Es como una nueva tierra de promisión. Lo que hace muchos años eran vinos bastante oxidados, flojos, destinados a la mesa para consumir con gaseosa; ahora son vinos de culto. El avance de la enología y el conocimiento ha permitido esa sorprendente trasformación. Se trata de los vinos de la Sierra de Gredos.
Parcelas de viñedos muy viejos, escarpadas en la montaña, de garnacha, que no solamente no se pueden mecanizar, sino que hay que trabajar con caballo o con burro, de muy pequeña producción. Esas son las características de estos nuevos grandes vinos.
Muchas firmas de otras zonas han acudido a Gredos en busca de ese nuevo El Dorado, y a parte de salvar unos viñedos que a sus antiguos propietarios les servían para poco, la verdad es que ha surgido un abanico de vinos muy buenos en la comarca.
Una comarca, que, aunque climáticamente, por su tipo de uva, incluso de suelos son muy parecidas, la burocracia y los intereses de las diferentes comunidades autónomas han partido en tres. Castilla y León han montado en su zona de Gredos la denominación de origen Cebreros; Castilla-La Mancha, la de Méntrida; y Madrid la subzona de San Martín de Valdeiglesias.
Ahora celebramos la llegada de una nueva firma. Se trata de Vinícola de Castilla, una de las grandes casas de La Mancha, con una gama de vinos excelentes como los Guadianeja; y por otro lado otra línea diferente que son los Olimpo, que se comercializan como Vinos de la Tierra de Castilla.
La familia Bellido, al frente de la bodega, y que, por temas de raigambre familiar, conocen muy bien la zona de Gredos, han echado el ojo a unas parcelas a más de 1000 metros de altura para poner en marcha su nuevo proyecto Viñedos y Bodegas Alto Buen Grado, elaborando dos vinos dentro de la denominación de origen de Cebreros.
Era un proyecto acariciado largo tiempo, que se ha consumado, desembarcado en Navaluenga, con su equipo de enólogos, los famosos asesores Ana Martín y Pepe Hidalgo.
Hace pocos días acaban de presentar en público los primeros resultados, dos vinos excelentes, todo un espectáculo que enriquece de nuevo a Gredos. Se llaman La Cendra, el nombre del paraje donde crecen los viñedos.
El más joven, el 2021, cien por cien garnacha vieja con seis meses de barrica, es un vino que en primer lugar llama la atención por el color, rojo cereza, pero de capa ligera, típica de esta zona a diferencia de otras garnachas, aragonesas, riojanas o navarras de un color más oscuro. En nariz es intenso, elegante, lleno de matices, dominado por aromas de frutas rojas y tonos balsámicos. La boca concentrada y pulida, fresca y larga. Muy rico. Se elaboran 10.000 botellas a un precio de 22´50 € cada una.
El segundo vino es La Cendra Selección de Familia del 2020. Sale de una hectárea y media situada a 1100 metros de altura, en total unas 1.000 botellas. Sólo garnacha, tiene una crianza de un año en barrica de roble francés de varios usos, para que la madera no le reste protagonismo a los tonos frutales y a los recuerdos minerales. Elegante y fino, también de poca capa de color; y una boca sedosa, aterciopelada, fresca y larga. Su P.V.P. es de 65 €.
Aprovechando la presentación de los vinos de Gredos, la familia Bellido, puso sobre la mesa una elaboración sorprendente. Se trata de un vino blanco de la variedad airén procedente de su casa madre, en Manzanares, el Guadianeja 2021. La variedad airén ha sido hasta hace un año, aproximadamente, la más abundante de España, ahora superada por la tempranillo. Es una variedad blanca, muy extendida por las llanuras manchegas. Se utiliza mucho para destilación y era la base de los brandis jerezanos y de otros lugares.
Uva con fama de no ser muy expresiva, en los últimos tiempos están surgiendo marcas concretas de vinos de airén realmente sorprendentes, y que empiezan a desmentir esa fama dudosa. Este Guadianeja Airén Encascado del 2021, es uno de ellos. Se llama “encascado” porque se ha elaborado siguiendo una práctica tradicional de La Mancha de hace más de 100 años y es que fermentaban la uva con sus pieles, hollejos, o casca, lo que llamaban “vinos brisados o encascados”. Presenta una gran intensidad en nariz con recuerdo de fruta blanca como manzanas frescas, muy glicérico, toques anisados, con personalidad; y una boca equilibrada, elegante, fresca. Un airén de bandera. Su precio está sobre los 11 euros.
Garnachas de Gredos, airén de La Mancha, vinos que hace años podían haber pasado sin pena ni gloria y que ahora aparecen pletóricos y excelentes. Es lo que tiene hacer las cosas bien.