La tinaja la han utilizado toda la vida, en La Mancha y alrededores, que la abandonaron por cemento, luego por acero inoxidable y, finalmente, los nuevos enólogos de la zona han vuelto a mirar con buenos ojos este recipiente. Por otro lado, en el arco mediterráneo.
En Cataluña hay muchos vinos elaborados con «ánfora» y lo mismo se ha corrido a la zona valenciana. Con los años los que la utilizan han aprendido mucho. Al principio el barro muy poroso daba continuas pérdidas de vino y muchas veces ese vino salía con un aroma a botijo que tiraba para atrás. Ahora ya no, y se suele utilizar para afinar el vino antes de embotellarlo. Ese es el caso de uno nuevo y magnífico, el Ceramic 2019 by Pepe Hidalgo, de la bodega Vicente Gandía.
Vicente Gandía es la bodega más poderosa y desde luego la más antigua de toda la Comunidad Valenciana. Con 137 años de historia a sus espaldas lleva el nombre de su fundador, Vicente Gandía Pla. La historia de este hombre es de superación. Nació en el pueblo de Agullent, de una familia muy humilde, y emigró a Valencia capital al calor de la actividad portuaria. Entonces en el Grao había 34 bodegas que se dedicaban a exportar vinos a granel, fundamentalmente a Francia.
Con el tiempo prosperó en la bodega y consiguió ahorrar para instalarse por su cuenta montando una tienda de vinos al por mayor en la calle Serrano de la ciudad. Entre 1900 y 1910 se produjo una crisis de exportación ante los aranceles puestos por Francia, muchas bodegas, mayoritariamente las francesas instaladas allí, cerraron y Vicente pensó que aquello era temporal, compró una de esas bodegas y acertó.
Su primer vino en los 70
La compañía creció como la espuma y en 1971 sacaron por primera vez un vino embotellado al que le daban un gran valor añadido y que se trata de Castillo de Liria. La empresa se abastece de viñedos valencianos y tiene además una fuerte implantación en la denominación de origen Utiel Requena. Javier Gandía, al frente de la firma, representa la cuarta generación de la familia propietaria.
Hace años contrataron como enólogo a José Hidalgo, hijo de uno de los enólogos más famoso de España que se llama igual, y nieto de Luis Hidalgo, una eminencia en el mundo de la vitivinicultura española y que fue profesor en la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid. Y se le nota la sapiencia de la tradición familiar.
En 2020 sacó dos vinos de la variedad bobal, la famosa uva tinta de Utiel Requena, y la gracia es que uno de ellos es un blanco. ¿Cómo se hace un blanco de una variedad tinta? Muy sencillo, la materia colorante de una uva, así que otros muchos valores, se encuentran en la piel u hollejo de la uva. Al iniciar la fermentación se quita la piel, y fuera. Es la misma forma en que se hacen los champanes de uvas tintas, los blanc de noirs, blancos de negros literalmente, y muchos cavas y espumosos españoles. El resultado es que tanto el blanco de bobal como el tinto le salieron muy ricos.
Otro de sus grandes vinos y muy recientes es el Clos de Gallur 2019, de la D. O. Valencia, concretamente de la que llaman «La Toscana Valenciana», el Valle dels Aforins. Es un vino de finca y está elaborado con tempranillo, syrah y algo de cabernet sauvignon, con un año de crianza en barrica. Es, es un vino tan elegante como complejo, con sutileza y finura en nariz. La boca sabrosa, con tanino domado, fino y fresco (P. V. P.: 35 euros)
Y por último recién presentado es este Ceramic 2019 by Pepe Hidalgo, un excelente detalle el poner el nombre del enólogo ligado a la marca. Se elabora cien por cien con la uva monastrell, la gran variedad mediterránea que se da estupendamente en Valencia, Alicante y más aún en toda la zona murciana. En este caso procede de una finquita que sólo da 2.000 kilos por hectárea.
Pasa 11 meses en barrica nueva de roble francés y luego cinco más en tinaja afinándose y consiguiendo dar en nariz esos tonos de fruta negra madura y minerales, yeso, un vino directo y de una gran intensidad aromática. La boca redonda y equilibrada, golosa, muy mediterránea, pero fresca debido a su buena acidez (P. V. P.: 30 euros). El papel de la tinaja ha sido clave. Otra forma más de buscar complejidad y personalidad.