Tenerife se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos de nuestro país. Escaparse y disfrutar del relax y la buena gastronomía es el plan perfecto de Corales.
Desde la península ha sido una constante dejar de lado Canarias como destino gastronómico, ha sido más bien una escapada de relax o incluso de fiesta, más asociada a resorts de todo incluido a un precio económico.
En los últimos años mucho ha cambiado la cosa, e incluso de islas como Tenerife se ha hecho una enorme apuesta por la recuperación de la tradición, el producto, la gastronomía y un tipo de hoteles orientados a turistas con más exigencias.
Con motivo del Inspirational Chef Program hemos visitado de nuevo Tenerife y nos hemos alojado en Corales Beach, un espectacular hotel de lujo en el que relax, disfrute y gastronomía se dan la mano.
Esta iniciativa trata de llevar a un chef reconocido internacionalmente a Tenerife, mostrarle los productores y productos locales y de ese modo animarle a incorporarlo en su cocina. En este caso fue Sebastian Frank, chef de Horvath (Berlin) quien nos acompañó, y quedó fascinado con el increíble valor del producto tinerfeño. Tanto fue así que se volvió a Berlín con 30 kilos de la excelente mantequilla de cabra de Montesdeoca.
Royal Hideaway Corales Beach, el hotel de la alta gastronomía
Corales es un hotel cinco estrellas gran lujo que realmente marca una diferencia con respecto a otros hoteles de dicha categoría. El resort se divide en dos zonas principales, una de habitaciones solo para adultos y una de suites y villas, donde también los más pequeños son bienvenidos. Cada zona cuenta con sus piscinas propias, por lo que la separación es total.
Desde la llegada al hotel en su espectacular recepción que parece sacada de la guardia de un malo de James Bond, uno queda perplejo ante la grandiosidad y buen gusto con la que todo está puesto.
Imagine el lector lo espaciosa y lujosa que es la habitación cuando un servidor pensó al entrar que había sido beneficiado con una superior. “Todas nuestras habitaciones son iguales”, nos contó más tarde Fernando Turnes, director del hotel. En Corales solo hay tres tipos de habitación: villas con cocina y piscina privada, suites con cocina y las habitaciones. Todas ellas espectaculares.
El relax está presente en cada esquina, donde se respira tranquilidad y descanso. El spa, limitado a un aforo muy pequeño, es perfecto para pasar una mañana de tranquilidad, que perfectamente puede acabar en un masaje. Una piscina infinita con vistas al mar corona la última planta del edificio en un lugar que parece sacado de un sueño.
Maresía, alta cocina canaria
El primer restaurante que destacar dentro del hotel Corales es Maresía, un proyecto liderado por el prestigioso chef Juan Carlos Padrón, laureado en su restaurante de la misma isla El Rincón de Juan Carlos.
Maresía se divide en tres espacios diferentes: el restaurante gastronómico (abierto solo para cenas), el bar-piscina, que incluye una barra, varias mesas altas y la propia piscina infinita, y la zona de coctelería.
El restaurante gastronómico es de un nivel excelente, y nos permite rememorar algunos de los platos míticos de Juan Carlos Padrón, a la vez que descubrimos una reformulación de las recetas más tradicionales canarias en forma de cocina moderna, con técnica, gusto y gran producto local.
El bar-piscina nos permite comer algo en el almuerzo, ya sea en las mesas altas, la barra o incluso directamente pidiendo desde la piscina. Esta misma zona también sirve para la enrome apuesta que el hotel ha hecho por la coctelería.
San Hô, cocina nikkei con esencia canaria
La otra gran apuesta del hotel por la gastronomía la encontramos en San Hô, un restaurante que durante las cenas sirve comida nikkei, la fusión de cocina peruana que se dio con la japonesa tras la llegada de emigrantes nipones a Perú. En el caso de San Hô se le da una vuelta de tuerca introduciendo también toques canarios con sus productos locales en la línea de la fuerte apuesta del hotel por la cercanía y lo local.
San Hô es un restaurante para el disfrute, donde el sabor está siempre presente por encima de todo. Ceviches, tiraditos, ají… pero también papa, mojo y queso canario. Una mezcla curiosa que funciona y que se ha ejecutado perfectamente.
La gastronomía infinita de Corales
Además de Maresía y San Hô, el huésped encontrará en Corales otros muchos restaurantes, todos ellos con un nivel medio alto, muy superior a lo que solemos encontrar en otros hoteles, algo realmente a agradecer.
Nos encontramos con Starfish, un restaurante que apuesta por cocina de proximidad, con pescados frescos, carnes y mariscos a la brasa y Il Bocconcio Di Olivia, un restaurante italiano con mucha tradición que escapa de los clásicos de hotel sin esencia.
Y por supuesto el desayuno. Qué desayuno. Uno de los mejores, más cuidados y variados que he conocido. Atrás quedaron los desayunos bufé con cientos de opciones sin ninguna gracia ni cuidado. En Corales, dentro de una amplia variedad, está más contenido y la apuesta se hace por la calidad.
Los alrededores de Corales
Corales se sitúa en La Caleta de Adeje, uno de los pueblos con más encanto y auténticos de esta zona de Tenerife, por lo que simplemente dar un paseo por aquí o recorrer el larguísimo paseo marítimo que recorre esta costa ya merecen la pena.
Pero hay muchas más cosas que hacer. Merece sin lugar a duda una visita a Montesdeoca, una de las mejores queserías artesanales del país que produce un queso de calidad sobresaliente. O acercarse a visitar la bodega Altos de Trevejos, que cuenta con unos de los mejores vinos nacionales que se están produciendo actualmente.
¿Y para comer? Si uno no ha tenido suficiente con Maresía y San Hô, siempre puede visitar El Rincón de Juan Carlos (alta cocina canaria), acercarse al norte y probar la excelente cocina de AIE Gastrobar, disfrutar de la sencilla pero maravillosa cocina de Silbo Gomero, o aprovechar la visita a Altos de Trevejos para comer en Alma de Trevejos, uno de los guachinches más originales y auténticos de la isla.
Para los amantes de la naturaleza, además del obligatorio parque nacional del Teide, es imprescindible recorrer la costa oeste hasta los Acantilados de los Gigantes, atravesar los maravillosos paisajes de Masca y llegar hasta Punta de Teno, donde uno entenderá el sentido de la grandiosidad y el infinito.
En definitiva, Corales Beach es un hotel para disfrutar de Tenerife, sus productos locales, mucho relax y una gastronomía excelente.