No ha nada mejor que preparar una pizza casera, ese plato típico de Italia, pero muy visto también en España, porque nada tiene que ver con las industriales. Su sabor es completamente distinto y mucho más intenso, y estaremos consumiendo productos frescos y de temporada, nada de congelados o precocinados. Para aprender a elaborar nuestras propias pizzas caseras, lo mejor es empezar con un ingrediente básico parar todas ellas: cómo hacer salsa de tomate para pizza.
Receta casera de salsa de tomate para pizza
Ingredientes (base 4 personas):
- 400 gramos de tomate triturado
- 1 cebolla rallada
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
- 2 dientes de ajo picados
- 2 cucharadas soperas de vinagre balsámico
- Media cucharadita de azúcar (opcional)
- Especias: una pizca de albahaa y una piza de orégano
- Sal y pimienta al gusto
Modo de preparación:
1. Cortamos la cebolla en juliana fina, y los dientes de ajo en láminas, incorporamos las cucharadas de aceite de oliva virgen y ponemos a sofreír el ajo y la cebolla a fuego lento, removiendo con frecuencia para que no se quemen.
2. Cuando la cebolla esté transparente, añadimos el orégano, la albahaca, el azúcar y la sal, y removemos toda la mezcla para integrar sabores.
3. Después, incorporamos el vinagre balsámico y, finalmente el tomate.
4. Removemos bien, tapamos, y dejamos cocinar a fuego lento removiendo de vez en cuando, durante unos 30 minutos.
5. Retiramos del fuego, y batimos con una batidora hasta que nos quede un puré fino y sin grumos, totalmente homogéneo. Ya tenemos nuestra receta de salsa de tomate para pizza lista para utilizar.
Trucos y consejos para elaborar la salsa de tomate para pizzas
La receta casera de salsa de tomate para pizza puede admitir otras variedades de verduras, como la cebolla o el pimiento, para conseguir una salsa más completa y sabrosa. Basta con seguir los mismos pasos que en la receta básica de salsa de tomate para pizza, e ir incorporando las verduras, antes de incorporar el tomate. Cuando pasemos la salsa por la batidora, es probable que la salsa quede algo más naranja pero estará igualmente deliciosa.
Hay cocinillas que echan un poco de laurel y antes de batir la salsa lo retiran salsa de tomate para darle a la salsa un sabor más intenso. También podemos prescindir de echarle azúcar para neutralizar el sabor ácido del tomate, todo depende de cómo nos guste más la salsa.
Para hacer esta salsa necesitaremos tomates muy maduros. Si optamos por comprar tomate fresco, debemos escaldar los tomates en agua hirviendo, pelarlos y retirar las pepitas, y ya tendríamos nuestro tomate preparado para elaborar la salsa. También podemos comprar tomates crudos ya hervidos enlatados, o simplemente salsa de tomate pero siempre cruda.
La salsa casera de tomate para pizza es apta para congelar. Si nos sobra, podemos congelarla en pequeños tupper y utilizarla para otras pizzas, o para acompañar arroz y pasta. Si no nos sobra mucha, y decidimos no congelar, en un frasco de cristal la salsa de tomate casera para pizza nos puede durar hasta una semana en perfectas condiciones de consumo.
Cómo elegir la salsa de tomate para elaborar nuestra receta casera
Aunque la salsa de tomate para pizza es muy versátil y se puede utilizar para otras preparaciones, no es igual que la que podamos elaborar para acompañar un plato de pasta.
Si vamos a comprar el tomate ya preparado y triturado, debemos elegir una salsa de tomate que sea lo más densa posible, y siempre en crudo y sin sofrito, porque el sofrito casero lo vamos a elaborar en casa, y notaremos la gran diferencia en sabores de toda la vida. Es importante que el tomate ya comprado sea lo más denso posible para evitar humedecer la masa de la pizza con el agua del tomate. Hoy en día podemos encontrar en cualquier superficie salsa de tomate concentrada, ideal para elaborar pizzas sin humedecer la masa. Este es una de las claves para que la pizza quede jugosa, pero al mismo tiempo la masa se conserve crujiente.
Hervir los tomates es un paso que requiere su tiempo, si decidimos comprarlos frescos. Lo primero que haremos es hacerles a los tomates un corte en cruz superficial, e introducirlos en una olla con el agua hirviendo y una pizca de sal por espacio de un minuto. Después, los pondremos en un bol con agua enfriada con hielo, durante unos 2 minutos, para un enfriamiento rápido y poder desprenderle fácilmente a los tomates la piel y las semillas. En algunos casos, la piel se desprende sola, y no necesitaremos quitarla a mano.
Curiosidades sobre la salsa de tomate
El tomate llegó a Europa tras conquista de América, pero curiosamente, en nuestro país no se extendió su consumo en crudo o en salsas hasta mucho después. De hecho, los tomates eran utilizados simplemente como plantas ornamentales.
Sus usos culinarios, especialmente en salsas vienen de Italia, y se remontan al siglo XVII, cuando empezaron a emplearse salsas de tomate condimentadas para untar encima de las famosas focaccias, una masa plana a la que se le añadía salsa de tomate, que nació en Nápoles, y cuya fama se fue extendiendo al resto del país, y posteriormente a Europa.
En cuanto a las propiedades nutricionales de cualquier salsa de tomate elaborada en casa, según muchos nutricionistas y como dato curioso, la salsa conserva mejor nutrientes como la vitamina C, E o A, o el ácido fólico, que un tomate crudo y entero.