Cuando pensamos en Marruecos y una bebida, lo primero que viene a nuestra cabeza es el té moruno, esa maravilla que se prepara con té verde, menta y azúcar y que tiene hasta su propio ritual para servirlo, haciéndolo pasar varias veces por el vaso y de vuelta a la tetera, para que alcance su sabor óptimo.
Pero ¿sabías que en Marruecos también tiene una de las firmas cafeteras más laureadas del mundo? Se llama Bacha Coffee y se fundó en Marrakech en 1910 en el espectacular palacio Dar el Bacha y a día de hoy, su expansión ha sido por buena parte del mundo, saliendo desde la ciudad marroquí, hasta llegar a Francia, Emiratos Árabes, Taiwan o Singapur entre muchos otros. Esta es la historia del café más bonito de Marrakech y de cómo ha conquistado el globo con su estética y sus productos de primera calidad.
Un café en palacio
Eran los inicios del siglo XX y Marrakech, la ciudad roja, ya era un destino para muchos de las celebridades de todo el globo y patio de recreo de la jet set, que corrían a esta ciudad para disfrutar de su autenticidad. Buena parte de aquel halure se debió al régimen de Thami El Glaoui, que a pesar de su carrera política no exenta de polémica, levantó palacios, el primer campo de golf de Marruecos o el barrio de Gueliz, una zona muy al estilo europeo.
Aquello llevó a conocer la ciudad como el 'París del Sáhara' tal y como la llamó el mismísimo Winston Churchill, que cayó enamorado de esta magnética ciudad. No fue el único que se sentía atraído como un imán a la urbe. Josephine Baker, Édith Piaf y Charlie Chaplin... fueron solo algunos de los que también quisieron disfrutar de este lugar único.
Fue en aquel clima de bonanza para la ciudad, durante el cual nació el que se convertiría en el café más bonito de Marrakech, Bacha Coffee. Era 1910 y dentro de uno de los palacios de El Glaoui, el espectacular Dar el Bacha, abría este lugar, que pronto se convertiría en espacio de reunión de personajes de la cultura o la política, además de todos aquellos foráneos -incluso Roosevelt se dejó caer por allí- que solo quería disfrutar de un café de Arabia o arábica, como se empezaría a conocer más tarde.
Fue tan solo unos años más tarde, en 1923, cuando abrió las puertas otro de los grandes reclamos de las altas esferas, el icónico hotel La Mamounia, que también alojó entre sus muros a grandes personajes. Winston Churchill tiene en la actualidad una suite dedicada, en el que dijo que era "un lugar fantástico, uno de los mejores hoteles en los que jamás me haya alojado".
Tras la Segunda Guerra Mundial, el palacio y en consecuencia el café, cerraron sus puertas, dejando en stand by aquel brillante pasado y un futuro que no se sabía que iba a deparar.
2019, el renacer de un clásico
Tuvieron que pasar nada menos que 60 años para que Marrakech recuperase uno de sus emblemas y lo hiciera reconvertido en uno de los cafés con más estilo del mundo, uno que acumula colas diarias para pasar un rato entre sus paredes. En 2017, tras una restauración, el palacio del que fuera el pachá de Marrakech, reabrió como museo y dos años más tarde, lo hizo el Bacha Coffee. Y con él, empezó la expansión internacional de la marca, abriendo en el mismo año su primera flagship en Singapur.
No fue fácil traerlo de nuevo a la vida, porque la restauración de todo el palacio se catalogó como una verdadera hazaña que reunió a expertos en diferentes materias, para que volviera a lucir todo su esplendor. Y es allí, en uno de los patios, donde si situó el café, con su espacio de coffee room y boutique.
Para disfrutar de ese espacio tienes que pagar la tarifa de entrada al edificio, que vale la pena visitar completo, mientras esperas a que te den mesa en el concurrido café. Además de la extensa variedad de cafés que tienen, que suelen acompañar con chantilly para que te eches al gusto, sirven comida, tanto dulce como salada, con la que acompañarlos.
Café 100% Arábica y de todos los países productores del mundo
El ascenso fue meteórico. Y ya no en apertura de tiendas por buena parte del globo -París, Singapur, Taiwan, Emiratos Árabes, Catar...- sino también por la especialización y por la enorme cantidad de diferentes cafés que sirven y venden en envoltorios que querrás llevarte a casa. Trabajan prácticamente con todos los países productores del mundo, de Ecuador a Etiopía, pasando por Costa Rica, Yemen o Guatemala, para satisfacer los gustos de sus clientes.
En paralelo, venden todo tipo de accesorios para preparar el café. De sus tazas y accesorios a cafeteras de filtro, el azúcar con el que endulzan e incluso otros de sus productos estrella, como la vainilla de Tahití que meten dentro de un molinillo para servir directamente con el café o el Caramel Coffee Spread, elaborado con salsa de caramelo, mantequilla fresca salada y con granos de café molidos, que es perfecto para hacer una tostada o rellenar un croissant. Así es full experience Bacha Coffee.
Pero en realidad, todo empezó con el té
Aunque se tratase de un café histórico, toda su historia empezó con el té y con la figura de Taha Bouqdib, el magnate y CEO detrás del grupo V3 Gourmet. Puede que no os suene, pero es el que engloba las marcas TWG Tea y Bacha Coffee.
Aficionado al té desde muy joven, por los recuerdos que tenía de consumirlo en Rabat, fundó en 2008 TWG Tea en Singapur y tan solo unos años más tarde, ya tenía más de 70 espacios repartidos en 18 países del mundo.
El café llegó después. Reunido con el rey de Marruecos pudo conocer todo sobre aquel café imprescindible en la vida marroquí de los años 20. Fascinado por su historia quiso devolver a la vida un emblema marroquí y lo hizo en paralelo en Singapur y abriendo en el mismo espacio que ocupaba en aquel primigenio Marrakech. El resto, como hemos visto, es historia.