“Un gran vino requiere un loco para hacerlo crecer, un hombre sabio para velar por él, un poeta lúcido para elaborarlo y un amante que lo entienda”. La famosa frase de Salvador Dalí sirve de hilo conductor de este proyecto revolucionario con vistas a la Sierra de Cantabria, donde la creatividad, lo exclusivo, limitado y artesano impera sobre todas las cosas, y donde el cuidado por el detalle resulta evocador. “Como las cosas más interesantes y motivadoras de esta vida, Residence Wines nace de un asombro. En este caso provocado por una vista entre viñas del paisaje de la Sonsierra y Rioja Alavesa. De querer vivir rodeado de ese horizonte, acabamos creando una bodega con un proyecto paralelo, creativo y humanista sobre la cultura del vino, del que se disfruta en plenitud siendo miembro de una sociedad de acceso exclusivo”, explica Laura Ogando, una de las fundadoras.
Bodega, residencia creativa y sociedad privada en contacto directo con los fundadores (la propia Ogando, César León y Ernesto Funes), esto es, en muy pocas palabras, Residence Wines: “Esa mirada supuso que decidiéramos proyectar para nuestros clientes una visión del lujo más sofisticado, compartido y epicúreo, un hedonismo inteligente único. El punto de partida es el paisaje, luego la viña y después el vino; nuestras parcelas de cepas viejísimas de Elvillar son el vínculo entre su paisaje y cada botella de nuestros vinos”.
Decía Josep Pla que las cosas realmente sensibles no pueden exportarse, así que en Residence Wines pretenden ser anfitriones con sus vinos y su propuesta de vivencias en Rioja. “Queremos seducir a personas con miradas curiosas y sensibles al vino. Personas viajeras con ganas de vivir el vino donde nace, donde se elabora, donde se comparte y donde más se disfruta. Que se lleven un recuerdo de belleza con cada copa y con cada vista de este magnífico espectáculo natural que nos rodea”, incita la ideadora del proyecto.
El objetivo principal de Residence Wines es aportar una mirada creativa a la cultura del vino de Rioja, preservando las viñas viejas del pueblo, elaborando vinos que saquen una sonrisa de quien los prueba y generando miradas artísticas singulares de su paisaje. Lo explica Ogando: “Creamos vinos asentados en nuestra memoria familiar, que representan fielmente el terruño sobre el que hace varias generaciones se plantaron las viñas viejas en los pueblos de nuestra infancia, Elvillar y Laserna. Quien prueba nuestros vinos, prueba un pueblo con todo su legado e interpretación dentro de cada botella”.
Si para la viña y el vino es fundamental el equilibrio, para Residence Wines lo más importante es la conexión, con un cierto sentido de ritualidad. “Conexión entre nosotros y todos los miembros del club, incluyendo momentos con amigos bodegueros. Y un ritual que se vive al experimentar el proyecto completo, que hace física esa ilusión por ser parte de este imaginario tan intenso que genera el estilo de vida del vino”, dice. “Aquí lo extraordinario se convierte en rutina y queremos que los miembros de nuestro club lo disfruten plenamente cada vez que vuelvan a vivir este lugar, que ahora se convierte en su residencia en Rioja”.
Vivir (y crear) en comunidad
La creatividad es parte sustancial de Residence Wines, está en el pensamiento de sus vinos y en todo lo que inspira su proyecto editorial, cultural y artístico. Para hacer esa idea aún más evidente, cuentan con una Residencia Creativa en la Sonsierra que cumple un doble propósito: por un lado, ofrecer un espacio que acoge a creadores de diferentes ámbitos para producir obras inspiradas en el paisaje cultural del vino de Rioja, con su proceso creativo y estancia documentados en una revista semestral; y por otro, brindar un lugar para que otras bodegas de diferentes regiones del mundo revisiten sus parcelas de viñas viejas de Elvillar elaborando un singular vino tinto en cada nueva añada.
Además, los miembros de este club están invitados a alojarse en una casa solariega de la Sonsierra junto a sus amigos o familiares, con los que compartirán su nueva residencia en Rioja. “Se trata de formar parte de una comunidad de personas interesantes e inspiradoras, con una disposición común por un estilo de vida asociado al vino y la gastronomía, que buscan un espacio compartido donde experimentar esos intereses tan placenteros”.
La propuesta de Residence Wines incluye vinos de la más alta calidad, una experiencia de visita gastronómica basada en el paisaje, obras artísticas numeradas resultado de la Residencia Creativa, alojamiento en la Rioja Alavesa, experiencias con bodegueros amigos de los fundadores, encuentros de cata, una revista semestral y un cuaderno de viaje anual, propuestas de viajes enogastronómicos, acceso preferente a talleres y encuentros con cocineros de prestigio, Cenas del Paisaje... ¿Alguien da más?
Ser miembro del club es además la única forma de probar todos los vinos que elaboran cada añada: Farallón Rosado, Farallón Blanco, los tintos Andar y DHETLA, unos escasos magnums de una finca ancestral junto al Dolmen de La Hechicera, Residence Wines by... que es la interpretación de una finca de un amigo bodeguero, además de los vinos más icónicos de las bodegas internacionales que elaboran cada año en la Residencia Creativa. “Esta propuesta tan heterogénea permite tener una idea exclusiva de los suelos, variedades y posibilidades de nuestra comarca”, destaca Laura Ogando. El loco, el hombre sabio, el poeta lúcido y el amante a los que se refería Dalí. Todo a la vez en todas partes. Eso es Residence Wines.