Galizano es un pequeño y pintoresco pueblo costero perteneciente al municipio de Ribamontán al Mar. Famoso por su naturaleza virgen y su proximidad a playas como la de Langre o la propia playa de Galizano, es el destino ideal para los amantes del surf y la belleza salvaje de esta zona de la Tierruca.

Durante este verano, quizás se haya hecho más famoso porque ha sido el lugar elegido por la influencer María Pombo y sus hermanas para establecer su casa de veraneo. Pero, más allá de las noticias del papel cuché, Galizano ofrece la tranquilidad típica de esta zona a tan solo un paso de Santander, algo que comparte con las vecinas Suesa, Langre o Loredo, convirtiéndose en un refugio perfecto para quienes buscan disfrutar de un entorno rural sin renunciar a la buena gastronomía.

Todavía queda verano y, aunque en algunos casos las buenas temperaturas quieran abandonarnos, muchos son los que cogen vacaciones durante este mes. Y es que allí, en ese pequeño pueblecito, hemos encontrado un lugar de esos de los que ya quedan pocos. Se llama Bar El Cruce, y se define a sí mismo como un "bar de raciones, cocido, cachopo, platos combinados, hamburguesas, bocatas... y muy buen ambiente."

Un descubrimiento en Galizano

La descripción no puede ser más acertada, porque encontrarlo fue una sorpresa. Tanto, que fuimos dos noches consecutivas a cenar para poder probar más cosas de su carta. ¿El veredicto? Un lugar donde disfrutar con creces de comida casera, raciones abundantes, hamburguesas caseras a tan solo 8 euros y un trato excelente.

Su popularidad ha crecido como la espuma. Y es que este local, ubicado junto a una rotonda en la carretera de Galizano, lo merece. El boca oreja ha corrido la voz de que aquí se disfruta con mayúsculas. Así lo encontramos, tras acudir por recomendación de los gerentes del hotel en el que nos hospedamos.

Disponen de un espacio interior y una amplia terraza, a la que suman una carpa cubierta con un futbolín y otros entretenimientos. El ambiente puede ser algo bullicioso, para algunos animado, pero lo sorprendente es que, aunque esté lleno hasta la bandera, el servicio no se resiente. Lo elegimos consecutivamente por su excelente relación calidad-precio. La nueva gestión, del que muchos conocen como "El Peli" desde el 2022, ha elevado todavía más esta sensación de comer rico, sentirse como en casa y ser atendido con cariño.

Una carta con sabores cántabros, cocina casera y buen producto

No hace falta cobrar precios altos para ofrecer buena cocina, y este lugar es ideal para disfrutar de raciones de productos frescos y típicos de la región. A esto se suman platos combinados, hamburguesas, bocadillos y postres caseros.

Bar-Restaurante El Cruce

Un vistazo a su carta nos hace querer probarlo todo. Y más cuando vemos desfilar los platos de un lado para otro. La carta de raciones es casi inabarcable. Si nos quedamos con los sabores cántabros, habría que empezar por sus rabas, con una fritura perfecta; seguir con unos mejillones en vinagreta o en salsa, y terminar con sus anchoas de Santoña, acompañadas de queso manchego. Por no hablar de los percebes, el bonito a la plancha o las zamburiñas.

Bar-Restaurante El Cruce

Hay mucho más en El Cruce: gambas al ajillo, pulpo, patatas tres salsas, cachopo de pollo, dos ensaladas que incluyen el famoso tomate de Galizano con burrata y pesto, o con lomos de bonito, pimiento y cebolla, y unos suculentos torreznos, que son de los favoritos en las mesas.

Bar-Restaurante El Cruce

Pasando a los platos fuertes, disponen de una carta de platos combinados para no perderse. A una base de huevos con patatas, se le puede añadir asadurilla, lomo, chorizo, callos o croquetas. Estas últimas fueron las que probamos y, en cada plato, vienen ocho croquetas de jamón, caseras y muy cremosas. Todos los platos están tarifados a tan solo 11 euros.

Bar-Restaurante El Cruce

El siguiente capítulo es el de los entrepanes. La burger Galizano es un sí rotundo. La preparan con 200 gramos de carne de una carnicería cercana, con huevo, bacon, queso cheddar, lechuga, cebolla caramelizada y una salsa especial. Puedes elegir el pan entre brioche o campesino, y viene acompañada de abundantes patatas fritas. ¿El precio? 8 euros.

Macarena Escrivá

Los bocatas son contundentes, no solo por el relleno, sino también por su tamaño. Tienen opciones como el bocata La Canal, con lomo, queso y pimiento rojo; el San Pantaleón, que se prepara con ternera, pimiento verde y salsa de cabrales, o el bocata El Valle, con bacon, queso, tomate y huevo frito, entre otros.

Los postres son todos caseros y elaborados en el propio restaurante: tarta de queso, natillas, tarta de la abuela, helado de torrija o de queso... ¡Un festín dulce para finalizar!

Bar-Restaurante El Cruce

Por si fuera poco, también disponen de una barbacoa en el jardín, con mesas que se pueden privatizar. Ofrecen a sus clientes el espacio para que ellos mismos traigan lo que quieren cocinar, con una única condición: la bebida debe consumirse del propio bar.

Una agenda de acontecimientos de lo más apretada

No contentos con deleitar a sus comensales con su cocina casera, El Cruce organiza eventos para locales y visitantes. Este verano han celebrado fiestas ibicencas, de los 80, música en directo y visionado de partidos de fútbol.

Bar-Restaurante El Cruce

Septiembre sigue siendo de lo más estimulante en el restaurante. Vuelve uno de sus eventos más aclamados: los viernes de callos caseros. Aunque están disponibles todo el año, es tradición salir los viernes a cenar un plato de callos con huevos y patatas. Las noches de este mes se acompañarán de actuaciones en directo, con grupos como Music Time Machine, que tocan pop y rock.