La huella que dejó José Saramago en la isla de Lanzarote es tan profunda como muchos de los infinitos hoyos o chabocos perimetrados por socos -muros de piedra- que componen su Geria. El escritor la tomó como hogar hasta la fecha de su fallecimiento, en 2010, tras “exiliarse” después de la polémica de su libro El Evangelio según Jesucristo, en Portugal.
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La primera obra o escrito desde que puso pies en ella fue Cuadernos de Lanzarote I (1993-1994), un diario con el que recorrer los rincones que llegaron al alma del portugués como a tantos de sus visitantes.
Éste y sus próximos diarios se convirtieron en declaraciones de amor por escrito a la isla, que sirven de testimonio y de guía para conocer dónde acudía el escritor a comer y cenar o qué bocados locales le emocionaban. De ella se enamoró de todo, de sus gentes, sus paisajes y, por supuesto, sus vinos. Algunos de ellos nacían en El Grifo, bodega que Saramago visitaba con cierta frecuencia.
Es la bodega más antigua de la isla y una de las diez más veterana en España. En 2025 cumplirá 250 años. Patrimonio de Lanzarote y legado de su historia, desde su adquisición en 1882 por la familia Otamendi en 1882, distintas generaciones se han encargado de atestiguarlo en un museo que alberga más de 500 piezas únicas.
Testimonios desde los viñedos a sus edificios, pasando por la Casa Familiar, que la convierten en la bodega de mil y una facetas, incluida la literaria. Uno de los salones de su casa principal, alberga una recoleta biblioteca con alrededor de 5.000 obras que se sumergen en el universo del vino o han sido 'salpicadas' por él. Formada con la ayuda de los libreros de viejo o de libro antiguo, fue inaugurada por José Hierro en 1998 y apadrinada por José Saramago en el 225 aniversario de la bodega.
Tal ocasión contó también con la publicación de un libro que repasaba más de dos siglos de historia de El Grifo, 'La tonelería tradicional y los vinos de Canarias' de Juan José Otamendi, editado por la bodega ese año 2000, cuyo prólogo escribió Saramago sellando así una estrecha relación entre bodega y escritor que se forjó entre vides, barricas y copas.
Esa fructífera relación también se materializaría años más tarde con la elaboración de un vino en su nombre. Saramago, un monovarietal de syrah de la vendimia de 2019, que nace de la colaboración de la bodega con la Fundación Saramago con el que los hermanos Otamendi, propietarios de la bodega, rememoran al escritor y su generosidad con la isla y, en concreto, El Grifo.
El nacimiento de Saramago, el vino
Tras la vendimia realizada los días 26 y 27 de agosto de 2019, los racimos se introdujeron en cámara y el día 28 se procedió a su despalillado. Después de la fermentación, mantuvieron los hollejos en la cuba dos días más, procediendo al prensado el 6 de septiembre y devolviendo el vino al depósito a la espera de que la fermentación maloláctica se produjera de modo espontáneo.
El vino se mantuvo en el depósito durante dos años aproximadamente y, dada su buena evolución, prescindieron de introducirlo en barrica. Fue embotellado el 23 de noviembre 2021, fecha desde la que prosiguió su evolución en botella.
Presenta un tono cereza, brillante, que evoluciona por su crianza. Se aprecian fruta madura y ciertas notas donde destacan el anís, el hinojo y la pimienta negra. Una syrah que en boca se vuelve un trago envolvente, sedoso, elegante y prolongado que trae notas de fruta negra y regaliz.