José Manuel Pérez Ovejas ha sido considerado siempre un genio de la enología, lo que demostraba cotidianamente, añada tras añada, al timón de una bodega de tanto prestigio como Hermanos Pérez Pascuas y sus vinos Viña Pedrosa. Mauro Pérez, su abuelo, fue el principal propietario de viñedos y primer aportador a la cooperativa de uno de los pueblecitos vinícolas más importantes de España, Pedrosa de Duero. En 1982 sus tres hijos constituyen la bodega Hermanos Pérez Pascuas, y a la vez son fundadores de la Denominación de Origen Ribera de Duero.
En el año 1989, José Manuel, el hijo de Benjamín, el mayor de los hermanos Pérez Pascuas, regresa al pueblo tras haber estudiado ingeniería técnica y luego el máster en enología en la Escuela de Agrónomos en Madrid. Ese mismo año, jovencísimo, elabora su primera vendimia y le sale estupenda. Durante 30 años justos está al frente de la elaboración de los vinos de la familia, y el resultado lo saben todos los aficionados a los vinos, porque los Viña Pedrosa se convierten en referente de los mejores vinos de Ribera de Duero y de toda España.
En los últimos días de marzo de 2019, surge la inesperada y casi increíble noticia, Benjamín el hijo mayor de don Mauro, y su hijo José Manuel, son apartados de la bodega Hermanos Pérez Pascuas. Nadie conoce el motivo, es algo que queda en el interior del corazón de la familia. Y ahí sigue. Tras la conmoción, lo que nadie duda es que a José Manuel no le van a faltar ofertas, siendo uno de los enólogos más reconocidos de España.
Pagos de Anguix
Y, efectivamente, enseguida llegan propuestas que va estudiando con tranquilidad hasta que se decide por una de ellas. Se trata de Juvé & Camps, la firma de cavas catalana que ha desembarcado en Ribera de Duero con la bodega Pagos de Anguix. Le ofrecieron el puesto de enólogo y director técnico, aceptó y la familia Juvé se apresuró a hacerlo público para aplauso generalizado. Los vinos que tienen en el mercado sobre todo Pagos de Anguix Costalara y Barrueco están realmente bien, y por lo visto ambas partes están encantados de su acuerdo. Pero si el estudio de las ofertas de trabajo se lo tomó con tranquilidad, la decisión de hacer su propio vino la tomó inmediatamente como respuesta inmediata al estupor que le produjo su salida de Pérez Pascuas.
Actuó silenciosamente, sin decir nada a nadie, de tal manera que el lanzamiento de su vino ha sido una gran sorpresa para mucha gente. Mimbres para hacer el cesto tenía, empezando por 20 hectáreas de su propiedad, y ya en la vendimia del 2019 se lanza a hacer un vino, que es el primero, de momento. Dispone de tres buenas parcelas, con viñedos de más de 30 años: Carrapedrosa, La Nava y Calogía. En esta última, pegada a Roa de Duero, arranca media hectárea y construye una bodega moderna, funcional, sin alaracas; directamente para hacer vino con comodidad. Como el vino se hace en esta parcela le llama Dominio de Calogía y le añade el by con su nombre y apellidos para destacar la individualidad de su proyecto, y de paso aprovechar lo reconocido de su nombre.
Un nuevo estilo de vino
Ha elaborado 26.000 botellas de 75 cl Y 1.200 magnum (litro y medio) que ya han salido a la venta, dirigiéndose el 60 % a la exportación. La bodega tiene capacidad para 100.000 litros y Pérez Ovejas sostiene que nunca llegará a esa cantidad, porque su estilo es descargar los viñedos tirando racimos, es decir no producir nunca más de 4.000 kilos por hectárea, pero que esos kilos sean de lujo. Así que 4.000 kilos por 20 hectáreas, dará como máximo 80.000 kilos, que más o menos serían 80.000 botellas.
El vino, elaborado con un cien por cien de uva tempranillo, o tinto fino como la llaman allí, ha permanecido 14 meses en roble francés y luego 5 meses en botellero, y se vende a 67 euros. Y la verdad es que es un vino bastante diferente al estilo habitual de Ribera del Duero, con casta, pero buscando sutileza y frescura, lo que consigue.
Tiene una nariz muy elegante, muy fina, expresiva y muy seductora, donde la fruta negra típica de la uva tempranillo se expresa con claridad, junto con recuerdos balsámicos y algún toque ahumado procedente de la barrica de calidad. En boca es equilibrado y también muy elegante. A pesar del poco tiempo en botella no presenta astringencias, al contrario, es fino, redondo, fresco y extraordinariamente largo, permaneciendo el sabor en la boca mucho tiempo. Un vino muy bueno donde se nota la genialidad.