Si hay una época buena para los vinos rosados es esta, en que arranca el calor y el verano. Este tipo de vino, antiguamente denostado porque no era ni blanco ni tinto, aunque normalmente tenía color; ahora está de moda.
Es lógico, muchos aficionados están separándose algo de los tintos a favor de los blancos, desde luego; y ahora también de los rosados, porque son vinos normalmente directos, limpios, francos, con bocas alegres y muy frescas. Para beber fríos, no sólo de terraza y tapeo; sino también para comer, y además es el tipo de vino que mejor combina con una paella.
La moda arrancó en el sur de Francia donde se ha elaborado siempre, lo mismo que en casi todas las denominaciones de origen españolas, pero el gran empujón fue cuando Angelina Jolie y Brad Pitt, sacaron al mercado un rosado llamado Miraval. Apareció bajo la denominación de origen Côtes de Provence Rosé, y el primer año vendieron un par de millones de botellas en Estados Unidos, y luego en todas partes.
Al ponerse de moda, los elaboradores españoles, que son muchos y bastante buenos, se aprovecharon para exportar, además de atacar también el mercado doméstico, y en muchos casos lanzarse a aumentar sus niveles de calidad, para que no fuera un vino de menor peso en sus catálogos, sino que subieran a la primera línea.
Aunque, como decía, en España se hacen por todas partes, desde las denominaciones más grandes como Rioja o Ribera, hasta las más pequeñas; son también muy tradicionales en Cigales y en Navarra. Y de esta última procede el vino que les recomendamos en esta ocasión. Lo elabora alguien que tiene una gran experiencia en hacer rosados de mucha calidad. Se trata de Julián Chivite López. Efectivamente, de los famosos Chivites de Cintruénigo, en el corazón de Navarra.
La familia Chivite fue la propietaria de una de las bodegas más antiguas de España, ya que tienen documentos que se remontan a 1647. Y además fue la bodega más poderosa de la Comunidad Foral y una de las más importantes de España. El éxito se basó especialmente en un rosado, el Gran Feudo, que se vendía por millones de botellas. También tuvieron vinos tintos y blancos excelentes.
Problemas de carácter familiar condujeron a la bancarrota de la firma, que fue adquirida por Perelada, el poderoso grupo del Ampurdán. Julián Chivite formó parte del consejo de administración, pero hace un año aproximadamente, decidió abandonar ese puesto e instalarse por su cuenta. Y ¿cómo no? arrancar con un rosado que se llama Unzu Rosé, en colaboración con sus hijos, con los que ha constituido una sociedad llamada Unzurrunzaga & Chivite. De ahí el nombre del vino.
Se elabora cien por cien con la variedad garnacha de parcelas que él maneja, en los alrededores de su pueblo natal, Cintruénigo. Es de la añada del 2023, y ha pasado cuatro meses en depósito con sus lías finas. Pertenece a la indicación Geográfica Protegida 3 Riberas. Al estilo de los rosé provenzales de moda, tiene un color muy pálido, y en nariz le salen aromas de frutas rojas bien presentes y agradables, junto con tonos florales. En boca tiene volumen y a la vez es muy sabroso, seco, de muy buen paso y una fina acidez que lo hace muy fresco y equilibrado. Un gran rosado por 15 euros.