Cómo freír morcilla para que quede crujiente y no se rompa
Para que no se deshaga la morcilla al freírla, basta con que le pases por un poco de harina antes. Conseguirás una costra más crujiente por fuera pero jugosa por dentro.
29 enero, 2022 10:45La morcilla es uno de los embutidos más típicos de España. Este embutido elaborado con sangre de cerdo, cebolla y, en muchos lugares, arroz, no es difícil de cocinar. Pero lograr que quede perfecto, con un exterior crujiente y un interior jugoso, tiene su truco.
Si has intentado freír morcilla y se ha deshecho, aquí tienes las claves para que no suceda eso, y algunos otros consejos sobre este producto.
Tipos de morcilla
Existen varios tipos de morcilla, y no es igual en cada país. Algunos emplean harinas, o cereales, otros usan diferentes tipos de sangre, y diferentes especias como aliño. En España, los dos tipos más populares son:
- De cebolla, con sangre y grasa de cerdo, junto con especias como el pimentón, la sal, entre otras.
- De arroz, que sustituye la cebolla por arroz cocido, junto con la sangre, grasa y especias para condimentar.
¿Qué morcilla es la mejor para freír?
Es cuestión de gustos, algunos prefieren las de cebolla, otros las de arroz. Sin embargo, los expertos recomiendan que la de arroz es la mejor para la fritura. El motivo es que esta variante de la morcilla está más rica frita. Por tanto, si te gustan ambas a partes iguales, elige la de arroz.
La calidad del embutido, en este caso de la morcilla, es fundamental para la fritura. De ella no solo dependerá el sabor y la textura, además de las propiedades. También la consistencia. Por tanto, una morcilla de buena calidad se va a deshacer menos que una de mala calidad.
El truco de la harina
Algunos usan un truco para que la morcilla quede más crujiente y no se deshaga tanto al freírla. Y ese truco pasa por usar harina en la receta.
Es decir, lo que hacen es enharinar los trozos de morcilla. Aunque es un buen truco y aporta una costra crujiente al plato, si no quieres emplear harina y la morcilla es de calidad, no tiene por qué romperse.
Freír la morcilla con piel y entera
Si vas a hacer gran cantidad de morcilla frita, entonces puedes freírla entera, con piel y todo, y así evitas que se deshaga durante el proceso. No obstante, esta no es la mejor opción si quieres que se quede crujiente y bien hecha.
Lo mejor es cortarla en rodajas para la fritura, y que no sean demasiado gruesas, pero tampoco muy finas como para que se rompan.
Abrir el envase 15 minutos antes de cocinarla
Es importante que si la morcilla está envasada, se abra el envase 15 minutos antes de cocinarla para que se airee. Si está en la nevera, también tienes que sacarla unos 30 minutos antes para que se temple. Una vez lista, se retira el cordón y se corta en rodajas de 1.5 centímetros de grosor.
Luego puedes usar abundante aceite para freír (mejor de girasol que de oliva para esta receta), y se debe hacer con la temperatura muy alta, la mayor que se pueda.
Tiempo de fritura adecuado
Es importante no añadir demasiadas rodajas a la vez. Si se hace, se desmoronan con más facilidad. Así que mejor ve haciendo tantas de fritura si hay muchas rodajas por freír.
Por otro lado, cuando las rodajas están en el aceite, se deben dejar aproximadamente un minuto y medio por cada lado, teniendo cuidado de no romperlas al voltearlas. Sabrás que están litas porque los granos de arroz estarán tostados, con un tono marrón.
Una vez frita
Por último, una vez se ha quedado en su punto, lo siguiente será sacar las rodajas del aceite con una espumadera y ponerlas sobre un papel absorbente de cocina para que empape el aceite y así eliminar el exceso de grasa.
Con qué acompañar la morcilla
Una morcilla bien frita es un aperitivo estupendo, pero también nos encanta para desayunar, almorzar o comer, acompañada de un huevo frito o una ensalada y, claro está, un poco de pan.
La morcilla tiene fama de indigesta. Pero las buenas, que se distinguen sobre todo por tener un mayor contenido de cebolla, que es su ingrediente principal, no son especialmente pesadas, ni siquiera en lo que respecta a las calorías. Hablamos de en torno a 250 Kcal por 100 g, una cantidad similar a la de la carne de pollo.