El calabacín es una de las hortalizas más populares en la cocina del centro de España y pertenece a la misma familia que el pepino, la sandía y la calabaza. Este vegetal es muy versátil, ya que puede ser consumido tanto crudo como cocido. Con un bajo contenido calórico y una gran cantidad de nutrientes, el calabacín se convierte en un aliado perfecto para una dieta saludable.
Si te encuentras con un excedente de calabacines en tu huerto o en casa, existen varios métodos para conservarlos en su estado crudo. Uno de ellos es congelarlos, y si nunca lo has hecho, aquí te explicamos detalladamente cómo hacerlo.
Es crucial considerar la forma de conservar los alimentos para mantener su calidad durante más tiempo, ya que cada uno tiene sus propias características. Continúa leyendo para descubrir las mejores formas de conservar el calabacín en su estado crudo.
¿Se puede congelar el calabacín?
Sí, puedes congelar el calabacín, y de hecho, es una opción recomendable para preservarlos antes de que se deterioren. Después de cosecharlos o comprarlos, el primer paso es lavar los calabacines con agua fría para eliminar cualquier suciedad. Luego, déjalos escurrir o sécalos con un paño limpio hasta que estén completamente secos.
A continuación, corta los calabacines según tu preferencia: en rodajas, tiras, dados, etc. Esto dependerá del uso que planees darles después de congelarlos. Incluso puedes congelar el calabacín en diferentes formas para tenerlo listo para cualquier receta.
Es importante escaldar el calabacín antes de congelarlo para desactivar las enzimas que causan su deterioro, aunque más adelante te mostraremos algunos trucos para congelar el calabacín crudo también.
Hierve agua en una cacerola grande y, cuando esté hirviendo, agrega los calabacines cortados. El tiempo de cocción variará según el tamaño de los trozos, pero unos pocos minutos son suficientes para escaldar rodajas de calabacín no muy gruesas. Nunca agregues sal al agua de escaldado, ya que esto acelerará el deterioro de los calabacines.
Cuando hayas apagado el fuego, detén la cocción sumergiendo los calabacines en un recipiente con agua fría y hielo. Esto evitará que sigan cocinándose y se vuelvan demasiado blandos. Una vez que estén fríos, colócalos sobre papel de cocina para eliminar el exceso de agua.
Antes de congelarlos, es esencial colocar los trozos de calabacín en una bandeja o superficie plana adecuada para el congelador, ya que si los colocas juntos en una bolsa, se pegarán entre sí. Después de aproximadamente dos horas, los calabacines estarán completamente congelados y podrás transferirlos a bolsas de congelación u otro recipiente para su almacenamiento.
Cómo congelar el calabacín crudo
La forma más común de congelar el calabacín, al igual que la mayoría de las verduras, es escaldándolo. De esta manera, se desactivan las enzimas que causan su envejecimiento, lo que detiene el deterioro y la pérdida de nutrientes. Sin embargo, también es posible congelar el calabacín fresco manteniendo todos sus nutrientes.
Es importante tener en cuenta que una vez descongelado, el calabacín comenzará a deteriorarse rápidamente, algo que ocurre de manera más lenta si lo cocinas antes de congelarlo. En cualquier caso, si decides congelar el calabacín en estado crudo, debes prepararlo y consumirlo de inmediato. A continuación, te explicamos los pasos a seguir:
- Lava bien los calabacines y sécalos cuidadosamente.
- Trocéalos según tu preferencia.
- Colócalos en una bandeja de manera que no se peguen entre sí al congelarse. Luego, transfiérelos a una bolsa de congelación normal y guárdalos hasta que los necesites.
- La temperatura óptima para mantenerlos en perfecto estado es de -18 ºC en el congelador, donde permanecerán intactos durante hasta dos meses.
- Cuando vayas a descongelar los calabacines, cocínalos lo antes posible para evitar que se activen las enzimas del proceso de descomposición, lo que provocaría la pérdida de color, sabor y nutrientes. Además, evita volver a congelarlos.
Consejos para conservar el calabacín
Además de congelar el calabacín para tenerlo disponible cuando lo necesites, puedes conservarlo mediante vinagretas, encurtidos o conserva de calabacín. Sin embargo, para que dure el mayor tiempo posible en la nevera, aquí tienes algunos consejos útiles:
- Guarda el calabacín entero en el refrigerador, ya que cortarlo acelerará su deterioro.
- Evita lavar el calabacín hasta que vayas a consumirlo, ya que el exceso de agua acelera la descomposición.
- Si el calabacín está húmedo después de la recolección, sécalo completamente para eliminar la humedad, ya que el exceso puede provocar moho. Hazlo suavemente con un paño limpio.
- Coloca el calabacín crudo dentro de una bolsa de plástico o papel en el refrigerador para ralentizar su descomposición. Asegúrate de que haya algo de circulación de aire en la bolsa, ya sea haciendo pequeños agujeros antes de sellarla o dejándola abierta.
- Guarda las bolsas con calabacines en el cajón de las verduras del refrigerador, donde podrán combatir mejor la humedad. Asegúrate de que el cajón esté limpio para evitar la contaminación con otros productos.
- Nunca almacenes el calabacín crudo junto con frutas que emitan etileno, como plátanos, melones o melocotones, ya que adquirirá un sabor amargo.
- Consume los calabacines en un plazo de cinco a siete días, ya que comenzarán a marchitarse con el tiempo.
Si a pesar de estos consejos necesitas conservar un excedente de calabacín crudo, recuerda que siempre puedes recurrir a congelarlo o hacer conserva de calabacín. Sin embargo, al usar la conserva de calabacín, ten en cuenta no cocinarlo demasiado, ya que al estar previamente cocido, perderá algunos de sus nutrientes.