Huevos de gallinas propias y morcilla de Burgos: así es el espectacular desayuno de este hotel en Ribera del Duero

Huevos de gallinas propias y morcilla de Burgos: así es el espectacular desayuno de este hotel en Ribera del Duero

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Huevos de gallinas propias y morcilla de Burgos: así es el espectacular desayuno de este hotel en Ribera del Duero

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Uno de los mayores placeres de visitar un hotel, además de disfrutarlo y descansar fuera de casa, es el desayuno a la mañana siguiente. Muchas veces nos lo saltamos o pasamos con un simple café preparado en la habitación. Pero otras tantas, se convierte en un momento deseado y ansiado.

¿Será bueno? ¿Completo? ¿Tendrán el tipo de leche que bebo? Las dudas nos surgen y, cuando encontramos uno que satisface nuestras plegarias y más, no cesamos en recomendarlo. Hay hoteles que merecen la pena por muchas cosas, pero, si ya cuidan su oferta gastronómica al máximo, nos terminan de conquistar por completo. ¿Cómo suena un desayuno con huevos de gallinas propias y recién recogidos con morcilla de Burgos y pisto? ¿O uno con una selección de quesos locales? ¿Y con opciones de cafés y tés que van del chai latte al cold brew? Pocos desayunos habrás visto tan completos.

Y es que, en pleno corazón de la Ribera del Duero, el hotel Castilla Termal Monasterio de Valbuena es el que hace gala de tan laureado festín mañanero. No es un simple hotel: es una experiencia que conecta historia, lujo y bienestar. Este antiguo monasterio cisterciense, construido en el siglo XII, ha sido restaurado con mimo para convertirse en uno de los hoteles a los que queremos volver siempre, donde el tiempo parece detenerse.

Un desayuno sobresaliente que hace que merezca la pena el viaje

Desayunar en el hotel es una experiencia para disfrutar con calma y deleitarse con cada detalle. Y no son pocos. Para empezar, montan una zona de buffet con mil y un productos, para todos los gustos y para hacerse un desayuno gastronómico. Empezando por una zona de quesos donde encontrar un queso fresco de Cañada Real, un Pata de Mulo de la Cruz del Pobre o un semicurado de la Quesería Quevedo, entre otros. A ellos se suman ibéricos, un panel de miel, infinidad de panes, diferentes dulces típicos de la zona y caseros, fruta de temporada, y una amplia selección de bebidas como zumos o cafés cold brew.  

Los huevos son la estrella. Los preparan en diferentes formas: poché, al punto, en tortilla, benedictine... Pero los más recomendables son los fritos. Los hacen en un punto perfecto, con puntilla, y, lo mejor, es que proceden del gallinero del mismo hotel. Conviene visitarlo, ya que allí custodian gallinas de la raza Castellana Negra, en peligro de extinción, que, como cuentan, son las mismas que agradaban a Isabel I de Castilla o que Cristóbal Colón llevaba en sus viajes.

El acompañamiento de los huevos es espectacular: morcilla de Burgos, pisto, setas trufadas, salchichas de Zaratán, torreznos... Por solamente citar algunas de las opciones.De la carta de platos calientes destacan también otros platos sorprendentes, como la sopa de ajo, crepes o tostas que salen directamente de cocina. 

La gastronomía en el hotel

Si cuidan así el desayuno, hacen lo propio con el resto de espacios gastronómicos del hotel. Y lo mejor de todo, es que la cocina de este hotel la dirige Miguel Ángel de la Cruz, chef del restaurante La Botica de Matapozuelos y pionero en el uso de las piñas en la alta cocina. La de Miguel Ángel es una cocina que apuesta por la tierra, por el entorno y la sostenibilidad. Y esa misma forma de trabajo la ha llevado al hotel, donde colabora desde 2022. También aquí se utilizan los huevos del gallinero propio, las verduras y hortalizas del huerto del hotel, y se sirve el vino Converso, elaborado en exclusiva para la cadena con las uvas de las vides que hay alrededor del monasterio. 

Castilla Termal Monasterio de Valbuena ofrece tres espacios diferenciados, además de una terraza de verano. El primero es el restaurante Converso, donde disfrutar de platos perfectos para este otoño, como una ensalada tibia de lombarda con vieira, queso de Setera y una vinagreta de persimón y piñones, un escabeche de codorniz con ensalada de maruja y granada y platos fuertes como la perdiz estofada a la manera tradicional o las chuletas de ciervo con queso ahumado y calabaza.

Para una comida o cena informal, proponen el gastrobar La Cilla, donde arrancar con cecina o una tabla de quesos de la zona, continuar con torreznitos de Soria en pan candeal y terminar con un brioche de lechazo con cebolla crujiente y toffee de café o unas chuletitas también de lechazo a la brasa.

Otro de sus espacios más especiales está en el subterráneo, la Bodega de los Monjes. En esta cueva bajo tierra nacieron los vinos de la Ribera del Duero. Los monjes que habitaban este monasterio están considerados como los padres de estos vinos, porque fue en este lugar donde empezaron a elaborarlos y guardarlos. Tomar una copa de vino en este espacio, acompañada de un picoteo, asegura un momento de conexión con tan importante historia. 

Hay más, porque en breve darán la bienvenida a un restaurante gastronómico asesorado por el propio Miguel Ángel de la Cruz, apoyado en el día a día por el jefe de cocina del hotel, Manuel Sanz.

Una experiencia histórica y wellness

No nos faltarán pretextos para no querer salir del hotel. Pues ahí van unas cuantas más. El solo hecho de alojarse aquí ya es una experiencia. Pocos hoteles hay parecidos en nuestra geografía. Al cruzar sus puertas, te recibe un impresionante claustro, donde los arcos góticos y las galerías de piedra te transportan a otra época, un viaje al pasado envuelto en el silencio que parece haber quedado suspendido entre sus muros.

Las antiguas estancias monásticas han sido transformadas en acogedores salones y zonas comunes que conservan todos los detalles de esta joya medieval. Eso, y sus habitaciones con vistas a las hileras de viñedos que rodean el edificio, crean una atmósfera única, ideal para desconectar del ritmo frenético de la vida cotidiana.

Como todos los hoteles del sello Castilla Termal, el monasterio de Valbuena también destaca por ofrecer una experiencia de bienestar. Su spa, alimentado por aguas mineromedicinales con propiedades digestivas y específicas para los procesos metabólicos, ofrece un circuito termal que incluye una enorme piscina con chorros descontracturantes, jacuzzis e incluso una zona de piscina al aire libre. 

Para quienes buscan un tratamiento personalizado, su carta de servicios es increíblemente completa: masajes relajantes, tratamientos faciales rejuvenecedores y terapias con productos naturales de la zona, como uvas o aceite de oliva.

Mención especial merece una de sus experiencias exclusivas: la Capilla de San Pedro. En un espacio junto al spa, se ha recreado una de las capillas junto al claustro para ofrecer un ritual privado de contrastes, con piscinas a diferentes temperaturas, baño turco y sauna. Además, incluye un masaje muy especial, que no podemos revelar para que sea una sorpresa, pero que te hará sentir en las nubes...