El final del invierno es también el inicio de la temporada de alcachofas, un vegetal con mucho contenido en fibra y muy apreciado gastronómicamente. Nutricionalmente, destaca también por su contenido en potasio y por la presencia de cinarina, una sustancia que favorece la función biliar y, según algunos estudios, podría ayudar a mantener la salud del hígado.
En términos culinarios, las alcachofas pueden utilizarse de muchas maneras, cocinadas a la brasa, en cremas, en menestras, fritas. Su principal inconveniente es que la parte comestible es poca comparada con el tamaño de la alcachofa, pues solo se consume el corazón tierno y el tallo. Aún así, las hojas duras del exterior pueden aprovecharse para preparar caldos que le dan un sabor espectacular a los arroces.
Para descubrir las mejores formas cocinarlas sin tener que meterte en la cocina, te proponemos una pequeña ruta para degustar los mejores platos con esta hortaliza.