Las torrijas son ese postre (o merienda) que no pueden faltar en una casa cuando llega la Semana Santa. A lo largo de estos años han pasado de ser casi una receta de aprovechamiento, preparada con pan duro, a elaborarse con brioche u otro tipo de panes y a formar parte, ya no solo del recetario de cualquier hogar, sino de las cartas de multitud de restaurantes y, lo mejor de todo… ¡durante todo el año!
En consecuencia, si buscas dónde comer torrijas exquisitas en Asturias, te contamos tres restaurantes, en diferentes lugares de la región, que no te puedes perder.
¿Dónde comer torrijas en Asturias?
Te damos tres referencias principales para que apuntes donde tomar las torrijas más exquisitas en la región asturiana. Cada uno de los restaurantes propuestos a continuación tiene su propia versión de este postre típico de Semana Santa.
[El restaurante cántabro con las torrijas más deliciosas: caramelizadas y con helado Baileys]
El Retiro
Pancar s/n, Llanes, Asturias. 985 40 02 40.
En la casa de Ricardo Sotres (que cuenta con una estrella Michelin y dos soles Repsol) se puede disfrutar de una deliciosa torrija de brioche caramelizada con helado de maracuyá, un contraste perfecto entre el dulce de la protagonista y la frescura y la acidez de la fruta.
Torrija con Helado de maracuyá- El Retiro
Quince Nudos
Avelina Cerra, 6. Ribadesella. Asturias. 984 11 20 73
El chef Bruno Lombán apuesta por sorprender y es que, en su restaurante (que acaba de recibir su primer sol Repsol), el comensal no encontrará torrijas en la carta habitual pero sí, en Semana Santa, algunas propuestas, fuera de carta, como podría ser la delicada torrija al cardamomo, crema inglesa y helado de kéfir y lima; la original torrija de Cointreau y espejo de naranja; o un juego de texturas con la torrija crocante rellena de helado de turrón y merengue.
Torrija crocante. Quince Nudos
Arcea Palacio de las Nieves
La Felguera, Langreo, Asturias. 984 28 25 76
El chef Ricardo Sotres es el director gastronómico de este espacio situado en un emblemático edificio construido en 1906 por Manuel del Busto y que incluye hotel, restaurante y varias zonas para eventos de todo tipo.
En el restaurante, donde en el día a día ejerce como jefe de cocina Paco Gandarillas, se puede disfrutar una propuesta de mercado, honesta y con guiños a la cocina tradicional, donde se encuentran algunas recetas de siempre.
Entre ellas, cómo no, una deliciosa torrija caramelizada con helado de café.
Torrija caramelizada con helado de café. Arcea Palacio de las Nieves
Origen de las torrijas
¿Cuál es el origen de las torrijas? Si nos remontamos en la historia, la primera referencia histórica conocida se encuentra en la obra de Marco Gavio Apicio, gastrónomo romano del siglo I que recopiló recetas de su época.
[¿Qué se celebra cada día de la Semana Santa?]
Este realizó un recetario en el que menciona una elaboración basada en una rebanada de pan que debe sumergirse en leche, sin mencionar el huevo. El gastrónomo romano la llama "aliter dulcia" (plato dulce), es decir, no recibe una denominación en concreto.
Sin embargo, no es hasta el siglo XV cuando aparecen las torrijas como tal en España. Concretamente, este postre aparece documentada en escritos de Juan del Encina, un poeta, músico y autor teatral del Prerrenacimiento español en la época de los Reyes Católicos. En el texto comentaba: "Miel y muchos huevos para hacer torrejas".
Por qué se comen torrijas en Semana Santa
Según la tradición cristiana, no se puede comer carne roja en Semana Santa, concretamente, el miércoles de Ceniza, Jueves y Viernes Santo. En consecuencia, es probable que históricamente se hayan creado recetas para sustituir a la carne, caso de las torrijas.
Hay que tener en cuenta que las torrijas se hacen con pan, un elemento que siempre está presente en las cocinas españolas. En consecuencia, es fácil que antiguamente se aprovechase el pan restante del día y se hiciese alguna receta con él, para evitar que se pusiera duro.
Al igual que ocurrió con otros platos como puede ser el cocido, las torrijas surgieron por una necesidad: alimentarse a bajo precio. De tal forma que, debido a que no se podía comer carne, se optó por esta opción como fuente de energía, sobre todo, para los más pobres.