Después de un año y medio al mando de los fogones, Aurelio Morales se desvincula del restaurante ABYA ubicado en el Palacio de Saldaña. Tras una experiencia que considera “increíble”, el chef alcalaíno que logró la primera estrella Michelin para Cebo, inicia una nueva etapa en su carrera profesional.
“Mi objetivo próximamente es volver a la alta cocina, a la creatividad y a la excelencia gastronómica y por ello creo que había que dar un paso al frente”, asegura. “Próximamente anunciaré mis nuevos proyectos mientras sigo inmerso en procesos de asesoramientos a diferentes restaurantes a los que intento aportar mi granito de arena”.
Una de esas aportaciones es la que le ha llevado a diseñar la carta de otoño-invierno de Mena, el espacio gastronómico que lidera LaFinca Grand Café en Pozuelo de Alarcón. Se trata de un restaurante donde el protagonista es el fuego, con una carta que es una oda a la excelencia tanto en las carnes de la parrilla como en el horno de leña traído desde Nápoles. Cocina de temporada, producto de primer nivel y la experiencia de Aurelio Morales conforman la fórmula de éxito de este nuevo espacio donde la carta de vinos tiene un papel protagonista.
Más de 300 referencias nacionales e internacionales, defendidas por el sumiller Ángel Luis Pasero Sánchez y una selección de cócteles clásicos e infalibles, señalan Mena como templo para los amantes del vino y la mixología. Con especial atención a la burbuja, ya que presume de ser la primera Embajada Veuve Cliquot en España.
Un vino valenciano, el favorito del chef
Los nuevos retos profesionales no impiden a Morales solidarizarse con una de las catástrofes naturales más devastadoras de las últimas décadas en nuestro país. Cuando le pedimos que elija un vino para nuestra sección de “El vino favorito de”, el chef piensa en Valencia y en los damnificados por el paso de la DANA hace poco más de un mes, La gota fría más adversa del siglo: “Dama de Blancas, de Bruno Murciano en la zona de Utiel-Requena, procedente de un viñedo de más de 80 años”.
Este blanco de pequeña producción (alrededor de 600 botellas) está elaborado con uva macabeo de viñas muy viejas y cuenta con una crianza en barricas usadas con sus propias lías de unos 6 meses. “Lleva menos de un mes en el mercado, es un vino muy versátil, complejo, con volumen en boca y a la vez fresco y mineral”, apunta. “Un blanco que acompaña todo tipo de comida, ya sea guisos, arroces, como pescados o carnes”.
También te puede interesar...
- El vino de Rioja sin ataduras que muestra cómo 'un rayo no cae dos veces en el mismo lugar
- Un espumoso de larga crianza y otros 7 vinos únicos, los nuevos 100 puntos Peñín
- El modesto vino de crianza que se ha convertido en una increíble joya vinícola tras 28 años de envejecimiento
- El singular rosado Reserva que el sumiller del Cenador de Amós sirve a ciegas a sus comensales