes fuera de España. "Lo probé por primera vez a los 22 años y me pareció una experiencia increíble. Ganas mucho dinero, conoces gente, aprendes idiomas...".
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"La semana pasada, que trabajamos bastante, habremos ganado dos mil o dos mil quinientos euros, ¿cómo no lo voy a recomendar?", se pregunta el santanderino. "De hecho, aquí viene muchas personas de países del este que trabajan durante cinco o seis meses y luego se pasan el resto del año viviendo como reyes en sus ciudades, pues allí el nivel de vida es más barato", nos cuenta, y asegura que la mayoría de sus compañeros proceden de Polonia y Portugal, aunque también hay bastantes lituanos y rumanos.
Los requisitos para trabajar en la fábrica son simples: "No necesitas hacer ningún cursillo, sólo aprender cómo funcionan las máquinas y cómo pararlas en caso de emergencia, lo básico". Jose se quedará hasta junio en Husøy, en las temporadas de otros pescados, pero ya añora la gastronomía de España: "Aquí he probado por primera vez el hígado de bacalao; también nos comemos las huevas y los callos, e incluso exportamos esperma de bacalao a Japón".
Pese a las ventajas de formar parte de la 'patrulla Skrei', todos coinciden en que no podrían vivir en Husøy durante mucho tiempo y echan de menos el clima español. "¡Necesito el Sol!", exclama Alberto. Hasta agosto tendrán Sol de sobra para aburrirse: desde este mes hasta entonces tiene lugar el famoso fenómeno conocido como sol de medianoche y durante algunas semanas el Sol no llegará a ponerse nunca, haciendo que los días 'no terminen' jamás.
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Alberto aún recuerda la primera vez que vivió este espectáculo: "Fue un choque absoluto, pero te acostumbras. Pasa lo mismo con las auroras boreales, que pueden verse casi todas las noches que el cielo está despejado. Sólo por eso ya merece la pena venir aquí".
Esta semana se pondrá fin a la campaña más esperada del bacalao Skrei de Noruega, que tras los años se ha hecho un hueco indiscutible en los hogares y en la restauración en España, su primer importador mundial. Por desgracia, el cambio climático está afectando a los recorridos marítimos del Skrei, algo que complica su pesca y puede repercutir en la calidad de su carne. "Estamos preocupados", aseguran desde Brødrene Karlsen AS, pero intentan mantenerse positivos y no cejan en su esfuerzo de seguir siendo sostenibles y mantener los más altos estándares para llevar la mejor versión de esta joya gastronómica a las mesas de todo el mundo.