Son espumosos frescos, salvajes y de nueva generación. Burbujas modernas y con consciencia que se han convertido en la última moda en lo que a vinos naturales se refiere, a pesar de que llevan a sus espaldas 500 años de tradición. Podría decirse que los actuales Pét-Nats son los antepasados del Champagne, ya que su elaboración sigue uno de los métodos más antiguos y naturales para producir vino espumoso de la historia.
Pét-Nat es la abreviatura francesa de Pétillant Naturel, que significa "naturalmente espumoso". En Francia, el método de elaboración que siguen estos vinos se conoce como Método Ancestral que, sin liarnos demasiado, consiste en que verter el mosto aún fermentando en la botella, donde termina de fermentar y desarrolla el carbónico, es decir, la fina burbuja característica. El vino no se filtra y tampoco se le agrega ninguna dosis de azúcar, razón por la cual se le considera más natural que a otros espumosos.
Los Pét-Nats vuelven a estar en boga porque suponen una vuelta a la vinificación más auténtica, pero lo hacen en pequeñas cantidades y mediante una forma muy cuidadosa y natural de tratar el vino. Tanto en el viñedo como en la bodega, el foco está en el trabajo natural, lo que aporta a estos vinos una variedad de estilos, aromas y expresiones que nunca ha sido tan inmensa como ahora.
El resultado son vinos espumosos sin pretensiones pero con mucha personalidad, que resurgen desde todas las regiones del mundo -empezando por Francia y siguiendo por Alemania o Austria y llegando hasta Australia o Nueva Zelanda- a partir de casi todas las variedades de uva. Actualmente hay Pét-Nats dulces y gustosos, también otros más frescos y minerales, elaborados por cada vez más viticultores aventureros que apuestan por recuperar y transmitir una tradición que aún hoy nos sigue cautivando.
¿A qué sabe un Pét-Nat?
No importa si son blancos, rosados o tintos, este tipo de vinos suele presentar cierta turbiedad debida a ese proceso de embotellado sin filtrar y sin sulfitar. Algo que no sucede, por ejemplo con los champanes, los cavas o los proseccos de las grandes bodegas, que consideran esta falta de limpidez un defecto. Como regla general, los productores nativos de Pét-Nat trabajan en contacto directo con la naturaleza, utilizan métodos ecológicos e incluso biodinámicos.
Gracias al uso de levaduras autóctonas y a la fermentación en botella, los Pétillants ofrecen aromas muy diversos y a menudo emocionantes. No son espumosos clásicos ni tampoco vinos exclusivos solo disponibles para unos pocos, sino una alternativa divertida y para todos los bolsillos (suelen rondar los 20€), cuya mayor aspiración es ofrecer a los paladares más curiosos una experiencia de sabor inusual y, sobre todo, una gran facilidad para beber y disfrutar.
¿En qué se diferencian del champán?
En la elaboración. A diferencia del champán, los Pét-Nats no requieren la segunda fermentación del champán, en la que se agrega azúcar y levadura. Con los Pétillants, la fermentación natural se interrumpe, el vino se embotella y termina de fermentar allí. Otra diferencia es la presión, menor para este tipo de vinos. De ahí que parezcan más ligeros y con burbujas más sutiles. Por último, el grado alcohólico, normalmente más bajo que el de otros espumosos.
El sellado a veces también marca la diferencia. Si bien Champagne cierra sus botellas con esos grandes corchos naturales tan característicos, los Pét-nats suelen estar coronados con una modesta chapa tipo las que se utilizan para los botellines de cerveza. Su objetivo no es la guarda, son vinos jóvenes que no necesitan pasar años en la botella para adquirir matices. De hecho, suelen invitarnos a abrirlos cuanto antes para disfrutar de su carácter más "funky". Completamente fermentados y secos (brut) pero con ese encantador toque dulzón de la uva.
¿Cómo se sabe que es un Pét-Nat?
La mayoría de las botellas anuncian en la etiqueta Pétillant Naturel o Méthode Ancestrale. Muchos juegan con el término y se refieren a él como 'pitt-nat', 'pet-NOT'... El gamberreo suele ser una máxima de esta clase de vinos. Una chapa de botella, una etiqueta modernita y un líquido turbio suelen ser también buenos indicadores.
¿Cuándo y cómo tomarlos?
Las botellas de Pét-Nat no suelen indicar la cosecha. Es algo habitual en los espumosos, pues siguen un sistema de relleno que hace muy difícil saber el año exacto de vendimia. Aquí no existen los Millésime ni los embotellados de añadas especiales. Sin embargo, empieza a haber ejemplos que han mejorado con el paso de 3 o 4 años. No obstante, como apuntábamos más arriba, no son vinos creados para acumular polvo en su bodega sino para beberlos cuanto antes.
En cuanto al mejor momento para degustarlos, cualquiera. Desde el aperitivo si son frescos, la comida si son aromáticos, con algo más de cuerpo para una tarde de barbacoa o incluso para acompañar los postres si tiene ese puntito dulce. Eso sí, como el mejor champán, a unos 7º de temperatura y en copa de vino blanco para que se exprese a gusto. Ni pompadoures ni flautas.