- Lo mejor: Doenjang Moksal Gui
- Dirección: Calle de las Delicias, 21, 28045, Madrid , España
- Teléfono: 625 78 83 49
- Url: https://www.instagram.com/quini_madrid/
- Horario: Ma-Sa 13:00–16:00 / 20:00–23:00
- Precio: 20€
- Tipo de cocina: Coreana
- Nota: 7
Jin Yoon se presenta también como “Gin, de Gin tonic. Es más fácil, y así todo el mundo se acuerda de mi nombre”, dice este coreano de 37 años que hace un par de meses llegó al barrio de Delicias.
España es su casa, lleva 20 años viviendo en Madrid -17 si no se cuentan los tres de servicio militar-, y hasta hace no tanto dirigía una agencia de viajes que funcionaba principalmente conectando viajeros coreanos con nuestro país. Pero él fue una víctima más de la pandemia y le tocó reinventarse: “Me di cuenta que la gente había dejado de hacer cosas de ocio como viajar, ir al cine, comprar, etc, pero había algo a lo que no renunciaban: a comer y beber”.
Reinventarse y cocinar
Es así como nació Quini, un discreto restaurante donde Jin rinde homenaje a la “cocina cotidiana”, que es lo que significa el nombre y lo que sirve en su nuevo local: la conocida y consumida en Corea como comida del día a día. “En junio me encontré con este local, tras varios meses de obra, en septiembre arrancamos”, comparte Jin.
Se trata de un espacio pequeño, con cocina vista, paredes alicatadas con azulejos blancos y el verde (siempre esperanza) como color corporativo. Con no más de cinco mesas y varias barras altas, parece mentira la de sonrisas que saca.
Su carta, sencilla, abarcable y accesible, no busca la cantidad, sino la calidad. “Prefiero servir las mejores versiones de los platos que pueda a una mayor cantidad de ellos y hacerlo mal”, comenta el joven, que no cuenta con más de tres metros cuadrados en los que moverse y sacar a tiempo sus recetas. Las mismas que él ha tomado del recetario base, transformándolas en elaboraciones algo más distintas y originales. “He añadido queso Grana Padano al arroz frito con kimchi, o burrata al pastel de arroz”, en su mente funciona y en los paladares de la gente también.
Y la verdad, que para ser la primera vez que Jin se pone tras los fogones, tiene mucho mérito. Él es autodidacta, aprovechó los días de confinamiento durante la pandemia para ponerse al día con la cocina y hay que ver lo bien que le han salido los deberes.
Sus platos tienen alma y sabor; con muy poco consigue mucho: un chorro de autenticidad a través de una gastronomía aún muy desconocida en España y en una zona como Delicias, que poco a poco abre los brazos a otros establecimientos que son puentes hacia otras culturas. Justo en la acera de enfrente se encuentra Distrito 1, un vietnamita que ya es viejo conocido en el barrio.
Qué se puede comer en Quini
Lo bueno de Quini es que, aunque su carta sea algo escueta, sus raciones son lo suficiente generosas. Esto, inevitablemente, te asegura volver al restaurante para el turno del resto de platos que no han sido probados. Para una primera ronda, si se acude con acompañante, es recomendable comenzar por tres.
La carta cuenta con recetas clásicas y sencillas de la gastronomía coreana, y muy, pero que muy, reconfortantes. Lo son sus Bibim Yache Mandu (7,50€), una ración de seis empanadillas de verduras fritas que llegan sabrosas y crujientes, y nada grasientas. Las acompaña con una ensalada de col con una rica salsa de ligero picante. También pasa a la lista de favoritos el Doenjang Moksal Gui (12,50€), sabrosísima y súper tierna carne de aguja de cerdo marinado en salsa de soja fermentada que hace a la plancha y acompaña con arroz y cebolleta fresca bien aliñada como guarnición.
Los Modum Bosot Japche, fideos de batata salteada con setas variadas y verduras, fueron el colofón final. A estos tuvimos el capricho de añadirles huevo, que al romper la yema y mezclarse con los fideos hace el bocado aún más cremoso y untuoso, cosa que no siempre puede encantar porque la sensación de almidón del fideo sin huevo ya está muy presente.
Volveremos, porque Quini es barrio y tiene pinta de que siempre que volvamos lo pasaremos bien. Además, su carta promete mutar con las estaciones, según comenta Jin. “Desde que abrimos, según íbamos viendo nuestra capacidad, hemos añadido algún plato más porque la carta se quedaba pequeña. Además, iremos cambiando algunos otros según la temporada”.
Quedan pendientes el Gochujang Burrata Tokboki, un pastel de arroz y pescado con la especia picante gochujang, huevo cocido y burrata -una elaboración cuanto menos intrigante-; el Sunsal Dak Gangjung, palomitas de pollo (sin hueso) con salsa picante o dulce y patatas, para hincarle el diente al auténtico ‘Corean fried chicken’ sin parar; o el Defe Samgyop Bosotmari, seta enoki enrollada con una fina loncha de panceta y ensalada de puerro y escarola, entre otros.
Bebidas coreanas, otro de los atractivos de Quini
Dentro de su oferta líquida destaca la cerveza coreana Cass; un refresco coreano a base de mosto de uva; maggoli, como llaman al vino elaborado a partir de arroz y soju, el popular aguardiente coreano que se toma a chupitos.
“Todo muy rico”, “delicioso”, “maravilloso” dicen los locales (coreanos) y los locales de la zona que, desde que Quini abriera hace unos meses, han acudido a su llamada.
Jin agradece la sinceridad, aunque cuando se le felicita por emprender desde el desconocimiento y conseguir resultados que a sus vecinos nada tienen que envidiar, no tarda en ruborizarse. Pero es necesario hacerlo, él ha hecho barrio y el respeto por su cocina y la opinión del que la prueba es digno de admirar.