De Madrid dicen que un bar sin cerveza es un bar sin público. Así somos de cerveceros. Y que lo de “una cerveza bien fría” es nuestra petición favorita (también la mía). Pero es verdad que poco a poco parece que se va quedando corta. Ahora estamos curtidos, o más bien en vías de curtirnos, y apreciamos las cervezas diferentes, y con diferentes hablo de artesanas, y con artesanas de Madrid hablo de La Virgen. Pionera en jugársela proponiendo una alternativa al botellín, ahora va un paso más allá abriendo El Mural de La Virgen, el nuevo sitio “al que hay que ir” por eso de beber variedad, comer perritos con las dos manos y pintar en la pared.
Ficha y detalles del restaurante El Mural de La Virgen
- El Mural de La Virgen es el tap room de cervezas La Virgen en la calle Cardenal Cisneros. Allí se pueden degustar todas las cervezas del grupo con cuatro recetas elaboradas y de calidad de perritos calientes bien sabrosos y en un espacio destinado al conocimiento y disfrute de las artesanas y al encuentro con amigos en un espacio con mucho rollo. Además realizan actividades como catas musicales y presentaciones de colaboraciones con maestros cerveceros.
- Lo mejor: El perrito chileno y el poder conocer y probar las cervezas antes de elegir.
- Dirección: Calle del Cardenal Cisneros, 21. Madrid.
- Horario: M a J 19:00-2:00. V 19:00-2:30. S 12:00-16:00 y 19:00-2:30.
- Reservas: No hacen reservas.
- Precio: Media pinta 3€, pinta 4€, perritos 6€ y 7€.
- Nota: 2,5/5
¿Qué es El Mural de La Virgen?
Es el último paso de unos valientes, o insensatos, que montaron una fábrica de cerveza artesana en la ciudad de la caña y el botellín. Era 2011 y los chicos de La Virgen la abrieron en Las Rozas y se subieron a un food truck cuando la fiebre tampoco era tanta para darla a conocer con comida callejera. Ahora han vuelto a demostrar ese par de narices abriendo un tap room de su cerveza (un sitio para disfrutarlas y catarlas) en la calle más cervecera de Madrid, Cardenal Cisneros. Se la han jugado y han ganado, ¿por qué? “Por el producto local, por la experiencia que generamos, por el cara a cara que siempre hemos tenido muy en cuenta, todo se enseña, desde la fábrica hasta las explicaciones en El Mural, porque queremos transmitir autenticidad”, me dice César Pascual, director de marketing de La Virgen. Y ahora que, como decía, estamos en vías de curtirnos y queremos saberlo todo, esta experiencia y el universo gustativo de las artesanas nos han llegado.
El Mural de la Virgen es un sitio con rollo. Eso fue lo primero que pensé al entrar. Las paredes son un alucine de colores, graffitis, firmas y dibujitos que la gente ha hecho de forma espontánea y permitida (en barra te dan el rotulador) sobre una base de pintura literalmente estrellada en la pared, que fue la forma de pintar el local. Los únicos espacios en blanco quedaron así por los vinilos que dieron forma a las letras de la marca. Por lo demás, un maravilloso caos de mensajes y espontaneidad.
La barra es el eje central del espacio, por ella se mueve con soltura el equipo. Al final, una pequeña cocina vista donde de donde salen unos perritos calientes de alucinar. Y a lo largo del bar, mesas altas, otra barra y taburetes, como toda la vida.
Prueba, prueba, prueba
Es la mejor recomendación al ponerte frente a la barra porque es cierto que aún se desconoce el mundo de las artesanas y porque incluso conociéndolas pueden sorprenderte. Aquí tienen 8 cervezas pinchadas en grifo (puedes ver cuáles tienen cada día en su web) y una nevera con embotelladas. Y por si te quedas con ganas, hasta un grifo extra que llena la versión extra grande de la lata con alguna de sus variedades.
Allí te cuentan todo lo que necesitas saber para degustarla y además todo lo que quieras. El objetivo es beberlas con gusto y conocimiento. No hay que ir a tiro hecho, con un “me gustan suaves, amargas, fuertes, tostadas, afrutadas, ligeras…” comienza el juego. O te fías de su recomendación y/o pruebas (importante) y decides.
Cerveza y perritos, la pareja perfecta en El Mural de La Virgen
Puestos a emparejarlos, quiero combinarlos, así que pido que me recomienden una cerveza para cada uno de ellos. Porque sí, estoy entregada a la causa y voy a probarlos todos, por vosotros. Y para ir abriendo boca, una de Nachos con guacamole fresco hecho al momento.
Vaya por delante y que sirva de aval que las salchichas suelen estar desterradas de mi mapa gastronómico, pero éstas están de muerte y encima metidas en un pan de cerveza. Empiezo con el Perrito La Virgen, con una salchicha alemana de verdad, de las buenas, cubierta de queso Emmental y un mix de especias que le dan ese punto que tanto apreciamos sus amantes, y con pepinillos y piparras. Un juego de sabores suaves y vinagres muy rico, un perrito que pruebo a gusto pues deja el protagonismo a la salchicha, así que es una buena forma de presentarse. Este va perfecto con una Jamonera, una cerveza de alta fermentación con aromas frutales muy marcados por las maltas tostadas y caramelizadas.
Continúo con un Perrito Chileno, con esa misma salchicha, salmorejo, pico de gallo y guacamole. Explosión de sabores potentes que se mezclan en la boca con la delicadeza que dan esas texturas. Guacamole fresco, por cierto, que no hay color con los preparados. Me lo ponen con una Bomber Farmhouse, una cerveza estilo Saison típica de jornaleros en su origen, ligera, refrescante y hecha con malta de trigo y de cebada, frambuesas del valle del Jerte y hoja de lima limón. Con tendencia a la sidra, de burbuja fina y afrutada. Y en edición limitada así que probadla mientras la tengan pinchada.
En tercer lugar pruebo el Setero, totalmente diferente con boletus y una salsa de setas increíble. Todos sorprenden pero este es sin duda el más diferente. Sus sabores requieren una cerveza más potente, así que déjate llevar, yo en esta ocasión me bajo del barco que aún me queda uno más.
Y voy a por él. Se llama Tigre y haría las delicias de cualquier americano con buen paladar porque lleva cebolla, bacon y salsa de bacon acompañando a una salchicha – que por cierto, son de tamaño considerable – recogida en un pan atigrado por las zonas tostadas y el tono amarillo del resto. Se puede asemejar más a las recetas perritos que tenemos en el imaginario colectivo pero la calidad es sin duda superior. Este pide a gritos una IPA. Es una de las fijas en los grifos porque siempre gusta a los más cerveceros. Con más alcohol pero igualmente refrescante, aromática y algo cítrica pero con regusto herbáceo. Con estas características, acompaña bien a este perrito contundente.
Sin duda un matrimonio bien avenido y rodeado del buen rollo de un personal muy formado en la materia y empeñado en que disfrutes. Por eso además hacen actividades diferentes en torno a la cerveza, ya sean colaboraciones con cerveceros que se presentan en alguno de los tap room de Madrid (tienen dos más, La Fuente de La Virgen y El Callejón de La Virgen) o catas musicales, sí, cervezas que degustas maridadas con música. Y dicho esto, nos vemos en los bares, digo en El Mural.