A lo largo y ancho de nuestra geografía hay opciones de enoturismo para todos los gustos y ocasiones. Rutas y destinos de vino que van mucho más allá de la tradicional cata y visita a la bodega, y que nos invitan a recorrer parajes naturales increíbles o descubrirnos auténticas joyas de nuestro patrimonio, monumental y gastronómico.
Hemos visitado uno de los 34 recorridos enológicos que plantea Rutas del Vino de España, la que atraviesa la D. O. Costers del Segre, en Lleida. Un viñedo desconocido, con una atractiva y diversa oferta turística estrechamente vinculada al mundo del vino. Te invitamos a descubrirlo en 7 paradas obligadas.
1. La catedral de Lleida
Visitar la Seu Vella es algo fundamental, estemos o no en un viaje de vino. Alzada en el cerro de Turó, que domina la ciudad y la comarca del Segrià, la catedral de la Seo Vieja, conocida como el ‘castillo’ de Lleida, es el monumento más emblemático de la ciudad. Pero ¿y si descubriésemos que este edificio religioso está “hecho de vino”?
La visita guiada ‘Vino de Piedra’ intenta localizar las vides, sarmientos, uvas, escenas de vendimia y una larga lista de motivos de vino que se representan por todas partes en la escultura de la Seu Vella. Una buena manera de iniciar nuestra ruta del vino, conociendo la importancia que este alimento ha tenido en la región desde la Antigüedad.
2. El yacimiento íbero Els Vilars de Arbeca
La fortaleza de Vilars fue construida durante la Edad del Hierro en el siglo VIII a. C. por los Ilergetes. Fue habitada por el pueblo ibérico durante unos 500 años y abandonada pacíficamente en el año 200 a.C. El yacimiento está situado en una llanura, a cuatro kilómetros de Arbeca, en Les Garrigues. Precisamente esta situación privilegiada es lo que la diferencia y la hace única con respecto a otros asentamientos ibéricos, que están construidos sobre una colina por razones defensivas.
Merece la pena desviarse un poco y sentir la energía primitiva de este lugar tan especial, en el que aún se puede ver el campo frisio y el molino de aceite y uva, que demuestra que incluso entonces ya se hacía vino en la zona.
3. El pueblo grafitero de Penelles
Dejamos de lado el patrimonio histórico y nos dirigimos a un pueblo que ha decidido apostar por la modernidad más absoluta. Penelles es el ejemplo de que es posible atraer visitantes a un lugar con poco interés turístico a través del arte urbano.
La idea surgió hace unos años en esta pequeña población de comarca de La Noguera que, como tantas otras, intentaba luchar contra la acuciante despoblación que amenaza parte de la región. A fin de dinamizar el pueblo y atraer visitantes, en Penelles crearon el Festival Gargar o Festival de Murales y Arte Rural. Y hoy las fachadas del pueblo están cubiertas de arte, y de autobuses de turistas.
La pasión de este lugar por el grafiti es tal que hasta la iglesia está pintada por el artista Berni Puig, que eligió representar el pueblo a vista de pájaro utilizando los colores del románico. Aunque sin duda el mural más representativo es el de el Tato (pintado por Sabotaje al Montaje), el eterno abuelo de Penelles al que hay que saludar sin excusa.
4. Los cargols
Los caracoles o tornillos de tierra son uno de los manjares gastronómicos con más tradición en Cataluña. Cocinados a la llauna, los cargols forman parte de la cultura popular leridana. El plato se elabora con caracoles de tierra, que se cuecen en una especie de paella cuadrada, y se acompañan con una salsa picante. Hay otras variantes del plato como la caragolada, típicas del Campo de Turia, El Ampurdán y en el Rosellón.
El Celler del Roser, restaurante emblemático de la ciudad de Lleida, desarrolla una intensa y valiosa actividad de investigación sobre la cocina tradicional catalana. Sin duda, el mejor sitio donde iniciarse en el mundo de los cargols.
5. Naturaleza y sostenibilidad
Turismo slow, de cercanía, ecológico, en entornos mayoritariamente rurales, con repercusión en la economía local... El enoturismo que propone Rutas del Vino de España es una forma de practicar turismo de manera sostenible, apostado por el kilómetro cero, los pequeños productores y los emprendedores locales.
La tradición vitivinícola es el punto de partida y la guía de cada recorrido, pero hay mucho que ver más allá de los viñedos. Montañas, valles, ríos, cañones, lagunas, playas, costas... Espacios naturales, al aire libre, en los que descubrir tranquilamente cada comarca y cada región.
Costers del Segre es, a su vez, la primera denominación de origen con un programa de sostenibilidad propio, que tiene el objetivo de proteger los recursos que tienen hoy sin poner en peligro los de mañana, teniendo en cuenta la salud ambiental, la viabilidad económica y la responsabilidad social.
6. Las bodegas
Conocer la cultura del vino es la mejor manera de descubrir las tierras leridanas. Sus vinos se caracterizan por su calidad, y sus bodegas respiran el encanto de estar ubicadas en bellos parajes naturales con una larga historia de tradición a sus espaldas.
