Desde hace unos años se han puesto muy de moda en España las puertas lacadas en blanco. Y es que los colores claros van adquiriendo cada vez más popularidad en la decoración de nuestro hogar, pues lacar puertas en blanco ofrece una visión más amplia y cálida de nuestras estancias. Si ya sabes cómo pintar una puerta, ahora te mostramos los trucos para dejar una puerta bien lacada en blanco de forma fácil. ¡No te pierdas cómo lacar puertas en blanco de forma fácil!
Trucos para dejar una puerta bien lacada en blanco
Paso 1
Para lacar puertas en blanco, lo primero que debes hacer es desmontarlas y quitarles las bisagras y las manivelas para que sea mucho más fácil trabajar sobre ella. Después, coloca la puerta sobre unos caballetes u otra superficie plana en posición horizontal y protege los cantos con cinta de carrocero.
Paso 2
A continuación, lija la superficie sobre la que vas a trabajar con una lijadora eléctrica o con papel de lija. De este modo, conseguirás dejar la puerta lisa para que el esmalte agarre sin problemas. Después de lijarla, limpia muy bien la puerta con un trapo impregnado en alcohol para retirar todo el polvo que se haya generado.
Paso 3
El siguiente paso para lacar puertas en blanco será aplicar por toda la superficie una capa de imprimación. Este producto sellador que encontrarás en cualquier tienda especializada de bricolaje sirve para facilitar la adhesión de la pintura que tendrás que utilizar después.
Paso 4
Una vez que la imprimación se haya secado, es el momento de lacar puertas en blanco. Puedes hacerlo con una brocha, un rodillo o una pistola. Lo mejor para que las puertas lacadas en blanco queden bien, o en cualquier otro color claro, es dar dos capas de esmalte respetando el tiempo de secado entre ambas.
Paso 5
Por último, cuando las puertas lacadas en blanco estén bien secas, vuelve a ponerle las bisagras y las manivelas y colócalas en su lugar correspondiente. Para ello, lo mejor es que esperes, como mínimo, unas seis horas, así te asegurarás de que se han secado por completo y no estropeas el lacado al manipularlas.
Diferencias entre lacar y pintar
Mucha gente piensa que lacar y pintar es lo mismo, cuando en realidad son dos procesos muy distintos. No es lo mismo lacar puertas en blanco que pintarlas, de hecho, los resultados serán muy dispares. ¡Descubre las diferencias a continuación!
Lacar puertas o muebles
Lacar consiste en aplicar un esmalte o laca a una superficie, en este caso madera. Debido a las propiedades de este tipo de productos, su aplicación es más complicada que la de la pintura. Y es que lacar un mueble o una puerta es un proceso demasiado elaborado.
Además, requiere de un conocimiento profundo de los materiales necesarios para hacerlo, así como de los tiempos de secado y de las técnicas del proceso. Por esta razón, es bastante complicado que alguien no profesional en este campo pueda lacar una puerta o un mueble obteniendo buenos resultados.
Dentro de que el trabajo de lacado tiene cierta dificultad, la parte más complicada consiste en preparar la puerta antes del lacado. En primer lugar, debes lijar la superficie y aplicar los productos de imprimación adecuados para que la madera quede lisa por completo y sin imperfecciones. A continuación, puedes comenzar a lacar puertas en blanco.
Para que el acabado de las puertas lacadas en blanco sea perfecto, lo ideal es hacerlo con pistola, pues conseguirás cubrir mejor la superficie sin dejar huellas ni marcas de pincel. No obstante, para llevar a cabo el lacado con pistola necesitas contar con unas instalaciones preparadas para ello, con elementos de seguridad esenciales para ejecutar el trabajo en óptimas condiciones.
Otro de los trucos para dejar una puerta bien lacada en blanco es seleccionar el nivel de brillo deseado; a mayor brillo, más elaborado será el proceso. También hay distintos niveles de calidad según el producto que utilices, así que adquiere uno de buena calidad para unos resultados excelentes. Asegúrate además de que no amarillea con el tiempo, algo esencial en una laca blanca.
Pintar puertas o muebles
Pintar es una técnica más conocida. Sin embargo, también requiere de un proceso de lijado, así como es conveniente utilizar una imprimación después. Para ello, puedes utilizar una brocha, un rodillo o una pistola, pero debes saber que el acabado no será tan perfecto como el que se obtiene con las puertas lacadas en blanco.
La textura que conseguirás con el pintado será mucho más rugosa y sin tanto brillo. Además, si utilizas un rodillo o una brocha quedarán señales de la aplicación. Pero quizás el principal inconveniente de la pintura es que las puertas lacadas en blanco durarán más tiempo en perfecto estado que las pintadas.
Diferencias entre pintar y lacar
Ya hemos visto algunos trucos para dejar una puerta bien lacada en blanco, y te interesará saber, además, que, si la pintura no es de buena calidad, se deteriorará sin remedio con el paso del tiempo. Asimismo, la pintura se ensucia con mayor facilidad que la laca, y su mantenimiento también es más complicado.
Otra diferencia entre lacar puertas en blanco y pintarlas es el acabado. Con el lacado puedes conseguir una textura más lisa, sin imperfecciones y alcanzando el nivel de brillo que desees. El resultado será perfecto, fácil de limpiar y de larga duración.
Como has podido comprobar, lacar puertas en blanco es la mejor solución, y la diferencia con la pintura es bastante notable. El brillo, la textura y la calidad que ofrece un lacado bien hecho, siempre será superior al de la pintura.