Si se toma la carretera que, partiendo del Barrio de la Estación de Haro, cruza el Ebro y entra en Álava, circulando entre Labastida y Laguardia, es decir, atravesando el corazón de la Rioja Alavesa, se llega a un pueblecito llamado Samaniego. El viajero verá al borde de la carretera una construcción que es un gran cubo de cristal que está vacío, aunque también verá muchos coches aparcados a su alrededor. Ese cubo es la entrada de Bodegas Baigorri, que se desploma ladera abajo en una sucesión de pisos donde están las naves de elaboración, la de crianza con sus barricas, el botellero, un restaurante gastronómico de primer nivel, y termina en viñedos, precisamente en la finca Las Navas. Una obra del arquitecto Iñaki Aspiazu, varias veces premiada.
La bodega, convertida últimamente en una gran referencia de la D. O. Calificada Rioja, se construyó en 2002 y en 2007 pasó a manos de Pedro Martínez, un prestigioso químico farmacéutico que fue durante 30 años jefe de laboratorio del gran hospital murciano Virgen de la Arrixaca, y que se lanzó posteriormente al mundo del vino siendo en la actualidad el propietario, además de Baigorri, de Agro de Bazán en Rías Baixas.
Al llegar Martínez a la bodega se encontró con Simón Arina, el enólogo, que estaba allí desde la fundación y que había participado junto con el arquitecto Aspiazu en la idea de la bodega, donde la manipulación de mosto y vinos se hace siempre por gravedad y sin la utilización de bombas de remontaje, es una de sus características en busca de la calidad. El farmacéutico dio su confianza al enólogo; y a la vista de los resultados hizo muy bien, ya que Arina es una de las figuras más brillantes de esta parte de Rioja.
Los vinos de Baigorri
En la bodega se elaboran hasta 14 vinos distintos, incluidos los tres nuevos de finca, y tienen una producción total de unas 500.000 botellas al año. En la actualidad tienen 30 hectáreas de viñedo propio, pero Pedro Martínez sostiene que necesitan llegar a 120 hectáreas. También comenta que esto va a ser muy difícil, pero tiene paciencia. Y es que la realidad es que, en estas zonas de Rioja Alavesa, plagadas de hectáreas de viñedos, las tierras pertenecen a viticultores de toda la vida, que saben bien su oficio, que venden la uva, pero no la tierra, y que sin duda es la base de la riqueza y asentamiento de estos pueblos, realmente prósperos.
El problema lo van resolviendo en Baigorri haciendo contratos a 20 años con los viticultores que más les interesan, y pagando bien. Una vez en un periódico local salió que eran de los que mejor pagaban en toda la zona, comenta Simón Arina, y comenzó una procesión de viticultores ofreciendo sus uvas. Con poco éxito porque su filosofía está en esos acuerdos a largo plazo que les dan seguridad y tranquilidad.
Su nuevo proyecto de hacer vinos especiales de finca surge hacia 2017, que comienzan para sacar en 2019 Finca La Quintanilla. Es un 100 % tempranillo de viñas viejas; y, probablemente pidan al Consejo Regulador de la D.O. que la conviertan en la nueva calificación de «viñedos singulares», la máxima categoría en Rioja. Su elaboración es totalmente en barrica. Las uvas fermentan en ellas, hacen la segunda fermentación, la maloláctica, allí también, y luego permanecen en la madera sobre 12 meses.
El resultado es un vinazo. Una nariz donde hay que entretenerse disfrutando de su madurez, elegancia, frutas negras casi confitadas, directo, fragante, guindas en aguardiente, tonos minerales. Es de esos vinos que se da en llamar de «golpe de corazón» que quiere decir, que, al llevarlo a nariz, te das cuenta inmediatamente que estás delante de un vino grande. En boca no decepciona, potente, sabrosa, concentrada, salina y una acidez muy bien equilibrada. P.V.P.: 30 €.
Al año siguiente apareció Finca La Canoca 2020. Está en un valle cerrado de 4,5 hectáreas situado en las faldas de la Sierra de Toloño, y Arina sostiene que es el vino más atlántico (más fresco, mayor acidez) de todos los que elabora. Fermenta en grandes tinos de madera de 5.000 litros y luego tiene unos 14 meses de barrica.
Es un vino con mucha intensidad en nariz, muy elegante, también con mucha fruta madura y muy concentrado. En boca es estupendo, tan potente como fresco. P.V.P.: 18,50 €.
Y por último ha salido este año al mercado el tercero. Finca Las Navas 2021. Procede de los viñedos de alrededor de la bodega. Plantados en 2009, no tienen la vejez de los otros dos, pero han hecho una selección de las cepas mejores, cuyas uvas también han fermentado en tinos de madera, y crianza y embotellado a los seis meses. Es un vino joven, pero expresivo, intenso, muy frutal y floral. En boca es muy poderoso, contundente. Yo le dejaría reposar unos meses para que se conjuntara mejor en boca. P.V.P.: 28 €.
Vinos de finca que expresan mejor la tierra, el clima y la variedad, es el futuro de los mejores vinos, y Baigorri ha dado con la clave.