Lo largo de los siete territorios que conforman la D. O. Costers del Segre, repartidos en toda la cuenca del río Segre y el Pirineo leridano, se agrupa la entidad propia de la vitiviniculura de la provincia. En el interior, encontramos vinos con carácter que diferencian a esta denominación de otras por su privilegiada situación de suelos calcáreos y un clima continental con influencia mediterránea. Otro rasgo característico de la denominación es que en cuatro de estas siete zonas se practica una viticultura de montaña, que da como resultado excelentes vinos de altura.
Raimat es una de las primeras bodegas que hay que visitar. Un edificio centenario, obra del arquitecto y discípulo de Gaudí, Joan Rubió y Bellver, y un espacio natural y de ocio de más de 700 hectáreas (Raimat Natura), y donde es posible disfrutar de diferentes actividades de enoturismo, como una excursión en bici eléctrica o un almuerzo a base de producto de cercanía con vistas a un mar de viñedos ecológicos, y un ecosistema formado un centenar de especies de flora y fauna. A tan solo 15 km de Lleida.
Las colonias agrícolas surgidas a partir de la construcción del Canal de Urgel son otro de los grandes atractivos de la región. Visitar el Castell del Remei, supone trasladarse a aquel entorno natural donde aún se respira el ambiente de finales del siglo XIX. Y es que, en aquella época, esta era la bodega más prestigiosa de Cataluña.
Primera en traer el concepto bordelés a nuestras fronteras, y pionera en la elaboración de vinos con crianza en la zona, Castell del Remei cuenta con siglos de historia, guerras y expolios a sus espaldas. Hoy en día, convertida en un complejo enoturístico que cuenta con un santuario, un restaurante y diversas salas de exposiciones, esta bodega es un espacio emocional con una fuerte vinculación con el territorio.
La conexión directa del entorno con el arte la encontramos en una bodega singular. Mas Blanch i Jove propone un pase por la Vinya dels Artistes, donde conviven esculturas e instalaciones artísticas entre viñedos y olivares. Este pequeño productor ecológico de Costers del Segre se encuentra en la frontera con la comarca del Priorat, a más de 700 m de altura.
Se trata de una bodega que vincula la tierra con el arte mediante una galería al aire libre donde las viñas crecen entre obras de arte y esculturas ideadas por el artista Guinovart. Un lienzo natural a hora y media de Barcelona, y una experiencia que fusiona paisaje, vino y arte en la comarca de Les Garrigues.
Y para conocer de cerca la elaboración del espumoso y meternos de lleno en el concepto de garage wine, Celler Analec es una casa familiar con un proyecto innovador que apuesta por la elaboración de vinos con burbuja artesanales, desde que realizara su primera vinificación en 2006. Analec, cuyo nombre que proviene de cómo se llamaba este pueblo durante la Edad Media, está situada en la localidad de Nalec, en la comarca de l'Urgell, en el corazón del Valle de Corb, y solo vinifica con uvas propias. Detrás de sus espumosos está la personalidad de una pequeña bodega que evoluciona año tras año, y el amor y la pasión por el trabajo bien hecho.
7. Y, por supuesto, los vinos
En el conjunto de la denominación de origen Costers del Segre, las variedades blancas predominantes son macabeo y parellada, además de la internacional chardonnay. Los vinos blancos de la región tienen un perfil clásico, es decir, son ligeros y afrutados. Pero la exitosa aclimatación de la chardonnay en la zona ha abierto la puerta a vinos más modernos, jóvenes o fermentados en barrica.
Entre las variedades tintas sobresalen la cabernet sauvignon, la merlot, la syrah y la pinot noir, pero también se cultivan variedades autóctonas, como la tempranillo, la garnacha y la trepat. Los tintos de la denominación se caracterizan por su aroma potente y su gusto equilibrado, son vinos que ofrecen una buena expresión tánica y en boca resultan sabrosos, amplios y estructurados.
Costers del Segre en siete copas
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Blanc de Seré (bio), de Cooperativa L'Olivera. Un coupage de macabeo y parellada, con un poco de chardonnay, que se vinifica en barrica con sus finas lías, ganando en complejidad. P.V.P.: 8,80 €
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Terrós, de Voldú Viticultors. Un vino tinto elaborado con cabernet sauvignon y ull de llebre (tempranillo), con crianza y buena estructura. P.V.P.: 12 €
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Vilars, de Vinya Els Vilars. Seña de identidad de la bodega y una muestra de la pasión por el vino y la tierra de esta familia. Uno de los primeros vinos de la D.O. Costers del Segre en utilizar la variedad syrah en su composición. P.V.P.: 10,60 €
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Gotim Bru, de Castell del Remei. La insignia de la bodega, un clásico vanguardista tan joven y expresivo como elegante y con raíces. Un mestizaje de garnacha, tempranillo, syrah y cabernet, con 10 meses de barrica. P.V.P.: 8,35 €
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Saó Rosar, de Mas Blanch i Jove. Un rosado evocador elaborado con garnacha y syrah, con notas de fresas, cerezas y violetas, fresco, intenso y delicioso. P.V.P.: 9,96 €
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Celana Blanc de Noirs, de Celler Analec. Un espumoso Brut Nature de burbuja fina y abundante que evoca el origen varietal de la trepat. P.V.P.: 14,52 €
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Castell de Raimat Chardonnay (eco). Un monovarietal tradicional con buen equilibrio de volumen y acidez, que recuerda los orígenes del castillo que da nombre a esta bodega. P.V.P.: 6,95 €