Se dice que algunas cocinas, como la gallega, tienen un nivel de materia prima de tanta calidad que el arte del buen cocinero está en potenciarla, no en estropearla a la hora de servirla. En el mundo del vino se dice lo mismo. La calidad está en la viña, en la cepa. Si las uvas que obtienes son regulares, se necesitará un buen enólogo que haga un trabajo serio para mejorar el resultado final en la bodega. Pero si las uvas salen excelentes, como en la cocina gallega, cuidadito con no estropearla.
Hoy vamos a hablar de una firma, Astrales, cuya calidad de las uvas está garantizada año tras año por sus condiciones climáticas, de suelo, al estilo de los “premier cru” franceses. En su corta historia -van a cumplir 25 años- han contado con dos enólogos que no sólo no estaban en condiciones de estropearlas, sino que siendo de los mejores del país, han sabido potenciarlas.
Marisol Romera de la Cruz, lo mismo que sus dos hermanos, nacieron en Anguix, un pueblecito de Burgos, en la actualidad de unos 100 habitantes, en lo que es el corazón vinícola de la Ribera del Duero. Su abuelo, ya era viticultor y plantaba y trabajaba sus propias tierras, un oficio que amplió su padre, Cándido, con algunas parcelas más que puso en producción. En 1982 cuando se funda la denominación de origen Ribera de Duero, él participa en el primer Consejo Regulador como uno de los representantes de los viticultores.
El valor vinícola de Anguix
En los años setenta del siglo pasado, el viñedo y el vino estaban de capa caída con precios muy poco rentables, de manera que, si se podía plantar cereal, se plantaba, que daba más beneficio. Pero tampoco se plantaba demasiado porque no había donde, y el viñedo representaba el grueso del laboreo en el campo. Cuando se monta la D. O. y los vinos triunfan, los precios de las uvas suben y el modesto viticultor sale de pobre, en función de los kilos de uvas buenas que pueda vender.
En Anguix y sus alrededores, como Pedrosa, Roa, La Horra…el campo está cuajado de viñedos de calidad, plantados en vaso, de mucha edad, que se autorregulan para dar el mejor fruto. La mayoría de los viticultores de la zona en principio venden las uvas a bodegas elaboradoras; pero luego comienza un movimiento en que se plantean que: “¿Si la materia prima que tienen es tan buena, por qué no elaboran ellos sus propios vinos y sacan a esas uvas un valor añadido? Surgen así muchas nuevas firmas, y las de la familia Romera de la Cruz es una de ellas. Luis Delgado, el marido de Marisol, es uno de los grandes impulsores.
En el año 2000 montan la bodega Los Astrales y contratan para hacer el guiso perfecto a los hermanos García Montaña. Alberto y Eduardo. Ambos son hijos de Mariano García el superenólogo de este país, que lo fue de Vega Sicilia, que montó Mauro en Tudela de Duero, Aalto en Ribera, San Román en Toro y Garmón, también en Ribera. Trabajan con su padre desde hace muchísimos años, y Alberto a las empresas y Eduardo a la enología no han hecho más que engrandecer la firma familiar.
En 2014 los García dejan la firma y Astrales vuelve a acertar proponiéndole a José Hidalgo, el enólogo volante más importante de España, que se encargue de la elaboración. Hidalgo, junto con su socia Ana Martín, no son de los que estropean guisos cuando tiene la mejor materia prima. La prematura muerte de Luis Delgado siembra dudas sobre la continuidad de la casa, pero su viuda Marisol da un paso al frente, se lanza a la gestión, y todo sigue para adelante.
Astrales está consolidada, cuentan con 29 hectáreas de lujo con el que elaboran unas 70.000 botellas, su tope está en 100.000, porque no quieren más que uvas de calidad. Hacen fundamentalmente un vino, Astrales, en este caso de la añada 2020; y le acompañan del Cristina, de pequeña producción. El Astrales es un vino serio. Elaborado cien por cien con tempranillo, tiene una crianza de 18 meses. En nariz aparece la fruta negra, como moras y ciruelas; los toques de monte bajo, como la jara, y recuerdos de la madera con finos tostados. En la boca tiene fuerza, casta, con estructura y muy buen equilibrio. P. V. P. 30 euros.
Pronto cumplirán 25 años y no fallan. En Anguix hay ocho bodegas, y potentes, para un pueblo de 100 habitantes. Es la ventaja de estar en el centro de la mejor materia prima de toda Ribera de Duero.