- Lo mejor: El caviar a la brasa y la yema de huevo con jugo de chorizo y trufa blanca
- Dirección: Plaza San Juan, 1, 48291, Bizkaia , España
- Teléfono: 946 583 042
- Url: https://asadoretxebarri.com/#inicio
- Horario: Ma-Sa 13:00-14:00. Sa 20:30
- Precio: 198 €
- Tipo de cocina: De mercado y a la brasa
- Nota: 4,5/5
Etxebarri se ha vuelto a posicionar este año en el top 10 del mundo, ascendiendo a la tercera posición en The 50 Best Restaurants. No cabe duda que el peregrinaje al pequeño pueblo de Axpe, tiene premio. Es cierto que no hay sitio igual. También es cierto que conseguir reservar es una ardua tarea. Pero, ¿qué tiene este restaurante que tanto atrae a personas de distintas latitudes? Y, ¿realmente cumple las expectativas?
Bittor Arginzoniz, el maestro de las brasas de Etxebarri
Todos coinciden. Bittor Arginzoniz es el rey de las brasas. Nació y creció en Axpe y allí es donde se encuentra este templo de cocina a la parrilla. De hecho, el chef no ha pasado por más restaurantes, siempre ha estado al pie del cañón en Etxebarri, lugar en el que creó unas parrillas a su manera de cocinar, desde hace casi 30 años.
Etxebarri, brasas y un bar de pueblo los domingos
Cuando uno va a Etxebarri por primera vez, quizás sin haber visto mucho y pensando que va al tercer mejor restaurante del mundo, se puede hacer una idea equivocada. Bittor Arginzoniz, a pesar de estar posicionado en el podio, es una figura de lo más humilde. De hecho, en muchas entrevistas asegura que asiste a las galas y ni tan siquiera se queda a la fiesta posterior.
Así pues, Etxebarri es comedor sencillo, sin grandes lujos, ubicado en el segundo piso. Porque la parte baja, abre solo los domingos y lo hace como el bar del pueblo. Desde luego llama la atención ver a decenas de parroquianos tomando pintxos y cañas y que en el piso de arriba esté un verdadero templo del producto que atrae a comensales de todos los puntos del globo.
Así es el menú de Etxebarri
Etxebarri cuenta con carta y menú degustación (198 euros). Puede que prefieras ir a la carta, pero francamente, con lo que cuesta conseguir una reserva en el restaurante, lo mejor es que apuestes por su menú degustación, al que se le pueden hacer algunos añadidos, como sus magníficos camarones (15 euros /100 g) o una insignia de la casa, las angulas (140 euros /100 g), para las que creó una herramienta especial para hacerlas a la brasa. Algunos pasos puede que cambien ligeramente, pero esto fue lo que nosotros probamos.
Como no podía ser de otra forma, en Etxebarri prácticamente la totalidad de los platos pasan por las brasas. Y el nivel es francamente bueno en casi todos, a excepción de algunos que comentaremos a continuación, que en esta ocasión nos dejaron algo más fríos. Para empezar, trajeron un caldo de alubias rojas, ideal para templar el cuerpo y prepararlo para una larga comida.
Los primeros aperitivos se pueden tomar, bien en la zona de la entrada con mesas altas, bien ya en la mesa, a elección del cliente. Aquí llegaron dos bocados excepcionales. Por una parte una tosta de anchoas de campaña en salazón y un bocatín de chorizo que hacen ellos mismos. Para prepararlo, se sirve de la carne de los cerdos de Joselito, añaden pimentón y los elaboran en casa. Desde luego, se trata de un embutido para recordar.
El minimalismo es otra de las señas de identidad de Etxebarri, que se pone de manifiesto con el siguiente pase del menú, una mozzarella fresca de búfala. Y no es una mozzarella cualquiera. Ordeñan todos los días a las búfalas para elaborarla. El interior es sumamente cremoso, con un ligero sabor ahumado y apenas se acompaña de unas gotas de aceite y pimienta.
El siguiente pase se compuso de caviar beluga a la brasa, sobre una fina lámina de almendra. El caviar es una delicia, pero acariciado por las brasas adquiere nuevos matices de sabor. Se potencia la salinidad y se ensalza un gran producto. Personalmente, solo dos veces lo he tomado ahumado, una al horno tandoor en DiverXO y otra aquí y se ha convertido en una de mis formas favoritas de degustarlo. Este pase se acompaña con su excelente mantequilla ahumada -y casera- de cabra que se inserta entre un finísimo talo de maíz.