La miel es uno de los productos que más se consumen en España, nada extraño teniendo en cuenta que se trata de un producto natural hecho por las abejas que tiene numerosos beneficios para nuestra salud. Es un endulzante natural que es mucho más saludable que el azúcar, además de que ofrece un gran sabor y tiene múltiples propiedades que aconsejan su consumo regular.
Sin embargo, hay que tener cierto cuidado a la hora de comprarla, ya que en muchas ocasiones se venden productos que no son mieles de verdad, sino que han sido adulterados y en realidad son azúcar. Por este motivo es aconsejable tener en cuenta una serie de consideraciones para saber cómo distinguir la miel buena de la miel adulterada.
La miel pura y sus adulteraciones
En primer lugar, es importante conocer que es la miel pura, es decir, la miel de calidad. Esta consideración la tienen aquellas mieles que son un producto 100% natural, que es fabricado por las abejas y que no tiene ningún tipo de añadido ni proceso, sino que es sacado de la naturaleza directamente.
La miel original solo se recolecta y se envasa, siendo vendida tal cuál se encuentra. En determinadas ocasiones se puede llegar a calentar a una temperatura elevada para así conseguir un producto que esté pasteurizado, aunque, en cualquier caso, no se añade nada al producto.
Cuando acudimos al supermercado nos encontramos en la mayoría de las ocasiones con miel completamente adulterada, ya que al producto original se le añade una gran cantidad de azúcar, se rebaja con agua o con siropes sucedáneos de dudosa calidad. La razón de que se lleven a cabo estas alteraciones es que es mucho más económica.
El principal problema en este sentido es que, aunque el sabor pueda llegar a ser parecido, las propiedades de un producto original con respecto a la miel adulterada cambian de forma sustancial, al sustituirse el azúcar natural por azúcar refinado que no es nada saludable.
Trucos para distinguir la miel pura de la miel adulterada
Para poder distinguir la miel buena de la miel adulterada que no es nada más que azúcar existen diferentes trucos y consejos a los cuáles podemos recurrir, como los siguientes:
Leyendo las etiquetas
El primer método para poder encontrar la diferencia es leer las etiquetas del producto. Si se lee bien se podrá comprobar si realmente se trata de un producto original natural de calidad, o si se trata de un sucedáneo que contiene mucho azúcar.
Habitualmente se va a encontrar como jarabe de alta fructosa o glucosa comercial, lo que significa que se trata de azúcar, solo que se emplea otro nombre para que los consumidores no sepan claramente lo que están consumiendo. Las mieles no pueden ser otra cosa que no sea eso, y si cuenta con algún ingrediente más en la etiqueta nos indicará que no se trata de un producto natural.
A simple vista
En muchas ocasiones será suficiente con echar un vistazo a la propia miel para saber si esta es pura o no. La que se compra en el supermercado no tiene nada que ver con la extraída de forma natural. Para saber diferenciarlas, hay que tener en cuenta que el producto cuando es natural tiene un color más oscuro y es más opaco, por lo que, si te encuentras ante una miel demasiado claro, es probable que no sea natural.
De igual forma, en ocasiones se pueden encontrar impurezas como la cera o el polen de las abejas, debiendo ser consciente de que, además, también hay diferencia en el aroma. También hay que atender a la densidad y la baja humedad, ya que la natural acostumbra a ser más espesa que la procesada. Asimismo, también acaba cristalizando en el interior del bote.
El truco del vaso de agua
Uno de los trucos para distinguir ambos tipos de miel es utilizar un vaso de agua. Es suficiente con echar miel en un vaso con agua caliente, para posteriormente removerlo durante un rato. Si se disuelve es que se trata de una miel adulterada con azúcar, pero si la mayor parte continúa en el fondo, es probable que nos encontremos ante un producto que verdaderamente es natural.
También se puede comprobar con agua sin remover, observando en este caso cómo cae el producto. Es suficiente con echar una cucharada en el vaso y si cae al fondo del vaso con grumos es una miel pura, y si se mezcla con el agua está adulterada.
Truco del papel
Un método muy sencillo es echar un poco de miel en un trozo de papel, siendo suficiente con apenas una gota, y esperar un minuto. Una vez retirado, se debe observar el papel, y si el producto es puro, habitualmente es que esté solo un poco pegajoso, pero prácticamente seco, mientras que, si está adulterada, se queda mojado, y eso significará que ha sido rebajado con agua.
Truco del vinagre
Con solo echar un poco de vinagre en la miel podemos saber si es pura o no. Si no ocurre nada estaremos ante un producto 100% natural, mientras que, si surge espuma, es que está adulterada.
Utilizando pan
Si tienes pan duro en tu casa, lo puedes utilizar para saber si es una miel buena o miel adulterada. Es suficiente con introducirlo en el bote de miel, de manera que quede sumergido. Si se mantiene duro es que es un producto puro, mientras que si se ablanda se trata de un producto adulterado que ha sido rebajado con agua.