Hay un refrán gallego que dice "Eu non bebo viño, que o como en cuncas, gotiño a gotiño" (Yo no bebo vino, que lo como en tazas, sorbito a sorbito) que describe a la perfección esta forma tradicional de consumir el vino en Galicia, en taza.
La taza o 'cunca' es un pequeño cuenco cerámico, de barro o de loza, de unos 125 -150 ml de capacidad donde se sirve el vino que se acaba de sacar del barril en una jarra. El origen de este recipiente y su uso para servir el vino es incierto, aunque varios autores coinciden en que empezó a utilizarse en la comarca de O Ribeiro, una de las zonas vinícolas más antiguas de España y la denominación de origen más antigua de Galicia.
Así pues, en Galicia los conjuntos de jarras para vino con sus tazas a juego han sido habituales en las casas y como regalo turístico con el lema "Recuerdo de Galicia" tanto como los juegos de queimada. No había tasca, taberna ni bodega que no sacase el vino a la mesa en la jarra de rigor y repartiese las tazas entre los comensales para que fueran sirviéndose a demanda.
Ninguna pulpería tradicional sería lo mismo si no es con sus tazas de Ribeiro y sus platos de madera. Tanto es así, que este año, la Festa do Pulpo 2024 en O Carballiño (Ourense) está dedicada, precisamente, a la Denominación de Origen Ribeiro y, como parte de este homenaje, los días 3 y 4 de agosto, el fin de semana previo a la fiesta, tendrá lugar una muestra de vinos de esta zona,
Con la llegada del nuevo milenio, llegaron el refinamiento y las gastrotabernas. Las copas de cristal empezaron a considerarse más elegantes y a las 'cuncas' les cayó el sambenito de ser portadoras de vino barato de baja calidad. Afortunadamente, las tazas han soportado el envite y su uso vuelve a resurgir como parte de la cultura gastronómica gallega.
Ribeiro, el primer vino gallego que viajó a América
La D. O. Ribeiro es pura diversidad, no solo por la variedad de uvas que se emplean, sino por las distintas formas que tienen de expresarse según la zona. Cada uno de los tres valles, con uno de los suelos más ácidos de Europa, confiere características diferentes y únicas al vino que sale de sus vides.
El vino de Ribeiro también podría haber acompañado a Cristóbal Colón en su primer viaje hacia el Nuevo Mundo, pues, aunque otras regiones se disputan semejante honor, documentos hallados en el Archivo de Simancas podrían demostrar que la marinería de las tres carabelas consumía vino de Ribadavia, en la zona del Ribeiro, durante la travesía que los llevó hasta el Nuevo Continente.
Las uvas y los tipos de Ribeiro
La reina del Ribeiro es la treixadura, pero no es la única, entre los vinos de Ribeiro encontramos, además, loureira, torrontés y caíño blanco, pero también albariño y godello -aunque estas uvas se hayan hecho infinitamente más populares con los vinos de la D.O. Rías Baixas y, cuando hablamos de ellas, nadie piensa en un vino de Ribeiro-. Mezclando estas variedades, denominadas uvas preferentes, se consiguen vinos con personalidad atlántica, frescos y elegantes. Untuosos los del valle del Miño, más ligeros los del Arnoia y con menor acidez los del Avia.
A su vez, los vinos de la D.O. Ribeiro se dividen en cinco categorías: Ribeiro Castes, Ribeiro Barrica, Ribeiro Espumoso, Tostado do Ribeiro y Ribeiro.
Los Ribeiro Castes, que pueden ser blancos y tintos, se diferencian de la categoría Ribeiro en que están elaborados 100 % con variedades preferentes. Son vinos de más calidad y representativos de la denominación de origen. Esta condición aparece indicada en su etiqueta para que el consumidor pueda diferenciarlos.
Los vinos de las categorías Barrica, Espumoso y Tostado do Ribeiro también son elaborados exclusivamente con uvas preferentes y pueden ser identificados en el etiquetado, presentación y publicidad por parte de la bodega. El 90 % de la producción se concentra en los vinos blancos, los vinos tintos representan el 9 %, mientras que el Tostado y Espumoso apenas alcanzan el 1 %.