El blanco es el color protagonista del verano en España y las zapatillas blancas están de moda. De tela, de lona o de piel, forman parte de todo tipo de outfits y se pueden llevar en invierno y en verano.
Cuando las zapatillas se ensucian, el método más simple para limpiar las zapatillas blancas es, evidentemente, meterlas a lavar en la lavadora. No obstante, tanto si la suciedad no se va con un simple lavado como si no podéis lavarlas por ser de material delicado, existen varios trucos alternativos que podéis aplicar.
Cómo limpiar zapatillas blancas de tela
Las zapatillas de tela, ya sea algodón o lona pueden lavarse en la lavadora, siempre que no estén extremadamente sucias. Se deben utilizar temperaturas bajas, no superiores a 30 grados, y evitar centrifugar, y nunca hay que usar la secadora, ya que, por una parte, podría deshacer la goma de la suela o desprenderla de la tela, y, por otra parte, podría estropearlas por completo si se trata de zapatillas de loneta.
Si las zapatillas están manchadas, es decir, si tienen manchas definidas, una solución muy eficaz es humedecer con agua tibia la zona a tratar y aplicar directamente sobre las manchas jabón de Marsella. Esto puede hacerse como prelavado también.
El mismo efecto del jabón de Marsella se puede conseguir con bicarbonato, ya sea añadiéndolo a la lavadora o frotando directamente sobre la mancha con una solución de bicarbonato, vinagre y agua a partes iguales, aplicada directamente sobre la tela frotando suavemente con un cepillo de dientes. Y si no tienes bicarbonato a mano puedes usar un limón.
Basta con cortarlo por la mitad y restregarlo por la superficie de la zapatilla, parando sobre las manchas. Luego frotamos un poco con el cepillo de dientes, enjuagamos y las zapatillas recuperan su blancor original.
Un sistema muy eficaz y escasamente abrasivo, por lo cuál es muy recomendable, es la utilización de sal gorda en seco. La sal es absorbente, por lo que si cubrimos una mancha fresca con sal ésta atraerá y absorberá la suciedad y bastará retirar la sal y enjuagar para que la mancha desaparezca o se reduzca significativamente.
Finalmente, si están muy manchadas, se puede usar detergente para los platos, que es muy eficiente como quitamanchas. No obstante, ésta es una solución que debe usarse solo ocasionalmente, cuando las otras fallen, porque el detergente para platos es abrasivo y puede dañar la tela si se usa a menudo. Y lo mismo pasa con el amoníaco, que es de lo más efectivo para la suciedad y de lo más peligroso para las prendas, o incluso para nosotros. En caso de usarlo, tapaos la nariz con algo, ya que su vapor es bastante molesto y puede resultar irritante.
Cómo limpiar zapatillas de piel
Las zapatillas de piel se ensucian igual que las de tela, pero no es recomendable meterlas en la lavadora, ya que la piel no es un tejido que resista bien las sacudidas, el estar en remojo y la aplicación de detergentes industriales. Sin embargo, también resultan más sencillas de limpiar a mano que las de tela por cuanto la piel tiende a absorber peor las sustancias que causan las manchas.
Un producto que funciona muy bien en zapatillas de piel es la pasta de dientes, ese mejunje milagroso que sirve para casi todo, y bastará con aplicarlo frotando con un cepillo de dientes para que las manchas desaparezcan.
Otro método bastante infalible, aunque poco usado es borrar las manchas con una goma de borrar lápiz. Funciona a las mil maravillas sobre superficies de cuero, goma y polipiel y no deja residuos, siempre que las manchas sean superficiales.
En última instancia, las zapatillas de cuero se pueden "repintar" con tintes para piel o betún, aunque esa solución solo debería tenerse en cuenta en casos extremos en los que se haya logrado reducir la suciedad, pero aún se note.
Limpiar interiores, suelas y cordones
Si vamos a meter las zapatillas en la lavadora o a aplicarles cualquiera de los sistemas de limpieza en mojado o en seco que hemos mencionado anteriormente, lo primero que debemos hacer es desmontarlas, es decir, quitar los cordones y las plantillas (en caso de que sean de quita y pon).
Los cordones en la mayoría de los casos quedarán limpios con un simple lavado en la lavadora, y tienen la ventaja de poderse lavar a elevadas temperaturas sin deformarse (aunque eso depende del material de su extremo, que si es plástico podría deformarse a más de 60 grados).
También se puede usar lejía o quitamanchas en ellos. Dependiendo del material del que estén hechas las plantillas pueden requerir más o menos cuidados, pero la mayoría se pueden limpiar imitando las técnicas que se vayan a usar para el resto del zapato.
Finalmente, las suelas suelen ser de goma o cuero, y en ese caso se les puede aplicar limpiezas a base de agua y jabón o usar cualquiera de los métodos descritos para las zapatillas de piel. No obstante, si fueran de esparto (como pasa con algunas zapatillas que imitan las espardeñas catalanas y mallorquinas, deben usarse métodos de limpieza en seco que no afecten a la fibra y evitar frotar con cepillos.
Por suerte, las escasas zapatillas con suela de esparto que hay en el mercado suelen usarse para outfits formales, y no acaban en situaciones en las que sean susceptibles de acabar llenas de barro, grasa u otras sustancias.