La encuesta de Salud Oral en España 2020 señala que, entre el 28-34% de los adolescentes (entre 12 y 15 años) sufre de sarro; un 67% de los adultos jóvenes (entre 35 y 44 años) lo padecen y un 75% de los adultos mayores (65 años o más) también sufren esta patología.
Según el Consejo General de Dentistas de España, los principales hábitos de higiene bucal serían, en primer lugar, evitar la acumulación de la placa dental. Para ello, lo ideal es cepillarse los dientes, al menos, 2 veces al día, especialmente después de las comidas principales. Se debe hacer de forma concienzuda para eliminar toda la placa, sin olvidar el hilo dental o los cepillos interproximales para los espacios interdentales.
El sarro, también llamado cálculo, consiste en la mineralización y calcificación de la placa dental. Al no mantener una correcta higiene bucodental, se irá acumulando sobre los dientes como una película pegajosa a la que se irán adhiriendo bacterias orales hasta formar la placa dental o biofilm. Además, los minerales presentes en la saliva, como el calcio y el fosfato, se depositarán también en la placa y la convertirán en esa capa dura calcificada llamada sarro.
La principal causa de la acumulación del sarro en los dientes es una higiene dental escasa o deficiente. Asimismo, determinados hábitos como el tabaquismo, el uso inadecuado y prolongado de ciertos colutorios, y el consumo excesivo de té, café o vino tinto también favorecen su formación. Del mismo modo, las personas con malposiciones dentarias son más propensas a la acumulación de sarro, pues tendrán más dificultades para remover la placa dental de forma correcta.
Cómo debemos cuidar nuestros dientes para evitar el sarro
Como hemos dicho, cepillarse los dientes correctamente dos veces al día es fundamental para evitar la formación de sarro. Pero, ¿cómo debe ser el cepillado? Lo ideal es dividir la boca en 4 sectores, 2 arriba y 2 abajo, y cepillar de forma exhaustiva durante 2 minutos en total.
Después, también debemos limpiar la lengua desde la parte más interna hasta la punta, ya que actúa a modo de esponja y ahí se acumulan muchas bacterias orales. En el cepillado nocturno, además, conviene realizar una higiene interdental con seda dental o unos cepillos interdentales, pero no debes usar colutorio si no te lo ha prescrito tu dentista.
En cuanto al cepillo dental, lo más importante es que reúna las siguientes características:
- El mango debe ser lo más cómodo posible para su sujeción.
- El cabezal no debe ser muy grande para alcanzar todos los rincones de tu boca.
- La dureza de las cerdas debe ser blanda o media para evitar abrasiones en los dientes.
Es indiferente que utilices un cepillo manual o eléctrico, pues la eficacia del cepillado es muy similar en ambos casos, siempre y cuando la técnica sea la adecuada. Lo que sí es muy importante es cambiar el cepillo de forma periódica, generalmente en torno a los 3 meses o antes si las cerdas se abren o deforman para mantener sus propiedades y eficacia.
Por último, la pasta dentífrica recomendada por el Consejo General de Dentistas de España es aquella que contenga una concentración de flúor de, al menos, 1.200 ppm. Es cierto que en el mercado existen multitud de pastas dentífricas para combatir la sensibilidad dental o la gingivitis, pero no deben usarse sin consultar con un dentista.
Problemas que puede ocasionar la acumulación de sarro en los dientes
Si a pesar de mantener una higiene bucodental adecuada aparece sarro, será imposible eliminarlo solo con el cepillado, por lo que será necesaria la intervención de un dentista o higienista.
Es posible que, en ocasiones, no seamos capaces de detectar el sarro, por ello conviene hacerse revisiones periódicas donde, además de detectar dichas acumulaciones, el dentista examinará otras posibles patologías, como caries, lesiones de cáncer oral o enfermedad periodontal.
En lo que respecta al sarro, es recomendable su eliminación cada 8 o 10 meses, o menos en aquellas personas con patologías periodontales. La eliminación del sarro suele realizarse mediante un aparato que lo desintegra a través de ultrasonidos acompañado de un pulido de la superficie de las piezas dentales y, en ocasiones, de la aplicación de flúor.
La enfermedad periodontal es el principal problema que puede originar la acumulación de sarro. Y es que el cálculo se va acumulando y puede llegar a la encía y provocar gingivitis, es decir, irritación e inflamación con sangrado que, si no se trata de inmediato, puede generar periodontitis, una enfermedad periodontal que afecta al hueso o soporte de los dientes.
Además, el sarro suele retraer las encías dejando al descubierto parte de la raíz, por lo que pueden aparecer caries. Y no solo tendrá una repercusión estética, sino que el sarro favorece la halitosis o mal aliento.
Para finalizar, la acumulación de sarro está relacionada con algunas enfermedades sistémicas, como la patología cardiovascular. Por lo tanto, no dejes de cuidar tu boca y haz tus revisiones pertinentes para evitar males mayores.