El queso es un alimento amado por muchos y odiado por otros que puede usarse tanto crudo como incluido en múltiples platos. Además, tiene muchos beneficios y existen decenas de variedades: queso en lonchas, quesos duros curados, quesos blandos, tiernos, de cabra, de vaca, de oveja…
No obstante, su origen lácteo hace que su almacenaje sea delicado. Pero no es imposible, aunque hay que tener en cuenta algunos factores antes de intentar guardarlo durante mucho tiempo. Te mostramos las distintas maneras y las más apropiadas para conservar el queso y disponer de él cuando lo necesites.
¿Se puede congelar el queso?
Sí, se puede congelar el queso, pero antes de aprender cómo hacerlo debes saber que no todos los quesos responden de la misma manera a las bajas temperaturas. Por ello, te enseñamos los distintos tipos de queso y la mejor manera de congelarlos.
1. Cómo congelar los quesos en crema
Estos quesos contienen un gran porcentaje de grasa que se separa del suero al volver a temperatura ambiente. Por lo tanto, se pueden congelar sabiendo que una vez que los vayas a usar puede que sirvan más como base de otras preparaciones que requieran batirlas, como por ejemplo la crema de queso.
Al batirlo mejora la textura, pero no quedará nunca como era en su estado original, por lo que no es recomendable untarlo ni comerlo solo. La mejor manera de congelar este lácteo es en su propio envase, asegurándonos de que está bien tapado para que el hielo no lo estropee.
2. Congelar quesos frescos
En el caso de los quesos frescos, pueden soportar bajas temperaturas, pero, una vez que se descongelan, el aroma y el sabor habrán variado un poco. Antes de congelar estos quesos blandos, debes secarlos con papel absorbente y envolverlos en una lámina de plástico transparente o en una bolsa para congelar con cierre hermético.
3. Cómo congelar quesos magros
Estos quesos son ideales para congelar porque tienen menos grasa. Además, el frío prolongado incluso mejora sus características originales. Lo que tendrás que hacer para congelar un queso magro es envolverlo en papel film de cocina para conservar los alimentos y cubrirlo con el papel o el envase original antes de meterlo en el congelador.
Si el queso desprende un olor demasiado fuerte, puedes meterlo dentro de un recipiente de plástico con tapa para que no tenga contacto con el exterior.
4. Congelar quesos duros o semiduros
Los quesos duros o semiduros necesitan varias capas de plástico transparente y un envase hermético para poder congelarlos. Pero en este caso, aunque los lácteos están a temperaturas muy bajas, su fermentación continúa.
Por ello, si observas que aparecen manchas blancas o señales de moho, frota la zona con papel absorbente humedecido en aceite de oliva. También puedes raspar o cortar el pedazo que esté en mal estado.
5. Cómo congelar queso en lonchas o rallado
El queso en lonchas o rallado se conserva genial en el congelador. En el caso de los rallados, solo tienes que guardarlos en una bolsa hermética (algunos de ellos ya vienen en bolsas con este cierre) y asegurarte de sacarle todo el aire antes de introducirla en el congelador.
El queso en lonchas debe congelarse como viene en el envase, con sus respectivos envoltorios y separadas entre sí. Pero mejor envolver las lonchas en papel de plástico o una bolsa hermética y no meter más de 10 en el mismo paquete.Si el laminado lo haces en casa, cada cuatro lonchas debes separar con un papel antes de introducirlo en la bolsa, así evitarás que se peguen.
Cómo conservar el queso
Para congelar cualquier tipo de queso de forma óptima, la temperatura adecuada depende del tipo de queso. En el caso de los quesos blandos, se conservan mejor entre los 4 y 8 grados, mientras que si son quesos duros es mejor congelarlos entre los 8 y 12 grados. Asimismo, también debes conocer los tiempos de congelación, pues varían según el tipo de queso que vayamos a congelar. Por ejemplo, los quesos blandos deben permanecer menos tiempo a bajas temperaturas. De hecho, el tiempo máximo de congelación para quesos blandos debería ser de 15 días y de un mes para los quesos duros.
Si no vas a consumir todo el trozo de queso, corta la pieza que necesites y deja el resto congelado. Aunque también puedes cortarlo en cuñas antes de congelarlo, y siempre debes manipularlos con las manos y el cuchillo limpio para evitar contaminar su bolsa contenedora o la pieza en sí. En el momento de congelar queso puede que no dispongas de papel transparente, de manera que puedes sustituirlo por papel de aluminio. Sin embargo, la bolsa hermética sí es necesaria, incluso hay bolsas en el mercado para congelar con un dispositivo para envasar al vacío.
Para descongelar el queso y devolverlo de nuevo a temperatura ambiente, hay que ponerlo en el frigorífico al menos una hora antes de consumirlo. De hecho, cuanto más tiempo pasa más humedad tendrá, por lo tanto, es mejor dejarlo un poco más de tiempo. El queso en lonchas o rallado puede usarse en el mismo momento en que se descongele, sobre todo si se utiliza sobre alimentos calientes o en aquellos que vas a cocinar. Si los vas a utilizar crudos, mejor esperar unos minutos para que se descongelen.
Para conservar los quesos en la nevera, mejor hacerlo en los cajones de las verduras, ya que es la zona donde menos frío hace de la nevera y se conservará mucho mejor.