Fue en el año 2013 cuando en gran manera a Josep Grau le cambió la vida. La revista The Wine Advocate, con una enorme influencia en Estados Unidos, le incluyó su vino Vespres, una garnacha elaborada en Montsant, con una puntuación de 93 puntos. Y casi a la vez la revista Wine & Spirits, también norteamericana, los incluyó entre los 100 mejores del mundo. Españoles había cuatro: Vega Sicilia, Viña Tondonia blanco, García Viadero y el suyo que, además, en el ranking de precios, era el más barato de los 100.
Hacía 15.000 botellas de una elaboración artesanal y lo compaginaba con su trabajo en Barcelona. Fueron a buscarle para decirle que si hacía un poquito más de vino se podía comercializar muy bien. Y entonces decidió lanzarse a esa piscina con la que soñaba desde hacía casi 20 años. Dejó su trabajo de asesor financiero y se convirtió en Josep Grau Viticultor, la marca de su casa.
Grau reconoce que entró tarde en el mundo del vino, ya tenía 27 años cuando hizo su primer curso de iniciación; pero luego lo cogió con ganas. De curso en curso catando con buenos sumilleres, se acercó por El Priorat donde un grupo de pioneros como René Barbier, Álvaro Palacios, José Luis Pérez…estaban haciendo vinos y partiendo de la nada. «Yo siempre había pensado que para ser bodeguero debías tener detrás un gran capital o pertenecer a una familia de varias generaciones, comenta Grau, pero al ver como aquel grupo con muy poco dinero estaban sacando unos vinos excelentes, empecé a pensar que era posible».
El origen
En 2001 cuando se constituyó la denominación de origen Montsant, que abraza a la de El Priorat, Josep se lanza y compra una pequeña parcela. Es de garnacha, la variedad que le apasiona. En un pequeño recinto, casi una cabaña, en el año 2003 hace su primer vino, dirigido al autoconsumo, una barrica. Son 225 litros.
Y luego empieza la bola de nieve comprando más parcelitas y haciendo más vinos. El segundo año llega a 800 botellas y el tercero a 1.500. Ahora dispone ya de 36 hectáreas divididas en 71 parcelas diferentes y una producción de 120.000 botellas al año. Y dejó la cabaña para montar una bodega normal en el pueblo de Capçanes, en Montsant.
Siempre garnacha, tanto blanca como tinta, que es la uva que le apasiona. Pero no es el único, esta variedad de uva está por toda España y curiosamente son muy diferentes unas de otras. La hay que llaman garnacha tintorera o alicante bouschet, porque la pulpa de la uva es curiosamente roja y da unos vinos con ese color muy intenso, se trabaja mucho en Almansa, Alicante, la costa mediterránea, aunque hay por todos lados. Está también la llamada «peluda», una mutación que tiene en el hollejo de la fruta una ligera vellosidad, también se la conoce como garnacha gris.
La normal, es la absolutamente dominante en Gredos en las tres denominaciones (Méntrida, Vinos de Madrid-San Martín de Valdeiglesias y Cebreros). En toda Navarra donde la hay de varios tipos, de colores de muy baja capa que parecen la francesa pinot noir, hasta de colores muy oscuros. Es clave en la mayoría de vinos de Rioja para las mezclas.
La variedad reina en Aragón, en Calatayud, Cariñena y Campo de Borja. Y es la más importante y el corazón de los vinos de una de las denominaciones de más éxito nacional e internacional del país que es el Priorat, lo mismo que en Montsant que rodea a la anterior. Pero eso sí, cada una, en función del terreno y el clima es de su padre y de su madre.
Los vinos
Los vinos de Grau son realmente interesantes. Primero los de garnacha blanca, una variedad que se da muy bien en la zona de Terra Alta en Tarragona y que ha ido convenciendo cada vez más. Me recuerda a la godello, porque, aunque es menos expresiva que otras variedades blancas en nariz, son muy poderosas y tremendas en boca. El mejor es Granit 2021, con una nariz con recuerdos de manzana, albaricoque, recuerdos florales y minerales y una boca robusta, fresca, plena muy mediterránea. (21 euros).
En tintos está La Florens 2020, garnacha cien por cien. Es intenso y elegante en nariz, mineralidad típica de los suelos de esta tierra. Muy fino, lo mismo que en boca donde tiene un cuerpo medio, pero es sabrosísimo, fresco, con un final salino. (25 euros)
El vino de mayor producción y base de la casa es el Vespres Negre 2020. A la garnacha le ha añadido algo de cariñena y un poquito de syrah. Se caracteriza por la contundencia de los tonos minerales que acompañan a la fruta roja. La boca es potente, con una fresca acidez y de paso aterciopelado. (17 euros).
En 2016 Grau aparece también en Priorat, monta una bodeguita en el pueblo de Gratallops y pone en marcha la marca Pedrabona. Acaba de salir la primera añada, la 2020, casi una prueba con garnacha y cariñena, la combinación habitual de esa zona. Apunta muy buenas maneras, con mucha complejidad en nariz, frutal, cedro, monte bajo, recuerdos de jara, muy mediterráneo. La boca es expresiva, equilibrada, fresca y larga (16 euros).
Acaba de arrancar su aventura en Priorat y se esperan nuevos vinos. Habrá que ver hasta donde llega este combativo «viticultor».