Una de las primeras novedades que nos trajo el 2020 hizo referencia a los valores catastrales de las viviendas. En más de mil municipios de nuestro país ha tenido lugar una subida o una bajada de los valores catastrales de los inmuebles urbanos. Una modificación que se debe a que todos estos inmuebles urbanos han cambiado su coeficiente de actualización de valores catastrales.
Es por eso que para calcular el valor catastral de una vivienda en 2020 debemos conocer cuáles han sido dichas variaciones y si el inmueble urbano en cuestión se ha visto afectado por ellas.
Qué es el valor catastral
El valor catastral es una cantidad que la administración fija para cada inmueble. Esta cantidad se determina de forma objetiva y a partir de una serie de parámetros incluidos en la descripción catastral.
La información que aparece en esta descripción catastral es la siguiente:
- La ubicación del inmueble
- La superficie total de la vivienda
- El uso o destino
- El tipo de construcción y su calidad
- Una representación gráfica
- La información del propietario
- La referencia catastral y el valor catastral
El valor catastral es un valor monetario a partir del cual los ayuntamientos establecen la cuantía de los diferentes impuestos municipales, entre los que se hallan el IBI, el IRPF o el Impuesto sobre el Patrimonio. La valoración catastral la lleva a cabo el personal técnico cualificado, sin que el propietario del inmueble pueda intervenir en los cálculos.
La referencia catastral de un inmueble está compuesta por 20 dígitos. Los primeros cinco indican dónde se encuentra ubicada la parcela. Los dos siguientes corresponden al inmueble concreto dentro de ese conjunto. El grupo de siete dígitos siguientes indican el plano catastral en el que la parcela se encuentra situada. Los siguientes cuatro números son los que indican el piso concreto dentro del inmueble. Por último, los dos últimos son dígitos de control para la validación de la información.
Cómo calcular el valor catastral
El personal técnico cualificado que realiza los cálculos del valor catastral de una vivienda tiene en cuenta una serie de factores. Entre ellos destacan los que están relacionados con el emplazamiento del inmueble, las características del suelo y la ejecución material de la construcción en sí.
A raíz de esto, lo que se tiene en cuenta fundamentalmente es:
- La localización de la finca
- Las circunstancias urbanísticas
- La explotación del terreno
- La productividad de la zona
- Los costes de construcción
- Los honorarios profesionales
- La calidad y antigüedad de la edificación
- El carácter histórico o patrimonial
- Los gastos de producción y beneficios de la actividad empresarial
- El valor de mercado
- El valor del suelo
Por normal general, el valor catastral de un inmueble no puede superar el valor de mercado, siendo este último el precio por el que podría venderse entre partes independientes.
Cómo cambia el valor catastral en 2020
Ciudades importantes como Valencia o Sevilla han registrado aumentos en su valor catastral para este 2020. La primera de ellas de un 3%, mientras que la segunda de un 2%. Otras 12 capitales de provincia también experimentan un incremento del 3%: Gerona, Valladolid, Córdoba, Teruel, Palencia, Cádiz, Jaén, Logroño, Granada, La Coruña, Huelva y Tarragona.
El porcentaje de variación del valor catastral depende del año en el que actualizaron el catastro por última vez. Por ejemplo, aquellos municipios que lo hicieron entre 1984 y 1989 aplicarán una subida del 5%. Los que actualizaron entre 1990 y 1994-2000, aplicarán una subida del 3%. La subida del 2% es para aquellos municipios que actualizaron el catastro entre 2001 y 2003. En cambio, sufren una bajada del 3% en el valor catastral los municipios que lo actualizaron entre 2005 y 2011 y una bajada del 7% los que lo revisaron en 2012 y 2013.
¿En qué afecta el valor catastral?
El valor catastral afecta directamente al cálculo de una serie de impuestos municipales. Sin ir más lejos, el valor catastral es la base imponible del IBI. La base liquidable del IBI se calcula aplicando de oficio una reducción decreciente durante diez años. Esta reducción es del 90% del incremento del valor catastral en el primer año de vigencia de la revisión, del 80% en el segundo y así sucesivamente.
En el décimo año se alcanza una base liquidable igual al valor catastral revisado. Por tanto, la base liquidable por la que se tributará en el primer año de vigencia de la revisión es igual al valor anterior más un 10% del incremento de valor experimentado por el inmueble como consecuencia de la revisión.
Los tipos de gravamen para los inmuebles urbanos que ejecutan los ayuntamientos pueden ir desde un tipo mínimo del 0,4% a un tipo máximo del 1,1%. Todo esto quiere decir que la principal consecuencia de la subida de los valores catastrales es el encarecimiento en el recibo del IBI.