Después de pasar unos días en Ibiza y para poner el broche a unas vacaciones en nuestro país, Elsa Pataky y su marido actor Chris Hemsworth, han regresado a Madrid para estar en familia de nuevo en la ciudad natal de la actriz. Durante su estancia, este pasado martes, pasearon también su amor por el barrio de Chamberí y disfrutar de una cena romántica para dos en una de las parrillas más demandadas de la capital, el restaurante Lana.
Este templo de la carne situado en la calle Ponzano se ha convertido en referente desde que abrió hace casi año y medio por la solidez con la que arrancó y demostrar que la brasa manda. Ya es mérito que en su corto periodo de vida ocupe el noveno puesto dentro de la clasificación de los mejores restaurantes de carne del mundo World's 101 Best Steak Restaurants.
Y precisamente todo es mérito va para los hermanos Martin y Joaquín Narváiz, de origen argentino y con la pasión del asado corriendo por sus venas. Tras más de 20 años trabajando en la hostelería dieron paso a Lana, en el que cuesta semanas de lista de espera reservar.
¿Qué se come en Lana?
La parrilla destaca por su selección de chuletas de cárnicas LyO, entre ellas cuentan con la chuleta extra de 165 días de maduración, la selección de 250 y la de buey selección de 350, una joya difícil de probar en otros muchos restaurantes. Así mismo, trabajan otros cortes como ojo de bife, Angus, Hereford o Wagyu, que lo sirven en cecina también. o la lengua de ternera, que preparan con una vinagreta y recuerda de lejos al vitello tonnato. Y quizás uno que tantos consideran, junto a sus mollejas, el más especial: los chinchulines de lechal. Son una especie de zarajos, pero elaborados a la brasa con un exterior casi como si hubiesen sido fritos en abundante aceite.
Pero no es solo la carne lo que pasa por ella, también las verduras -siempre de temporada- que se cocinan con el mismo respeto y resultan tan sorprendentes como sus chuletas. Es el caso de sus pimientos, que no faltan en la mesa como guarnición, pero son tan buenos que brillan por sí solos, al igual que sus patatas fritas. Los guisantes lágrima y los puerros están al mismo nivel. Además, también trabajan otros platos como las empanadas, argentinas, por supuesto. Las suyas son de vacío a la brasa.
La carta de vinos es otra de sus joyas, con cientos de buenas referencias que juega en la categoría del producto de excelencia con el que trabaja el restaurante madrileño, de alma argentina.