Un 13% de los españoles toman alcohol cada día, lo que nos convierte en el segundo país de la Unión Europea que bebe con más frecuencia. Además, el calor del verano, las fiestas o celebraciones, implican que a veces aumentemos la ingesta de este tipo de bebidas.
Hay muchas personas que dudan si caduca el alcohol o si no importa el tiempo que pase para que se pueda seguir disfrutando de tus bebidas favoritas almacenadas. Por norma general se dice que con el paso de los años el alcohol mejora.
Sin embargo, cuando cogemos una lata de cerveza, nos encontramos con la fecha de consumo preferente, y esto es lo que precisamente general muchas dudas, ya que, si no caduca el alcohol, se debería prescindir de esta fecha, o bien saber diferenciar entre aquellas bebidas alcohólicas que caducan y cuáles no.
En este sentido, es importante recalcar que el alcohol no caduca, por lo que no tiene fecha de caducidad, pero sí que hay algunas bebidas alcohólicas con fecha de consumo preferente. Se trata de dos conceptos diferentes que conviene saber diferenciar. La fecha de caducidad solo la tienen aquellos alimentos que son muy perecederos, que no es el caso del alcohol. Este es el caso de la carne, pescado, huevos…, que no son seguros para la salud del consumidor una vez que se ha superado la fecha de caducidad.
Sin embargo, los alimentos con fecha de consumo preferente, como es el caso de la pasta, los cereales, los quesos madurados o el aceite, no son peligrosos para su consumo una vez que transcurre el tiempo indicado, si bien hay que saber que a partir de esa fecha pueden perder cualidades.
¿La cerveza caduca?
En el caso de la cerveza y otras bebidas alcohólicas de baja graduación, de acuerdo con lo establecido por el reglamento 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo, sí que llevan una fecha grabada en el propio envase. La norma establece que esta fecha no se requiere para bebidas con una graduación de un 10% o más en volumen de alcohol.
Una situación similar a la que encontramos en la cerveza también la tenemos en el vino de cartón que se utiliza de forma habitual para cocinar, así como en la sidra o los mostos. En cambio, en el caso de las bebidas espirituosas o destiladas, como es el caso del whisky, la ginebra, el vodka, los vinos espumosos, los vinos, etcétera, se libran de establecer una fecha de consumo preferente.
Si se mantienen en unas condiciones de conservación apropiadas, ninguna de estas bebidas tendría que estropearse, por lo que se podrían mantener durante años. Sin embargo, si no se conservan adecuadamente puede ser que el vino se pique, como ocurre cuando le entra aire o está conservado a una temperatura superior a la que debería.
¿Qué pasa cuando la cerveza se pasa de la fecha de caducidad?
De acuerdo con la legislación actual, se permite que el vino que tiene graduación de un 12% o más en volumen de alcohol, y otras muchas bebidas no incluyan la fecha de consumo preferente, pero la cerveza está obligada a llevarla.
Sin embargo, a pesar de que tenga que figurar esta fecha de consumo preferente en las latas y botellas de cerveza, no pasa nada por superarla, ya que en principio no sería perjudicial para la salud al no tratarse de un producto perecedero. Sin embargo, en el caso de la cerveza, esta sí que podría perder cualidades organolépticas.
Los especialistas coinciden a la hora de asegurar que si se toma después de la fecha de consumo preferente indicada en el envase se pierde en calidad, tanto en el sabor como en el color. Además, a estas consecuencias también se podría sumar que la cerveza pierde en fuerza, aroma e incluso en la textura, pero nada más. Por lo tanto, no supone un riesgo para la salud, si bien siempre será preferible optar por una cerveza que no esté fuera de fecha.
Cómo conservar las bebidas alcohólicas
Una vez que se sabe que el alcohol no caduca, es necesario saber cómo conservar las bebidas alcohólicas para que no se vean afectadas por otros agentes o situaciones que puedan llegar a afectarlas y, por tanto, que puedan llegar a estropearlas.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que las bebidas alcohólicas deben estar cerradas de forma hermética y sin contacto con el aire. Asimismo, es importante que se almacenen en lugares en los que puedan estar a temperatura ambiente.
A la hora de almacenar botellas de vino, los sommeliers recomiendan que estén tumbadas, ya que siempre se ha dicho que el vino humedecía el corcho y de esta forma evitaba que se pudiera resecar, y, por tanto, la entrada de oxígeno. Sin embargo, con el paso del tiempo diferentes estudios pudieron desmentir que el vino se conserve mejor en una posición horizontal, de manera que se ha demostrado que el corcho es capaz de absorber suficiente humedad tanto de forma horizontal como en posición vertical para evitar que se pueda producir su resecamiento.
Más allá de la conservación del vino, hay que tener en cuenta que en el resto de bebidas alcohólicas se recomienda siempre que sean almacenadas en forma vertical, siempre que sea posible. Mantener las botellas acostadas puede hacer que algunas de estas bebidas, el líquido se encuentre en contacto con el tapón, ya sea de plástico, metálico o de corcho. Al estar de forma continuada y durante largos periodos de tiempo en contacto con este, se puede llegar a alterar el contenido, creando así cambios que no son deseados.
También es necesario recalcar que una botella llena de alcohol se conserva mejor que estando medio vacía.