Para disfrutar al máximo de esta categoría de vinos primero tenemos que saber qué son y en qué se diferencian de los rosados. Clarete es una mención tradicional para la reglamentación europea y española y, aunque la legislación vigente no diferencia en la forma de elaborarse un vino rosado o clarete, en la práctica, o mejor dicho, en el corazoncito de los elaboradores, no son exactamente lo mismo. Son los Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen los que delimitan las propiedades y las prácticas enológicas para hacer uno u otro vino. Es decir, según las zonas geográficas hay diferencias y, mientras en unas regiones se mezcla uva tinta y blanca (principal diferencia teórica de los claretes con respecto a los rosados), en otras pueden hacerse exclusivamente con uva tinta.
Pero más allá de tecnicismos y sin ánimo de herir sensibilidades, en lo que sí coinciden unos y otros es en que el clarete es un vino hecho para el disfrute. Para llevarnos de vuelta al pueblo, al origen, a conectar con nuestra esencia. Un vino versátil y todoterreno que, si bien se suele consumir más en épocas de calor porque se sirven a temperatura más fresca y armonizan extraordinariamente bien con recetas veraniegas, se pueden disfrutar todo el año. Y no sólo en zonas rurales, como habrá quien todavía piense. El clarete se bebe en todo tipo de ámbitos y es un vino muy apreciado fuera de nuestras fronteras, en especial en Francia y Estados Unidos.
Ahora sí, ¡a beber clarete!
Carmen by Comenge
“Carmen atesora toda la belleza, la sabiduría, la autenticidad, la resistencia y el carácter amable de una viña madura, como si de una gran mujer se tratase”, dicen desde Comenge. Este vino es su homenaje a las generaciones de viticultores que durante años cuidaron la viña como un tesoro, a Carmen Fuentes, esposa de Jaime Comenge, fundador de la bodega ribereña, “compañera de su vida y de sus sueños”. Se trata de un clarete de parcela de producción limitada, mezcla del viejo albillo castellano, pura frescura, viveza y sutileza aromática, y la elegancia, la potencia y la riqueza de matices de las tradicionales uvas tintas de los viñedos de antaño, el tempranillo, la valenciana y la garnacha. Precio: 17,90 euros
Field Blend Tradición
Procedente de un único viñedo ecológico de 100 años, en el que entre un 20 y 40% son variedades blancas, Tradición replica las elaboraciones tradicionales que se hacían en la Tierra del Vino de Zamora. Con este vino, la bodega Viñas del Cénit pretende recuperar las prácticas de sus antecesores y reflejar así la identidad de la zona. Un clarete elaborado con mezcla de uva blanca y tinta mezclada en el viñedo (field blend), que nos lleva de vuelta al pasado, al momento en el que se plantaron aquellas cepas centenarias y al estilo de los primeros vinos de la comarca. Precio: 14,45 euros
Tres Navíos Clarete
Con la frescura de los blancos y la complejidad de los tintos, los claretes son vinos todoterreno, tremendamente fáciles de beber y capaces de seducir a todo tipo de paladares. Con su parada en Cigales, Barco del Corneta se ha propuesto devolverle la dignidad a este tipo de vinos tan arraigados en la región. Elaborado a la manera tradicional, con mezcla de uvas blancas y tintas y seis meses de crianza sobre lías para aportarle sedosidad y estructura, Tres Navíos presume de ser un clarete de manual con conciencia ecológica. Precio: 18,50 euros
El Paisano de Tares
Rafael Somonte, enólogo y director general de la bodega Dominio de Tares, asegura que El Paisano de Tares es "un tinto con alma de blanco". Elaborado con todas las variedades blancas y tintas del Bierzo (mencía, garnacha tintorera, palomino fino, doña blanca y godello), pisado con raspón, fermentado de forma natural y criado en tradicionales cubetos de roble, este clarete rememora la infancia, las vacaciones en el pueblo y los veranos de porrón. Un homenaje a los paisanos de la comarca leonesa. El vino de nuestros abuelos, con un registro más fresco y actual. Precio: 8,70 euros
Lara O Clarete Crianza
En Aranda de Duero, Fernando Ortiz vigila la barrica de roble americano en la que duerme esta mezcla de tempranillo, garnacha y albillo mayor procedentes de viñedos de 70 años, durante 6 meses antes de embotellarlo. Al estilo de la vieja escuela ribereña, este clarete aúna las bondades de la crianza con la frescura que corresponden a este tipo de elaboraciones. Un vino lleno de aromas a frutas rojas, fresco y equilibrado (adictivo, es la palabra), del que apenas pueden encontrarse mil botellas numeradas, que sobresale en el muestrario de maravillosas extravagancias de Territorio Luthier. Precio: 17 euros
Torremilanos Ojo Gallo
Con el objetivo de recuperar sabores y prácticas de Ribera del Duero, Ojo Gallo (llamado así por su color) es un clarete fruto de la mezcla de uvas de viñedos de más de 80 años, cuyas proporciones respondían antaño al gusto del viticultor. Variedades autóctonas blancas y tintas (tempranillo, viura, albillo, garnacha, bobal, cariñena, monastrell, malvasía), cuya fusión da lugar a un con mucha personalidad. La mitad fermenta en barricas de 225 litros y la otra mitad en hormigón con levaduras propias de la uva y de la cosecha. Embotellado sin clarificar, sin filtrar y sin sulfuroso. Un clarete ecológico, biodinámico y apto para veganos. Precio: 25 euros
Protos Clarete
Elaborado a partir de tempranillo, garnacha, merlot y viñas viejas mezcladas de variedades blancas y tintas en la zona de Cigales, el clarete de Protos te hará cambiar la apreciación que tenías de estos vinos. La maceración en frío extrae todos sus aromas y da lugar a un clarete con un gran equilibrio, una entrada muy fresca y frutal, y un final persistente que deja recuerdos de frutos rojos. Es un vino goloso con mucha intensidad de sabor, muy directo y fácil de beber. Perfecto para disfrutar este verano junto a pescados azules, arroces orientales, curris, carnes blancas y quesos suaves. Precio: 7,50 euros