La 'payesa influencer' Soraya Bosch, de vender coches a elaborar uno de los mejores quesos D.O. Mahón
En Formatges Sa Roqueta, además de quesos, también ofrecen embutidos, especias, mermeladas, miel, aceites y vinos elaborados con los productos locales.
19 julio, 2024 06:00La payesa menorquina, Soraya Bosch, dejó de vender coches para ponerse detrás del mostrador y vender quesos con D. O. Mahón. Cambió un trabajo estable con 14 nóminas, días libres y fines de semana libres por una nueva vida 'al servicio' de los animales: "No era muy partidaria, pero tenía que intentarlo".
Desde hace ocho años dirige Formatges Sa Roqueta, junto a su esposo Juan Carlos, en la finca rústica de Son Arret, en la localidad menorquina de Ferreries. Ambos son unos de los pocos en la isla que luchan por recuperar la esencia del queso Mahón con denominación de origen. Él a cargo de la granja y los animales, ella a cargo de la botica, donde además de comprar y degustar sus quesos, también ofrecen embutidos, especias, mermeladas, miel, aceites y vinos elaborados con los productos locales.
"Empezamos poco a poco. Yo trabajaba en Ciudadela, me cansé de ir y venir y después me quedé embarazada" cuenta Bosch sobre sus inicios, que no fueron sencillos al desarrollar su actividad bajo el sistema de 'a mitges', que se aplica a las granjas de Menorca. "El propietario es un socio y el cultivador o pagés el que trabaja la finca, pero al que ver que no nos funcionaba al tercer año comenzamos a alquilar".
Aquella decisión lo cambió todo: "Me puse al frente del negocio como socia. Venía de vender coches y me quedé yo aquí con mi bebé. Me ahogaba y por eso montamos la tienda y pusimos en marcha las experiencias para elaborar queso y atraer más público a la finca..." cuenta Bosch que lleva el marketing y las ventas en la sangre. Despacha con soltura, además de defender el producto local que vende en el colmado que ocupa la planta baja del caserío.
Sorprende lo bien que cuidan su página web donde detallan todo lo que da de sí la granja. No es que los payeses sean conocidos por sus habilidades digitales, tras el tiempo que exige la granja queda poco para pantallas, pero Soraya se ha hecho toda una 'influencer del queso D. O. Mahón' y ha sabido aprovecharlas para fortalecer su negocio.
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Formatges Sa Roqueta, cuyo nombre rinde homenaje a la isla apodada cariñosamente "Roqueta" por los locales, ha conseguido recuperar los sabores, colores y aromas de antaño, ofreciendo un producto que no solo respeta las prácticas tradicionales sino que también se adapta a las demandas contemporáneas de los consumidores. "La tradición en Menorca de los granjeros es vocacional, si no espabilamos, trabajar en el campo se va a perder" expone Bosch.
La botica de Sa Roqueta
En la tienda se vende a granel, no le gusta tener los quesos envasados. Los tiene expuestos tras el mostrador del colmado y otros tantos aguardan en la sala contigua de curación. Ofrece queso D. O. Mahón, semi curado, de dos a cuatro semanas, fácil de cortar y suave, y curado, de seis a ocho semanas. También cuentan con añejo y el que aguarda año y medio, el tiempo máximo de curación, gran reserva.
Además de los quesos, venden embutidos, como sobrasada de la isla, engordan a los cerdos, pero no la elaboran ellos al no tener matadero, "hay mucho control sanitario". Cuentan con una estantería colmada de productos locales como aceites producidos en la isla como Morvedra Nou, Pont Modorro o Son Felip, licores de Xoriger o la miel artesana que elabora Miquel de Mel i Units.
Queso de Mahón, también para vegetarianos
La pareja no solo ha revivido las técnicas tradicionales de elaboración del queso Mahón, sino que también han innovado con una variedad única que se ha ganado a un nuevo público. En 2022, lanzaron una versión de queso utilizando coagulante vegetal a base de cardo, convirtiéndolo en una opción apta para vegetarianos, algo inédito en la isla hasta la fecha.
Un queso que lleva tu nombre
La finca de Son Arret no es solo un lugar de producción, sino que también se ha convertido en un destino de interés en la isla. Los visitantes pueden participar en la elaboración del queso, degustar los productos de la quesería y disfrutar de una selección de aceites y vinos locales. La visita guiada cuesta 35 € e incluye la elaboración del queso y su degustación.
"Si quieren pueden personalizar el queso y en ocho semanas se lo mandamos". Las visitas comenzaron en 2019, "al año siguiente todo el mundo tenía que venir con mascarilla, pero al final acabé con lista de espera" recuerda Bosch, que en temporada alta recibe a 20 personas cada día.
Los meses de más afluencia coinciden con la época que menos leche dan las vacas, pero "lo compensamos con visitas y degustaciones. Menos producción, pero más economía" explica Soraya. La finca se ve desde la carretera, un gran mural de una vaca que cubre la pared del no deja duda de lo que espera al final del camino, pero cuidado con el acceso.